CAF sigue creciendo con la incorporación de Bahamas como nuevo país accionista
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03 de octubre de 2024
Los bosques secos, en comparación con los bosques húmedos, presentan procesos ecológicos estacionales y una menor productividad primaria neta debido a su densa vegetación durante la estación lluviosa. Son conocidos por su alto nivel de endemismo tanto en flora como en fauna, albergando 55 aves endémicas y ocho mamíferos endémicos. Sin embargo, el Bosque Seco Ecuatorial y Tumbesino se enfrenta a graves amenazas, como impactos climáticos y atmosféricos, desafíos socioeconómicos y de gobernanza, y la falta de apoyo financiero y técnico para agricultores locales en la promoción de prácticas agrícolas sostenibles. Estos factores han aumentado la presión humana en estos ecosistemas, resultando en la degradación de los sistemas naturales, la pérdida de vegetación, suelos y fauna, la disminución en la regulación y suministro de agua, y la reducción de la capacidad de almacenamiento de carbono. Abordar estos desafíos es crucial para garantizar el bienestar de las poblaciones que dependen de este Ecosistema Estratégico en Ecuador y Perú.
El Chocó es un bosque extremadamente húmedo y rico en biodiversidad, con más de 9000 especies de plantas vasculares, 200 mamíferos, 600 aves, 100 reptiles y 120 anfibios. Aproximadamente el 25% de estas especies son endémicas. Este ecosistema es valorado por su singularidad, ya que mantiene la única selva lluviosa tropical continua en el Pacífico sudamericano y es considerado un "punto caliente" de biodiversidad. Para ser un punto caliente, se requiere una alta diversidad biológica, presencia de especies endémicas y una amenaza significativa de extinción debido a la deforestación, la ganadería, la minería y la agricultura. El Chocó cumple con estos criterios, lo que lo hace de gran interés científico y conservacionista.
En la cuenca del río Magdalena, que abarca 250,000 km², se encuentran 233 especies de peces, con un 76% de endemismo. Esta cuenca es vital para la regulación del agua, y más del 80% del PIB de Colombia depende de su productividad. Sin embargo, el 78% de la cuenca enfrenta erosión crítica y problemas como la deforestación, la contaminación por minería ilegal y otros factores ambientales, lo que ha reducido significativamente la pesca en los últimos 40 años. Esta situación afecta a los 30 millones de personas que habitan en este ecosistema estratégico.
CAF está desempeñando un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático en Ecuador al firmar un convenio de cooperación con el Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE) y la FAO. Este acuerdo tiene como objetivo fortalecer la adaptación de las poblaciones vulnerables y los ecosistemas en la cuenca alta del Río Blanco.
Con una donación de USD 2,4 millones del Fondo de Adaptación, se abordarán las necesidades críticas de las provincias de Pichincha, Cotopaxi y Santo Domingo, beneficiando a 74,377 personas. Las acciones clave del proyecto incluyen la conservación y restauración de 230,000 hectáreas de áreas boscosas, la promoción de prácticas agrícolas sostenibles y la integración de la adaptación climática en los planes de desarrollo locales. Así, CAF reafirma su compromiso de apoyar a los países miembros en la preservación del ecosistema y el desarrollo sostenible frente al cambio climático. Conoce más sobre esta noticia aquí
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