Puntos calientes y prevención del delito

Reconocer la naturaleza espacial del crimen tiene claras implicaciones de política pública: si ciertos factores in­trínsecos de los espacios geográficos son determinantes para que ocurra un crimen, una política de prevención fo­calizada en el espacio debería lograr una reducción del delito.

09 de febrero de 2015

El acceso a datos geo-referenciados muestra la marcada concentración del crimen en pocos lugares, más conocido como "puntos calientes".

Para estudiar el fenómeno de los "puntos calientes" se analiza la información para cuatro ciudades de Colombia y el municipio Sucre del Distrito Metropolitano de Caracas, detallando para cada ciudad y tipo de delito el número de víctimas, el porcentaje de cuadras sin víctimas en todo el período y los porcentajes de cuadras que con­centran el 50% y el 100% de las vícti­mas. Como referencia de contraste, se estudia el porcentaje de cuadras que concentrarían el 100% de los delitos si estos estuvieran distri­buidos aleatoriamente en el espacio. De aquí se obtienen las siguientes conclusiones:

  • Concentración espacial:  en promedio, el 50% de los hurtos o robos a personas ocurre en solo el 7,1% de las cuadras, mientras que el 50% de los homicidios comunes ocurre en el 1,59% del total de cuadras. A su vez, si los crímenes se asignaran aleatoriamente entre las cuadras, el 100% de los hurtos y robos a personas en Barranquilla, por ejemplo, ocurrirían en el 16,7% de las cuadras, una diferencia de más del 75% respecto de la distribución observada.
  • Puntos calientes con entornos libres de crimen; estables en el tiempo:  en las ciudades de Colombia el 17% (el 30%) de las cuadras identificadas como puntos calientes de hurtos (lesiones) tie­nen entornos -entendidos como el con­junto de las 10 cuadras más cercanas al punto caliente- completamente libres de crimen. Por otro lado,  cuadras muy peligrosas en un año suelen ser también cuadras de alta peligrosidad en años siguientes.
  • Concentración temporal: suele encontrarse que los homicidios son más frecuentes en horas de la no­che mientras que los hurtos son más comunes de día.

Cada celda espacio-tiempo tiene una configuración muy particular que determina su inclinación al crimen. Los elementos que le otorgan el potencial criminal a un lugar (en un momento dado) son de naturaleza muy variada: desde sus característi­cas topográficas, la actividad comercial y el flujo de transeúntes en determinada esquina hasta débiles lazos sociales entre vecinos o el descuido de los espacios públicos, entre otros.

Reconocer la naturaleza espacial del crimen tiene claras implicaciones de política pública: si ciertos factores in­trínsecos de los espacios geográficos son determinantes para que ocurra un crimen, una política de prevención fo­calizada en el espacio debería lograr una reducción del delito.

El diseño de una estrategia tiene como punto de partidala confección y el mantenimiento de información geo-referenciadaque sirva de base para la identificación de puntos y momentos "calientes", apoyándose en  métodos estadísticos y opiniones y sugerencias de las au­toridades policiales o de los habitantes de la zona.  El siguiente paso esentender qué fac­tores hacen a estos espacios, y a cier­tos momentos, más criminógenosque otros.

Focalizar espacialmente las interven­ciones podría generar dudas sobre el desplazamiento del crimen de una calle o esquina a otra. No obstante, las evaluaciones de impac­to muestran queademás de una reduc­ción considerable del crimen en las áreas tratadas, la actividad criminal parece no desplazarse a áreas contiguas sino que, por el contrario,los beneficios parecen diseminarse a otras zonas, aunque de forma modesta. 

Puntos calientes en Colombia y Venezuela

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