Arequipa se ha convertido en una de las primeras ciudades de América Latina en tener un estudio de vulnerabilidad climática, que le permitirá medir el grado de vulnerabilidad en 18 distritos, con la finalidad de paliar, remediar y plantear soluciones ante las principales amenazas y riesgos del cambio climático.
Se trata de un hito importante para la ciudad. Con el estudio Vulnerabilidad y Adaptación al Cambio Climático en Arequipa Metropolitana, elaborado por CAF –banco de desarrollo de América Latina-, Arequipa no solo estará mejor preparada para responder al impacto del cambio climático, sino que también sentará las bases de un crecimiento respetuoso con el medio ambiente a largo plazo.
Pero como vemos en el estudio, todavía hay un largo camino por recorrer. Actualmente la ciudad enfrenta retos apremiantes. Por un lado, está experimentando un importante crecimiento demográfico y un aumento de la actividad productiva y de servicios, que cada vez demanda de más y mejores servicios públicos de agua y saneamiento o de transporte, por ejemplo. Por otro lado, existen muchos espacios urbanos que no están preparados para enfrentar las eventualidades de un clima cambiante que, según los estudios, traerá nuevas sequía e inundaciones.
Para paliar esta situación, hemos identificado un listado de proyectos prioritarios de adaptación, que nos ha permitido trabajar en un programa de inversiones que está llamado a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a catalizar otras fuentes de financiamiento verde.
Entre los proyectos que se contempla implementar están la creación de un sistema de canalización y de alerta temprana para las torrenteras; la reforestación de 500 hectáreas en la franjas aledañas a las torrenteras y arborización urbana; un proyecto de compost en lugares localizados lo largo de las franjas aledañas a las torrenteras; la generación de biogás y electricidad para consumo propio; y sistemas de bombeo con paneles solares sobre las torrenteras.
El camino para que Arequipa se convierta en una ciudad sostenible deberá estar ligado a una cultura de la ciudadanía que promueva el cambio de conocimientos, actitudes y prácticas que permita a autoridades, empresa privada, academia y al resto de actores trabajar como un solo equipo, entendiendo que reducir la vulnerabilidad climática es una responsabilidad compartida.
Solo así podremos impulsar políticas públicas eficientes que permitan adaptar la infraestructura y a la ciudadanía para enfrentar el cambio climático y, con ello, promover tanto el bienestar entre la población como el buen desempeño de los sectores económicos.
La medición de la vulnerabilidad climática de ciudades y municipios es una tarea ineludible para prevenir los peores efectos del cambio climático. Estas mediciones son determinantes para apreciar las fortalezas y debilidades de las comunidades y sistemas de infraestructura para hacer frente a eventos climáticos extremos.
El estudio de Arequipa contará en los próximos meses con réplicas en otras ciudades latinoamericanas, como Guayaquil, Porto Viejo, Santa Cruz y Loja, en Ecuador; Sao Paulo, Fortaleza y Recife en Brasil; y Piura y Trujillo en Perú.