Capacidades públicas para un desarrollo efectivo
En los últimos años, el debate sobre el desarrollo se ha centrado más en definir cuáles son las mejores políticas para el crecimiento y la inclusión y menos en las capacidades de las agencias encargadas de poner en marcha esas iniciativas. En otras palabras, debatimos más sobre "qué" hay que hacer, y no tanto sobre "cómo" debe hacerse
Por ejemplo, en 2001 Colombia lanzó un programa de inclusión de tecnología informática en las escuelas llamado "Computadores para educar". El plan consistía en recolectar ordenadores usados, modernizarlos, y llevarlos a las escuelas para que sean utilizados por docentes y estudiantes. El objetivo: mejorar las habilidades de los alumnos en lengua. Entre 2000 y 2014 el gobierno colombiano repartió cerca de 780 mil ordenadores en 41 mil sedes educativas para casi 8 millones de niños y jóvenes. Al momento de su lanzamiento, "Computadores para educar" - que sigue vigente - no era un programa aislado: muchos países en desarrollo, sobre todo en América Latina, estaban por entonces implementando políticas similares en busca de disminuir la brecha tecnológica, capacitar a los docentes en nuevas tecnologías, actualizar metodologías de estudio, y, consecuentemente, mejorar habilidades de aprendizaje.
Pero "Computadores para educar" no logró su objetivo. Estudios posteriores mostraron que los alumnos colombianos no habían mejorado significativamente las calificaciones en lengua, en gran parte porque los maestros y profesores de lenguaje, aunque habían sido capacitados, no utilizaban los ordenadores para enseñar. Había más ordenadores disponibles, más modernos, con acceso a internet, pero el tipo de enseñanza que se impartía no se modificó. Conclusión: la educación de los alumnos no mejoró en la medida que se esperaba.
Este no es un caso aislado en el que un programa público no obtuvo los resultados deseados. Sin embargo, este y otros problemas en la provisión de bienes y servicios públicos podrían solucionarse mejorando la capacidad de los Estados.
¿Pero qué es la capacidad del Estado? El concepto está vinculado a aquellos factores que afectan la habilidad de las entidades públicas de diseñar políticas públicas y ponerlas en práctica de forma eficaz y eficiente y generar aprendizajes a lo largo de estos procesos.
Pero, ¿cuáles son estos factores? En el Reporte de Economía y Desarrollo 2015 (RED), elaborado por CAF -banco de desarrollo de América Latina-, se mencionan cuatro: la calidad de la burocracia, el sistema de compras, la participación ciudadana, y los procesos de monitoreo y evaluación de políticas públicas.
En relación a la burocracia, es fundamental remunerar bien a los funcionarios e incentivar su esfuerzo. Esto se logra a través de la flexibilización de la estructura salarial con el objeto de vincular el salario y el desarrollo de la carrera con las competencias y el esfuerzo del trabajador y así atraer a mejores burócratas e incentivarlos a un mejor desempeño.
En segundo lugar, es necesario combinar control y transparencia para comprar mejor. Al combinar mecanismos de monitoreo y vigilancia con una mayor transparencia, se generan los incentivos apropiados para hacer más eficientes las compras públicas.
Tercero, fomentar la participación ciudadana es clave para mejorar la efectividad de la rendición de cuentas. Es importante lograr una relación más directa y frecuente entre los ciudadanos y la burocracia encargada de la provisión de los bienes y servicios públicos.
Por último, gestionar el conocimiento y generar aprendizajes permite una mejor gestión. La gestión de las políticas públicas es una fuente permanente de experiencias que pueden convertirse en conocimiento y aprendizaje para los hacedores de política.
En América Latina ya comenzaron a surgir distintas iniciativas para medir el desempeño de sus Estados en las distintas etapas del ciclo de política pública. En cuanto a la evaluación de programas, son varios los países que cuentan con una institución encargada de monitorear y evaluar la actividad gubernamental, y cuentan con un marco legal que exige la realización de evaluaciones y establece estándares técnicos, incorpora sistemas de información estadística de calidad y pertinente para poder evaluar los proyectos, y exige que se publiquen los resultados de las evaluaciones. Adicionalmente, se están desarrollando mecanismos para generar aprendizaje institucional a partir de las evaluaciones. Un ejemplo de agencia es el de Colombia, que cuenta con el Sistema Nacional de Evaluación de Gestión y Resultados (SINERGIA).
No existe una única receta para alcanzar un Estado efectivo, ni tampoco se puede esperar que un Gobierno sea infalible. Lo importante es establecer las bases para un funcionamiento fluido del aparato estatal, siempre abierto a aprender de los errores.