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En vísperas de la celebración de su trigésimo aniversario, la Corporación Andina de Fomento (CAF) ha beneficiado a 385 mil microempresarios a través de quince instituciones financieras asociadas de la región andina (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela), tras un plan de desarrollo y consolidación de instituciones financieras que canaliza recursos hacia el sector.
Para el presidente ejecutivo de la CAF, Enrique García, la importancia de la microempresa radica en que es una gran generadora de empleo, con una contribución dinámica e importante en la economía de los países. "Este sector -señala- es prácticamente responsable de la creación de uno de cada tres empleos en la Comunidad Andina e, incluso, en algunos de sus centros urbanos más poblados emplea a más de la mitad de la población económicamente activa. Pese a que los microempresarios participan en la provisión de bienes y servicios esenciales, menos del 2% tiene acceso permanente a servicios financieros. Esta deficiencia debe ser subsanada con servicios financieros eficientes, oportunos y sostenibles".
En Venezuela el servicio a los microempresarios es nuevo y con grandes perspectivas de crecimiento. Dentro de su estrategia de apoyar al sector, la CAF participó en la conformación del capital accionario de Bangente, la única institución microfinanciera privada que trabaja en el país y que en solo un año de funcionamiento atendió a 2.700 microempresarios y cuenta con un mercado potencial extraordinario. De hecho, en Catia se encuentran tantos microempresarios potenciales, como activos en La Paz, Bolivia, país líder en instituciones microfinancieras pues ha incursionado en este campo desde hace 15 años. Hoy Bolivia cuenta con siete instituciones formales que atienden a 230 beneficiarios con una cartera de créditos de calidad, por el orden de los US$ 230 millones.
De la tercera asamblea de accionistas de Bangente, resalta la expectativa de crecimiento sostenible para los próximos años. Según afirma Fernando Prado, Director de Instituciones Financieras de Desarrollo de la CAF, "la muestra de que Bangente está funcionando bien se mide por la cobertura continua de su clientela y los planes de expansión hacia sectores marginales donde generalmente ningún banco accede, con un esfuerzo constante por mantener una rentabilidad que los independice del subsidio y una baja tasa de morosidad que evidencia la valoración del servicio por parte de los beneficiarios, pues en este tipo de banco el cliente crece con la institución".
En cuanto al apoyo que la Corporación le está brindando a las instituciones microfinancieras, Prado señala que éste contribuye a crear instituciones ágiles, con costos de transacción más bajos que reduzcan los costos totales de endeudamiento. "Para el producto que la banca comercial ofrece el microempresario no califica -afirma-, pues requiere un producto diferente que debe dárselo una institución especializada. Para ellos los créditos deben ser a muy corto plazo, baratos en comparación con los usureros u otras instancias y estar garantizados por la confianza y el récord crediticio del empresario. Este servicio ha contribuido a disminuir la pobreza tanto en Venezuela, como en América Latina".
La estructura accionarla de Bangente es en un 50% venezolana y 50% internacional. Gracias a la iniciativa que tomara Edgar Dao del Banco del Caribe, junto al Pbro. Armando Janssens del Centro al Servicio de la Acción Popular (Cesap), la Fundación Eugenio Mendoza y la Fundación de la Vivienda Popular quienes se acercaron a la Corporación Andina de Fomento (CAF) en busca de apoyo financiero-, Bangente es desde enero de 1999 una realidad en la Av. Bolívar con Washington, en Catia, primera sede y agencia de este banco que espera abrir otra puerta este año en Petare.
En la creación de esta entidad la CAF tuvo una participación decisiva no sólo por aportar recursos a su capital accionarlo, sino por contribuir a captar otros socios internacionales que aceptaron el reto, como son: Pro Fund Internacional, Acción Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), organismos multilaterales interesados en invertir en instituciones microfinancieras.
"Me impresiona la participación de los multilaterales -explica el Pbro. Janssens, Presidente de Bangente-, no sólo financieramente, sino por su participación activa en todos los componentes: una asistencia total a las asambleas para que el banco tenga éxito. Además, la CAF facilitó la capacitación de los asesores de negocio, aunque todos los días estamos pendientes de comprender a nuestros clientes y así afinar nuestra tecnología bancaria, que en gran medida es tecnología comunicacional".
