La imagen de la familia "normal" como pilar de la sociedad ha
ido desdibujándose. Al menos en Chile, durante el último año,
el 73% de los bebés nacieron por fuera de una familia
convencional, con un padre ausente o sin que ambos padres
estuvieran casados. Además, en el 40% de los hogares de Santiago,
la capital chilena, los "jefes" de hogar son mujeres solas.
Con estos datos, Mónica González, veterana
periodista chilena y directora del Ciper, abre el debate del taller Mujeres líderes en la sala de
redacción. Sugiere que esas cifras bien podrían reflejar una
realidad similar en cualquier país latinoamericano, razón por la
que en estos tiempos es necesario detenerse a pensar en
cómo abordar los temas de género y garantizarles más espacio en las
agendas de los medios.
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González pide evitar hablar de mujeres "solo por hablar".
Centrarse en mirar únicamente lo que hacen los activistas o
los movimientos feministas tampoco es la salida. Hay que
darle la vuelta a la forma de contarlo todo: desde los
feminicidios, hasta las historias que hay detrás de esos casos
terribles o de las cifras que dicen que la mujer de hoy lleva las
riendas de la familia.
La mejor alternativa, en concepto de la maestra, es
ponerle rostro y alma a esas realidades que no solo afectan a las
mujeres, sino a toda la sociedad, porque se traducen en la
debilitación de las democracias. También hay que hablar mucho más
de desigualdades y de impunidad. ¿Cómo hacerlo desde los medios de
comunicación? Estas son algunas de sus recomendaciones:
- Conocer las leyes: para contar la
violencia, cualquiera que sea, primero es necesario saber cómo
funciona el Estado. Para ello recomienda conocer lo
que reglamentan todas las leyes, desde las anticorrupción, hasta
las que sancionan delitos importantes y que afectan la vida
cotidiana de los ciudadanos, que en el caso de las mujeres se
agrava: en la mayoría de los países de América Latina, las leyes
para castigar feminicidios, por ejemplo, son letra muerta. Esto es
algo que se debe enfrentar, denunciar e investigar.
Hay que entender de reglamentos ambiguos o "líricos".
También es necesario llegar al origen de la ley, saber
quién la propone. Y luego, desde el periodismo,
tratar de responder ciertas preguntas clave: ¿Cómo hacer para que
los hombres que cometen estos delitos finalmente paguen? ¿Cómo
obligar al Estado a que lo garantice? ¿Qué puedo hacer para que se
preocupen por diseñar políticas públicas que realmente enfrenten
estas realidades?
- Saber dónde estamos paradas: aunque persisten
los prejuicios, América Latina ha avanzado en muchos temas, como la
homofobia. Algunas naciones ya tienen un conjunto de regulaciones
que favorecen que la discriminación sea sancionada y otras todavía
enfrentan unos niveles homofóbicos deleznables. Pero al final se
trata de un notable avance, que no se ve en los temas de
mujeres.
La maestra plantea: ¿Por qué no hay avances en lo que respecta a
mujeres solas, mayoritariamente de estratos sociales bajos y que
enfrentan la vida con niños, sin 'macho proveedor', sin educación,
en situaciones de pobreza y expuestas a ser víctimas de la
violencia?
- Dar la pelea en la redacción: si en una
reunión de pauta donde hay mayoría de hombres, una reportera o
editora propone el tema de una joven que fue violada por dos
chicos, todos en situación de calle, y la respuesta es negativa
porque se trata de "drogadictos" o "indigentes", "acostumbrados a
vivir así", y además se lo dicen a modo de broma, para suavizar la
situación, "¿qué harías tú?", pregunta González a las participantes
del taller.
La respuesta para ella es clara: "nunca sonrías. Sigue
firme con tu idea de mirar la historia que está detrás: quiénes
son, dónde nacieron, cómo llegaron a la calle, cómo viven
así. Pregúntales: ¿Saben lo que significa sobrevivir
en la calle? ¿Saben cuántas personas están así en este país?
Transformarás interrogantes en argumentos sólidos y razones para
investigar".
- Trabajar en equipo con los hombres:
González propone evitar hablar de la discriminación o la
violencia en contra de las mujeres como temas aislados. El trabajo
de las mujeres periodistas también está al lado de los compañeros
en las redacciones y uno de sus retos es lograr que el que no lo
entiende, finalmente termine por entenderlo, para lograr ver la
agenda que no se ve y hacer el trabajo como es debido.
- Hurgar donde nadie hurga: cuando se
publica alguna encuesta, muchos medios se limitan a los números,
sin ver lo que hay detrás de una cifra ni hacer radiografía a esos
datos. Es en ese "material sobrante" de las
encuestas donde está lo más valioso. Por ejemplo, si se habla de
violencia contra la mujer, hay que buscar los rostros que ilustren
esas cifras; pero no hacerlo solo desde el dolor, las lágrimas, la
sangre y los golpes. González recomienda hurgar en lo que hay o
hubo detrás, buscando otras narrativas.
- Desmenuzar el miedo: el miedo siempre
juega un papel importante en la violencia. El
trabajo del periodista está en desmenuzarlo. En casos de violación,
por ejemplo, hay que indagar en el silencio de la mujer que calla,
averiguar cómo el victimario la aisló, la aterró, cómo la amenazó.
También es una manera de romper otra barrera: la del silencio
colectivo, para jugar en contra de la normalización de la
violencia.
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El taller Mujeres líderes en las salas de redacción, en el que
participan 16 editoras y reporteras de América Latina, tiene lugar
en Santiago de Chile del 14 al 17 de marzo. Esta actividad es
organizada por la Fundación Gabriel García Márquez
para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI- y
CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, con el
apoyo de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Conduce Mónica González, directora del Ciper y miembro del Consejo
Rector de la FNPI.