Los desafíos en políticas para la inclusión social, educación y desarrollo urbano pospandemia
El tercer ciclo de la serie Diálogos de Política para la Recuperación Pospandemia contempló el análisis de estrategias para replantear las políticas sociales en beneficio de los más vulnerables en la región.
En el marco de la tercera entrega de Diálogos de Política para la Recuperación Pospandemia, CAF -banco de desarrollo de América Latina- organizó el evento virtual “Políticas para la Inclusión Social”, un encuentro en el que expertos reflexionaron sobre el estado de los sistemas de protección social, a partir de resultados de estudios y experiencias de éxito en la región durante y pospandemia, con el objetivo de buscar estrategias que puedan asegurar el acceso de servicios sociales básicos.
En el primer panel, bajo la moderación de Julián Suárez, vicepresidente de Desarrollo Social de CAF, se expusieron resultados y recomendaciones de estudios elaborados por expertos de CAF sobre políticas implementadas en la región durante la crisis sanitaria originada por la pandemia, y su impacto en la salud, protección social, seguridad, educación y desarrollo urbano.
Para Lucila Berniell, economista principal de la Dirección de Investigaciones Socioeconómicas de CAF, la región arrastra tres problemas centrales en las áreas de protección social y de salud que se han intensificado con la llegada de la pandemia: coberturas de protección social incompletas, desiguales y con diseños muchas veces en conflicto con los incentivos a la formalidad laboral. “El gran desafío, que la pandemia agravó, es el de mejorar las coberturas horizontales y verticales de la protección social social la región. Esto implica no solo un desafío presupuestario importante sino también uno de gestión, y ambos quedaron muy en evidencia por las tensiones impuestas por la pandemia", señaló Berniell.
En el tema de educación, Ricardo Estrada, economista principal de la Dirección de Investigaciones Socioeconómicas de CAF, explicó que la pandemia deja en el ámbito educativo una caída de los aprendizajes y un aumento en la deserción escolar, aspectos que pueden provocar efectos negativos a largo plazo en la trayectoria profesional de la actual generación de estudiantes.
La pandemia afecta los resultados educativos principalmente por tres factores: el primero enfocado en hogares vulnerables afectados por la pandemia que no pueden ofrecer un adecuado espacio de aprendizaje al alumno, el cual debe por ejemplo enfocarse en asumir responsabilidades ajenas a la educación para apoyar a su familia; el segundo pasa por las limitaciones de la educación a distancia, que no logra equipararse con el aprendizaje presencial; y el tercer factor se refiere a la dificultad para acceder en los hogares a equipos y servicios necesarios para participar en la educación a distancia, factores que resultan en un aumento de los índices de deserción escolar. “Por eso la importancia de que exista una respuesta de políticas del sistema educativo que estén a la altura del desafío que nos planteó la pandemia”, subrayó Estrada.
Sobre la problemática de seguridad ciudadana, Ernesto Schargrodsky, director de Investigaciones Socioeconómicas de CAF, explicó que si bien los índices de inseguridad se han reducido en la mayoría de los países en los primeros meses de cuarentena probablemente resultado del confinamiento de la población, esto podría revertirse en la pospandemia. Según el experto, entre los factores que pueden elevar las cifras de la inseguridad son, en primer lugar, el incremento en los índices de pobreza y, potencialmente, de desigualdad; el cierre de escuelas y el abandono escolar, que llevan a un alto grado de que los jóvenes cometan delitos; la recesión y el desempleo. “En las políticas de inclusión hay que considerar programas sociales que reduzcan la inseguridad que golpea a todos los estratos sociales”, señaló.
Para Pablo López, ejecutivo senior de la Dirección de Análisis y Evaluación Técnica de Desarrollo Sostenible de CAF, el desarrollo urbano pospandemia tiene el desafío de establecer prioridades, como por ejemplo, enfatizar la distribución de recursos, la gestión de servicios básicos y de transporte y encontrar soluciones para la vivienda y hábitat; áreas que, junto a la problemática de asentamientos precarios, no dejaron de ser un tema crítico. “Se tienen que priorizar las inversiones y encontrar una vía de agenda abierta para el aumento de la productividad de las ciudades”, indicó López.
Como principal conclusión de este primer panel, se enfatizó en que la región tiene el gran desafío de que los efectos transitorios de la pandemia no sean permanentes.
El segundo panel dio paso a la discusión de políticas públicas con la participación de Juan Mauricio Ramírez Cortes, Secretario Distrital de Hacienda de Bogotá, Colombia y Adriana Aristimuño, Directora Sectorial de Planificación Educativa y Directora Ejecutiva de Políticas Educativas, Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) de Uruguay. Ambos invitados internacionales expusieron casos de éxito de aplicación de políticas para la inclusión social en sus respectivos países.
Ramírez comentó sobre la estrategia de implementación de ciclovías en la capital colombiana que se inició antes de la pandemia y que se reforzó y amplió durante el periodo de pandemia. Como resultado del confinamiento, las restricciones trajeron cambios en la movilidad urbana: se empezó a usar menos el transporte público y privado, para dar paso a las formas de movilidad más sostenible. Bogotá creó una red de ciclo-carriles en avenidas atendiendo al auge del fenómeno de la bicicleta y a la necesidad de descongestionar el transporte público para prevenir el contagio del Covid-19.
Para terminar, Aristimuño comentó sobre el caso de éxito de Uruguay en el sistema educativo virtual durante la pandemia, con un sistema educativo que permitió que los estudiantes continúen con su formación a través de la aplicación de un programa educativo con acceso a la educación virtual, pese a las limitaciones del confinamiento y restricciones y luego un retorno a la capacitación presencial, con una menor duración del cierre de las escuelas respecto de otros países de la región.