Los negocios “éticos” ganan adeptos en América Latina

Las empresas "B" aspiran a un modelo de negocio transparente, equitativo y respetuoso con el medio ambiente, y cada vez tienen más aceptación en América Latina.

28 de octubre de 2015

Muchos vieron en la crisis financiera del 2008 una buena oportunidad para reformar el sistema económico mundial. La idea, se creía entonces, era alejarse de la especulación desmedida y del culto al dinero para acercarse al bienestar de la mayoría de los ciudadanos -justamente aquellos que más padecieron las consecuencias del colapso económico global.

De esa tendencia surgieron desde agrupaciones académicas hasta movimientos sociales y partidos políticos, pero también repuntó, en el seno del propio sistema financiero y de las empresas en general, las denominadas "empresas B" (de "Bienestar"), que aspiran a un modelo de negocio transparente, equitativo y respetuoso con el medio ambiente -sin perder de vista el leit motive de ser rentables.

Estas empresas, con Unilever a la cabeza, ya cuentan con amplia aceptación y penetración en Estados Unidos y poco a poco -aunque todavía en un segundo plano- van ganándose un espacio en América Latina.

Según el portal sistemab.org, hoy existen más de 1400 compañías certificadas como "B" en 42 países, y se calcula que cerca de 200 están en América Latina. Chile cuenta con 77 empresas certificadas y se ha convertido en el país más destacado de la región en este terreno.

Entre los elementos comunes de estas organizaciones destacan la ausencia de incentivos de bonos para los directivos, la transparencia informativa o la distancia entre los salarios más altos y más bajos. En los estatutos de estas empresas es imprescindible que figure, además de la búsqueda de rentabilidad para los accionistas, el principio de generar un impacto ambiental y social positivo. En otras palabras, que logren solucionar problemas sociales y ambientales a través de su actividad comercial -por ejemplo, una agricultora que genera empleo digno en comunidades rurales a la vez que respeta el medio ambiente.

"Este modelo es un vehículo ideal para que el sector privado contribuya de manera significativa y efectiva con la agenda de desarrollo de América Latina, al tiempo que se reintroduce la ética en los negocios", explica Ana Botero, directora de innovación social en CAF -banco de desarrollo de América Latina.

La experta considera que los países de la región necesitan fortalecer y desarrollar los marcos legales para proteger a este tipo de empresas que tanto contribuyen a ofrecer soluciones a problemas sociales y ambientales. 

"La sostenibilidad del planeta necesita de este tipo de empresas", reitera Botero.

Valor VS precio

"El dinero es esencialmente una relación entre seres humanos. Pero hoy hemos confundido el valor de las cosas con el precio de los productos", afirma Joan Melé, de Triodos Bank, un banco europeo autodenominado ético y sostenible.

Melé, un banquero atípico que mezcla en su discurso conceptos financieros y filosóficos, afirma que el consumidor tiene buena parte de la responsabilidad en el cambio hacia un capitalismo responsable y más igualitario. "Por ejemplo, si una empresa ha talado miles de árboles de la selva colombiana para construir esta mesa -dice golpeando la madera sobre la que apoya su brazo- yo no le voy a comprar más muebles hasta que vuelva a plantarlos y sea respetuosa con el medio ambiente".

 Este tipo de razonamiento, basado en humanizar los negocios y hacerlos sostenibles, es uno de los principios de la rama financiera de las "empresas B", que cada vez tienen más aceptación entre consumidores y empresas a nivel global. Muestra de ello es que actualmente más de 160 empresas están en tramitando su certificación "B", en un proceso que consta de 6 pasos y que deberá culminar en que el modelo de negocio contribuya al bienestar de las personas y de la sociedad.

"La cartera siempre tiene que estar al lado del corazón. Las vibraciones no son las mismas", afirma Melé.

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