El agua que trae esperanza a los cerros de Lima

14 de octubre de 2024

CAF –banco de desarrollo de América Latina y El Caribe- cofinancia el proyecto Nueva Rinconada, el cual busca dotar de agua potable a más de 400 mil personas de los distritos de Villa María del Triunfo, Villa El Salvador y San Juan de Miraflores, al sur de Lima.

Carlos Chávez Montoya mira el horizonte desde la cima del cerro donde ha vivido por casi treinta años. Aún es de madrugada, pero él ya está en pie, listo para abrir la llave de agua que abastece su tanque. “Hay que levantarse temprano para aprovechar cada gota”, dice mientras observa cómo el depósito se va llenando. Este gesto, que para muchos es cotidiano, representa para Carlos y su familia un logro inmenso, el fruto de años de lucha.

Carlos es presidente de la Comisión Central del Súper Esquema de los 300 Nueva Rinconada, que abarca varios asentamientos de los distritos Villa María del Triunfo, San Juan de Miraflores y Villa El Salvador, al sur de Lima. Desde hace 15 años, él y sus vecinos han peleado por acceder a servicios tan básicos como agua y desagüe. Hoy, gracias al proyecto Nueva Rinconada, que inició en 2021 con financiamiento de CAF, el gobierno peruano y Sedapal –la empresa de servicio de agua potable y alcantarillado de Lima, su sueño comienza a hacerse realidad. Aunque el agua aún llega de forma intermitente, el avance es significativo. "Cuando el proyecto termine el próximo año y todos tengamos agua y desagüe al 100%, nuestra vida no solo será más digna, sino que mejorará nuestra salud y bienestar", comenta con esperanza.

Antes, la realidad era muy diferente. Como muchos en la comunidad, Carlos debía comprar agua a los camiones cisterna a precios abusivos o, en su caso, tender una manguera de casi medio kilómetro desde la casa de un vecino para llenar su depósito. Pero lo más crítico era la falta de alcantarillado. En los cerros, hacer silos era la única opción, pero no por mucho tiempo. "Llegó un punto en el que no había más espacio para hacerlos. Era insostenible y peligroso, sobre todo si volvía una emergencia como la pandemia del Covid", recuerda. La llegada del proyecto no solo ha traído infraestructura, sino también tranquilidad y seguridad para todos.

A unos kilómetros, en otro cerro empinado de Villa María del Triunfo, Yuli Córdova Ananque también espera ansiosa el final de las obras. Para llegar a su casa, es necesario subir una escalera natural formada por el terreno rocoso. Allí vive con su familia en una vivienda prefabricada, aún sin agua ni desagüe. Yuli, secretaria general del Asentamiento Humano Rafael Chacón Pizarro, recuerda los años en que debía pagar hasta 200 soles al mes por el agua de cisterna, una cifra exorbitante considerando su economía. “Nosotros, los más pobres, terminamos pagando más por agua que quienes viven en zonas residenciales”, lamenta. Desde que estalló la pandemia, el agua que reciben es gratuita, pero la incertidumbre de no tener una conexión estable y segura sigue afectando su calidad de vida.

El proyecto Nueva Rinconada, con una inversión de más de 1.200 millones de soles –de los cuales casi 200 millones de soles es aporte de CAF, 800 millones de soles son bonos soberanos del gobierno peruano y los 200 millones restantes es la contrapartida de Sedapal– es considerado la obra más grande de Sedapal y transformará la vida de más de 400.000 personas.

Esta obra incluye la instalación de 8.500 nuevas conexiones de agua y 9.900 de alcantarillado, la construcción de 20 reservorios y la rehabilitación de 35.000 conexiones. Todo ello en zonas de difícil acceso. Para que esta zona sur de Lima tenga agua de manera sostenida, se construye en la zona de Nueva Esperanza en Villa María del Triunfo, un reservorio con capacidad para albergar y distribuir 20 mil metros cúbicos de agua. Esta infraestructura se levanta sobre un cerro rocoso al cual se le ha ganado terreno y se constituye no solo en la obra de ingeniería hidráulica para agua potable más grande de Lima, sino del Perú, lo cual lo hace más emblemático aún.

Lima, una ciudad donde más de un millón de personas aún carecen de acceso a agua y desagüe, enfrenta enormes desafíos. Sin embargo, iniciativas como esta permiten vislumbrar un futuro más justo. “Gracias al apoyo de CAF, Sedapal está logrando lo que parecía imposible: llevar agua y saneamiento a los cerros”, comenta Carlos. Para él y para Yuli, el agua no solo es un recurso, sino la llave que abre las puertas a una vida más digna, con menos enfermedades y más oportunidades.

El avance de estas obras no solo mejora las estadísticas; mejora la vida de familias que han resistido en condiciones extremas. Mientras los camiones y excavadoras siguen su labor en las laderas de los cerros para avanzar con las obras del proyecto, la esperanza crece en cada rincón. Pronto, los cerros de Lima, por lo menos los del sur de la ciudad, dejarán de ser sinónimo de carencias para convertirse en símbolo de resiliencia y progreso.