Panamá y el desafío de afrontar los retos de la transformación digital en la educación
El país centroamericano cuenta con una alta demanda en el sector digital, pero debe avanzar en la formación del capital humano suficiente para satisfacer estas necesidades.
En 2020, la emergencia sanitaria producto del COVID-19 cambió la educación primaria, secundaria y superior como se conocía en la mayoría de los países de Latinoamérica y el Caribe, sacando a los alumnos de las aulas de clase y dirigiéndolos a la educación a distancia y a las nuevas modalidades híbridas. Este fenómeno acrecentó las brechas educativas ya existentes entre la población, lo que ha producido aumentos en la deserción escolar y la pobreza del aprendizaje. Estas brechas se han profundizado, entre otros factores, por el acceso desigual de estudiantes y familias a la tecnología, y por los déficits de habilidades de estudiantes, docentes y trabajadores para hacer frente a la acelerada transformación digital. Durante el foro ImpactES, organizado por SénecaLab y Námika, se debatieron los ejes que pueden guiar los cambios en la educación y las oportunidades que existen para mejorar la calidad, en particular en la educación superior.
Bibiam Díaz, Ejecutiva Principal Especialista en Educación de la Vicepresidencia de Desarrollo Sostenible de CAF -banco de desarrollo de América Latina-, detalló que para hablar de competitividad en Panamá se debe entender cómo las desigualdades golpean a nuestra región, y cómo la pobreza afecta las oportunidades que tienen los latinoamericanos de acceder a la educación y adquirir las habilidades que les permitan afrontar los retos de la cuarta revolución industrial.
“Panamá debe fortalecer las habilidades del capital humano, incrementar las capacidades que tiene el país para investigar e innovar y profundizar en el uso de las tecnologías en el sistema educativo y de los procesos productivos en general, para así impulsar la transformación digital con sostenibilidad”, recalcó Díaz.
El principal desafío para Panamá es avanzar en políticas públicas y programas nacionales que aceleren la cualificación del capital humano, buscando que la inclusión de la tecnología en el sistema educativo sea prioridad en todos los niveles. La brecha puede reducirse viendo que se esté apuntando a las necesidades que el país en realidad necesita y que estén enfocadas en el sector digital como telecomunicaciones o trabajos en los que la emergencia provocada por el COVID-19 ha acelerado su digitalización.
Según el estudio “Diagnóstico de necesidades actuales y futuras de trabajadores para el sector de tecnologías digitales en Panamá” de CAF, el istmo centroamericano cuenta con una demanda adicional de más de 6.700 empleos anuales hasta el 2024. Teniendo en cuenta que anualmente se gradúan cerca de 3.200 profesionales anualmente en áreas STEM, esto deja al país con una brecha entre oferta y demanda de cerca de 3.500 empleos en el sector digital.
Díaz planteó a las instituciones de educación superior adoptar la tecnología desde una perspectiva integral, mejorando la infraestructura y el acceso a la conectividad, pero sobre todo avanzando en la transformación y diversificación de sus ofertas educativas para el desarrollo de habilidades digitales, ya que de acuerdo con el estudio “Análisis de las ofertas existente para el desarrollo de habilidades en tecnologías 4.0 en Panamá” de CAF, en los programas actuales existe poco espacio para las pasantías, son ofertas mayoritariamente de larga duración enfocados a las licenciaturas, y no cubren todas las necesidades de los puestos de trabajo que requiere la transformación digital.
El foro ImpactES, en su segundo día de debate contó con la participación de otros especialistas como: Yen Caballero, de la Autoridad Nacional para la Innovación Gubernamental; Nixa Gnaegi de Ríos, de la Universidad Tecnológica Oteima; Ernesto Reyes, de la Secretaria estretégica para el desarrollo y competitividad; Galileo Solis, del Banco Interamericano de Desarrollo BID; y Milena Gómez, del Instituto Técnico Superior Especializado ITSE.