Mujeres cabeza de familia, las más ahorradoras de América Latina
Las mujeres jefes de hogar y los hombres urbanos entre 40 y 50 años con empleos formales son los grupos con más educación financiera y con mayor capacidad de ahorro en latinoamérica, según un nuevo informe
En América Latina los hombres siguen teniendo más capacidad de ahorro que las mujeres, pero cuando ellas se empoderan y toman las riendas de los recursos financieros del hogar, su gestión suele ser más eficiente, según el informe Determinantes Socioeconómicos de la Educación Financiera, realizado por CAF -banco de desarrollo de América Latina-, centrado en los casos de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú.
La publicación también señala que las personas con un nivel educativo bajo, los residentes en zonas rurales, los jóvenes y los adultos mayores son los grupos con menos capacidades financieras y, por lo tanto, los que menos ahorran.
"Las mujeres en América Latina siguen teniendo menores niveles de educación financiera que los hombres, pero cuando controlan las finanzas del hogar, suelen tener menor aversión al riesgo, vigilan personalmente sus finanzas y son más propensas a planificar en función de metas financieras de largo plazo", explica Diana Mejía, experta en inclusión financiera de CAF y coautora del informe.
Entre los países analizados, los bolivianos se destacan como los más ahorradores, con un 71% de la población que asegura ahorrar, aunque el 38% de ellos lo hace de manera informal (en una alcancía o "debajo del colchón").
El informe señala que los gobiernos deberían crear estrategias diferenciadas para cada segmento de la población, especialmente aquellos con menores capacidades financieras, con el fin de mejorar las decisiones financieras de los individuos, lo cual tendría un impacto significativo sobre la pobreza y el fortalecimiento de la clase media.
"El ahorro es esencial para el crecimiento económico de los países y para el bienestar de las familias. Tanto a nivel nacional como individual, los ahorros se pueden usar durante contextos económicos adversos, algo importante en América Latina, donde alrededor del 40% de la población se encuentra en riesgo de caer en la pobreza", explica Mejía.
El estudio se basa en encuestas realizadas en Bolivia, Ecuador, Colombia y Perú. Estas son las principales conclusiones para cada país:
- Bolivia: se observa una menor brecha de género que en los otros tres países. Las mujeres obtienen mejores resultados que los hombres en el manejo diario del dinero del hogar, hecho que tiene un efecto positivo para las mujeres que participan en la toma de decisiones financieras de sus familias. Este es el único de los países evaluados en el cual las madres solteras revelan una mejor comprensión de los conceptos financieros.
- Ecuador: los ecuatorianos que ahorran de manera formal tienen mejores actitudes y conductas financieras. Por su parte, los individuos solteros tienen peores actitudes financieras que el promedio.
- Colombia: en el país quienes ahorran de manera formal y los habitantes de zonas rurales revelan mejores actitudes financieras.
- Perú: las mujeres que reciben transferencias monetarias condicionadas en Perú obtienen mejores resultados en el manejo diario del dinero del hogar, lo cual contrasta con los resultados de los demás países en donde se observa que, en promedio, los receptores de transferencias o subvenciones por parte del gobierno tienen peores resultados en el índice de conceptos y conocimientos y muestran actitudes contrarias al ahorro. Este hallazgo indica que en Perú este tipo de programas sociales dirigidos a mujeres ha estado acompañado de programas de educación financiera.
La investigación afirma que el uso de mecanismos formales como las cuentas de ahorro mejora las capacidades financieras de los individuos, por lo que los programas de inclusión y educación financiera deben enfocarse no solo en la transmisión conocimiento sino también en difundir la importancia del ahorro para las familias.
La educación financiera puede tener un gran impacto en el bienestar de las familias, así como en la inclusión social, ya que facilita el uso efectivo de los productos financieros y ayuda a que las personas desarrollen las habilidades para comparar y seleccionar los que mejor se adapten a sus necesidades.