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El proyecto respondió a la dinámica actual que demanda a las empresas hacerse cargo de los efectos sociales que genera su actividad. Así mismo, independientemente de su tamaño y estructura de propiedad, toda empresa debe contar con prácticas formales que regulen la relación entre los proveedores de capital (accionistas y acreedores) y los administradores. De esta forma se genera transparencia y “rendición de cuentas” que dan confianza y certidumbre a la conducción del negocio, lo cual facilitará el acceso a fuentes alternativas de financiamiento y mejorará las relaciones con los grupos de interés con los que interactúa la empresa (accionistas, empleados, proveedores y clientes, entre otros).
Aunque las medianas y pequeñas empresas no tengan las mismas capacidades y motivaciones que las grandes compañías, la RSE y la Gobernabilidad Corporativa son instrumentos que afectan directamente en sus resultados y en su competitividad. Además, como parte de la cadena de valor del sector productivo, deben responder a los estándares de calidad que éstas van incorporando a sus negocios.
Tras 14 meses de duración del proyecto, las PyMEs beneficiadas no sólo han sido capacitadas en las temáticas señaladas, sino que recibieron un asesoramiento cercano que permitió la elaboración y ejecución de planes de acción en las tres dimensiones de la RSE: económica, social y ambiental.
Muchos de estos programas en las áreas de salud, capacitación, reciclaje, ahorro de energía, donaciones, apoyo a la comunidad, entre otros, se establecieron como planes de largo plazo. De igual manera trabajaron en la mejora del GC, sobre la base de los “Lineamientos para un Código de Gobierno Corporativo”, elaborados por CAF.
Las PyMEs asumieron el reto de dar cumplimiento a los compromisos asumidos a través de dichos planes pues entendieron que los beneficios que les generaban el modelo RSE y GC eran evidentes, tanto para el negocio como para los diversos grupos de interés.
El sector MIPyME en Bolivia
La importancia de las pequeñas y medianas empresas en el tejido empresarial boliviano es innegable y por ello fue fundamental contribuir con la mejora de la transparencia, la rendición de cuentas y la competitividad responsable en este sector, para generar casos de éxito que puedan replicarse tanto en el país como en la región.
En Bolivia las pequeñas y microempresas son mayoría en el universo empresarial -95% del total- con aporte a la economía nacional de alrededor del 29% del PIB, y un 83% en cuanto a la generación de empleo. El sector provee de ingresos para clases con menores ingresos.
Sin embargo, la pequeñas y medianas empresas enfrentan problemas como la falta de un marco legal y normativo adecuado, deficiencias en la infraestructura básica y de servicios básicos; escasa calificación de su mano de obra, tecnologías en muchos casos obsoletas, dificultades de acceso a los mercados de servicios financieros y no financieros, entre otros.
Adicionalmente, se caracterizan también por la débil formación empresarial de sus propietarios, los cuales, pese a eso, deben enfrentarse a crecientes presiones competitivas, las que crecen conjuntamente a la liberalización de los mercados y la apertura de la economía.
Los resultados de este proyecto y una Memoria de RSE y GC de las empresas beneficiadas fueron presentados el jueves 22 de marzo.
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