5 retos y desafíos a la eficiencia energética en la región

La pérdida de energía es un fenómeno costoso y América Latina registra pérdidas eléctricas en el orden del 14% del total generado.  El desafío es obtener los mismos beneficios del consumo actual haciendo uso de menos recursos

15 de octubre de 2013

La eficiencia energética es una solución limpia y de bajo costo a la creciente demanda de energía de América Latina. Busca obtener los mismos beneficios del consumo actual haciendo uso de menos recursos económicos y energéticos a través de mejoras tecnológicas e innovación en procesos, pero también por medio de cambios en los patrones de consumo de energía.

Aunque se han observado experiencias exitosas, la eficiencia energética no está como una prioridad en la agenda política de la región. Hasta ahora, las iniciativas han sido aisladas y no se observa una visión trasversal de la eficiencia energética como parte integral de la política energética de los países.

La pérdida de energía es un fenómeno costoso y América Latina registra las pérdidas eléctricas más altas del mundo, en el orden del 14% del total generado. Cada punto porcentual representa cerca de 500 millones de dólares anuales que son desaprovechados por causas técnicas, como limitaciones mecánicas, y no-técnicas, como la congestión vial. Estas ineficiencias en la generación y distribución de energía pueden ser corregidas a través de políticas de eficiencia energética.

La publicación "Energía: una visión sobre los retos y oportunidades en América Latina y el Caribe" señala que el desarrollo de dichas políticas enfrenta una serie de retos que, a grandes rasgos, se pueden sintetizar en cinco puntos:

  1. Hacer de la eficiencia energética un componente de la política energética de los países.
  2. Integrar el mercado energético latinoamericano para alcanzar economías de escala que faciliten la penetración de tecnologías y estándares de eficiencia energética.
  3. Fijar autoridades responsables de la ejecución y el cumplimiento de las metas de ahorro energético y trasversalización del enfoque de eficiencia energética.
  4. Establecer metas e indicadores que cuantifiquen el seguimiento de las políticas públicas en energía.
  5. Garantizar recursos financieros de los programas de eficiencia energética a largo plazo.

 

 

 

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