Eficiencia energética, clave para un suministro seguro y universal

Si los países de América Latina gestionaran el uso energético a la par de los países de la Unión Europea, podrían ahorrar hasta USD21.400 millones en consumo, equivalente a dos veces el valor del mundial de fútbol Río 2014

20 de enero de 2017

Con un 80% de habitantes viviendo en ciudades, América Latina se ha convertido en la región más urbanizada del mundo. Además de ofrecer importantes oportunidades de crecimiento, esta creciente masificación de las ciudades también ha generado una mayor demanda de energía, tanto para satisfacer las necesidades básicas de los ciudadanos como para desarrollar cualquier tipo de actividad productiva, a gran y a pequeña escala.

De hecho, hoy existen alrededor de 30 millones de personas que no tienen acceso a la energía eléctrica, y existen algunas dificultades para satisfacer la demanda productiva de forma eficiente.

En este sentido, la región deberá mejorar la eficiencia energética, es decir, gestionar mejor el conjunto de acciones que permiten optimizar la relación entre la cantidad de energía consumida y los productos finales obtenidos. Adicionalmente, será necesario incrementar la capacidad de generación energética, para lo que puede valerse de nuevas tecnologías que le permitan extender la oferta de manera sostenible en el tiempo sin generar un impacto mayor en el medio ambiente.

Según el Informe Panorámico del estado de la eficiencia energética en América Latina, elaborado por CAF -Banco de Desarrollo de América Latina-,es necesario que las empresas avancen hacia un modelo energético que disminuya sus costos de operación, sin aumentar sus efectos en el ambiente. La publicación asegura que el sector comercial e industrial es el responsable del 30% del consumo final de energía en la región y, en muchos casos, es un impulsor clave del crecimiento económico.

Mejorar la eficiencia energética es imprescindible para que América Latina pueda avanzar en el ahorro, tanto en el consumo como en el gasto económico, y para garantizar que todos los ciudadanos tengan un acceso seguro y estable a fuentes de energía.

No obstante, "existen desafíos importantes que limitan la implementación de esta propuesta en la región, como la ausencia de instituciones financieras capacitadas en la gestión de programas relacionados con la eficiencia energética, la escasa disponibilidad de fondos de garantía que cubran los riesgos propios de los proyectos en eficiencia energética y la debilidad de entes normativos y marcos regulatorios que favorezcan el desarrollo de proyectos vinculados al tema" explica Mauricio Garrón, director de análisis y estrategia de energía en CAF,.

En respuesta a estas necesidades, CAF ha generado diferentes iniciativas con el objetivo de promover la adopción de la energía eficiente, entre las que se encuentra la creación del Programa Regional de Eficiencia Energética. Este programa, que busca desarrollar proyectos de eficiencia energética para la región, ofrece financiamiento para proyectos y asistencia técnica. Los créditos otorgados están destinados a las áreas de rehabilitación y adecuación de sistemas para la generación eléctrica, transmisión y distribución de energía, así como aquellos relacionados a la demanda de energía como pueden ser hospitales, centros comerciales, hoteles, etc.

Adicionalmente, CAF ofrece un fondo de asistencia técnica para apoyar las etapas iniciales de estructuración de proyectos relacionados con la eficiencia energética y brinda asistencia a las instituciones financieras en la elaboración de instrumentos financieros destinados a esta área. Así, el Programa Regional de Eficiencia Energética ha elaborado estudios de pre-factibilidad y factibilidad en Argentina, Chile, Bolivia, Perú, Uruguay, Panamá, Paraguay, Brasil, Venezuela, Colombia y Ecuador, entre otros, para construir una cartera regional de proyectos bancables y promover el desarrollo de negocios verdes.

A estas iniciativas se suma la promoción de la eficiencia energética a través de la institucionalización de un sello verde y la certificación de normas de huella de carbono en empresas y sus productos, que impulsa la Dirección Corporativa de Ambiente y Cambio Climático de CAF. La propuesta favorecería, sobre todo, las edificaciones públicas, es decir, los hospitales, aeropuertos y puertos; los sistemas de servicio público y las industrias de alto consumo, a las que ha definido como sus áreas de interés.

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