3 claves para aumentar la inclusión social en América Latina

ONU Hábitat indica que en los últimos 10 años la región es el lugar donde más aumentó la tasa de equidad entre su población

19 de mayo de 2015

El modo de hacer y vivir las ciudades puede influir positivamente en la integración de la sociedad. Es precisamente en los espacios públicos donde se da la interacción social y el reconocimiento del otro. 

El informe Inclusión de habitantes en la ciudadanía plena. Experiencias de desarrollo urbano e inclusión social en América Latina menciona tres puntos que ayudan en este sentido: 

  1. Conexión espacial. En las poblaciones donde hay un acceso fácil, público y con tarifas accesibles de transporte, la ciudadanía tiene más posibilidades de aceptar ciertos trabajos que puede estar más alejados de sus casas. Las oportunidades en la ciudad son mucho más amplias. La conectividad y movilidad, un sistema de transporte digno, amplio y con servicio eficiente, conllevan a una mayor equidad.
     
  2. Capacitación y educación. A corto plazo, la capacitación se puede llevar a cabo mediante iniciativas públicas y privadas. Como talleres, apoyos a emprendedores de sectores informales para que formalicen sus negocios o adquieran cualidades que le permitan entrar a un empleo dentro de la ciudad. Es un vehículo para la inserción que ya ha dado sus frutos, por ejemplo, en Quito con el programa Con Quito. A mediano y largo plazo, la educación es sin duda uno de los grandes proyectos que ayudan a lograr una mayor equidad social. Por ejemplo, el programa 'Buen Comienzo' en Medellín habilita unos centros para que las madres lleven a sus bebés de pocos meses. Se busca potenciar su mente para tener la capacidad máxima, algo determinante en los primero años de vida, así como una buena nutrición, clave para su desarrollo.
     
  3. Cohesión social. Son las oportunidades que da la ciudad a las personas de distintos estratos sociales, de distintas edades, de compartir un espacio común. Su seno es el espacio público. Puede ser una plaza, parques, pero también calles y veredas, incluso servicios como el transporte público. Es en estos lugares donde se da el roce social que permite el reconocimiento del otro. Ciudades como Bogotá, Medellín, Quito, Guayaquil o Buenos Aires han aumentado los metros cuadrados por habitante de espacio público como modo de aumentar la interacción social.

 

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