Prácticas laborales para mejorar la empleabilidad de los jóvenes

Investigaciones recientes de CAF –banco de desarrollo de América Latina- demuestran que la experiencia laboral provista por una pasantía puede, entre otros aspectos, cumplir un rol señalizador o certificador de la productividad potencial del joven que se convierte en información valiosa para el futuro empleador, reduciendo el desempleo y promoviendo la formalidad laboral.  

10 de enero de 2018

Las barreras a las que se enfrenta un joven para entrar al mundo laboral traen como consecuencia que el desempleo y la informalidad son mucho mayores para ellos que para los adultos. Estas barreras pueden clasificarse en dos grupos: las vinculadas con habilidades que los empleadores valoran y los jóvenes a veces no tienen, y las relacionadas a imperfecciones informativas típicas del primer contacto con el mundo del trabajo.

De acuerdo a un reciente trabajo de la Dirección de Investigaciones Socioeconómicas de CAF, para atacar estos problemas los gobiernos diseñan e implementan distintas políticas públicas activas, tales como: 1) programas de capacitación (ya sea en  el  aula  o  en  el  lugar  de  trabajo, que  intentan  formar  las  competencias  demandadas  por los empleadores); 2) intermediación laboral o servicios de empleo (intentan conectar oferta y demanda de trabajadores) y 3) incentivos al empleo en el sector privado o público (tratan de promover la contratación de jóvenes, generalmente por medio de subsidios al salario o deducciones impositivas). Algunos programas o políticas combinan varios de estos aspectos, y un buen ejemplo de eso es el Programa Primer Paso (PPP), de la provincia de Córdoba en Argentina, que toma la forma de prácticas laborales de un año de duración en empresas formales y que es implementado a través de un subsidio público.

Las pasantías o prácticas laborales, como las del PPP, ofrecen a los jóvenes una experiencia en el mundo laboral real y pueden ayudar a formar nuevas habilidades, haciendo a estos jóvenes más atractivos ante futuros empleadores. Pero las prácticas laborales también pueden reducir problemas de información que distancian a los empleadores de los jóvenes.

En  particular, y tal como se demuestra en otro trabajo del equipo de investigación de CAF, la experiencia laboral provista por una pasantía puede cumplir un rol señalizador o certificador de la  productividad  potencial  del  joven  que,  de  esta  forma,  se  convierte  en  información  valiosa para el futuro empleador. Ese estudio muestra que luego de pasar del año de pasantía, tanto el empleo como la tasa de formalidad laboral de los jóvenes que pasaron por el PPP aumenta de manera notable y duradera, con ganancias que persisten en el mediano y largo plazo.

A pesar de estos resultados positivos, los desafíos institucionales para implementar a escala sistemas de prácticas laborales no son menores. En particular, esos desafíos tienen que ver tanto con la gestión y el monitoreo del cumplimiento de las responsabilidades y obligaciones de las partes (pasantes y empleadores), como también con los efectos que un programa como este puede tener sobre el funcionamiento integral del mercado laboral.

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