100% banco, 100% social
El modo de operación para atender al microempresario comienza con una larga caminata de visitas. Los clientes de Bangente demuestran con facturas o contactos que tienen un año o más trabajando en su ramo y que no sólo logran sobrevivir, sino que están en disposición de crecer.
Dianorah Lara, asesora de negocio de Bangente, se encarga de tres zonas de Petare: La Dolorita, Guaicoco y Mariche. "El dueño de una agencia de festejos en mi sector nos cedió este espacio los jueves para que diera las charlas a la comunidad y ya la gente lo tiene como punto de referencia y se acercan. Allí les explico qué es Bangente, cuáles son nuestras líneas de crédito, los requisitos y les enfoco el problema de llevar una contabilidad, que reconozcan sus ingresos y gastos. Muchos no manejan eso, no saben. Tienen que fijarse metas de mejoramiento personal. Por ejemplo, una clienta cambió los muebles de la casa por un taller de costura, le aconsejé que separe la microempresa de la casa, para que ella y sus familiares descansen mejor". Asimismo, se enorgullece al atender clientes muy humildes de Mariches, quienes trabajan para Angel Sánchez y Bárbara Palacios.
La educación para adquirir destrezas en el oficio, así como el crecimiento personal que genere satisfacciones y deseos, es básico en el desarrollo de la microempresa. En este sentido, Luisa Pulido de Sucre, de la Fundación Mendoza, encargada del programa de las madres cuidadoras, detecta que al principio los clientes no sienten la necesidad de capacitarse, ni la necesidad de producir más ingresos, pero después de recibir los talleres adquieren mayor seguridad en generar recursos propios e interés por el servicio prestado a la comunidad. "Hemos tenido casos de centros que se convierten en escuelas".
Las dificultades que esta tratando de superar Bangente en este momento se centran en tres aspectos: la credibilidad, el crecimiento sostenible y el ofrecimiento de un servicio acorde a la cultura de su público.
El Pbro. Janssens explica que están generando una referencia de sostenibilidad en el tiempo, pues la mayoría de los clientes son puntuales con los pagos de los préstamos y buscan más crédito según sus posibilidades de crecimiento; sin embargo, "estamos limitados solamente a Caracas, y la solicitud en otras partes del país es tan grande que tenemos la tentación de comenzar más rápido de lo que en el fondo podemos como institución naciente, pues no deberíamos crecer más rápido de lo que estamos seguros es rentable y realizable. Asimismo, nos proponemos prestar un servicio cercano a la cultura de nuestra gente. La finalidad del banco es facilitar un tipo de crédito que no sólo tome en cuenta el desarrollo técnico del producto y la capacidad de retorno, sino también las mentalidades, sus circunstancias y el logro de las actividades productivas en el crecimiento personal y de la comunidad".
Cualquier venezolano que tenga más de un año trabajando y de fe de su labor, puede acceder a un crédito, pues no requiere garantías, salvo en préstamos personales. El modo de funcionamiento es reemplazar la garantía por información. Así, cualquier interesado puede acudir a la sede de Bangente en Catia, ya que todos los días, a las 2:30 pm, se imparten charlas sobre los servicios.
Bangente en cifras:
Del total de 3.800 clientes atendidos, 51 % son hombres y 49% son mujeres. La firma evaluadora de riesgo bancario Faraco y Asociados le otorgó a Bangente la calificación AA+; superior a la lograda por institutos bancarios venezolanos de larga tradición.
Sólo en febrero se concedieron créditos a 711 microempresarios.
El promedio de los créditos es de Bs. 892.895 (US$1.300) por cliente.
La institución tiene un patrimonio de 1.300 millones de bolívares.
Cuenta con más de 65 empleados, de los cuales 42 son agentes de negocio que hacen el trabajo de campo, es decir, visitan a los clientes del Area Metropolitana de Caracas y zonas adyacentes. Composición de la cartera de créditos por tipo de actividad: 55% en comercios, 22,5% en producción y manufactura, y 22,5% en servicios.
La tasa de morosidad del banco es de 8,06%, ligeramente por encima del promedio del sistema financiero, que es de 7%.
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