Octavio Carrasquilla
Ejecutivo Principal de Ambiente y Cambio Climático en CAF
Al menos el 82,00 % de la población en América Latina y el Caribe habita en centros urbanos, (Worldometer, 2019), hecho que plantea el desafío para autoridades y para la población en general, de mejorar la calidad de vida de sus habitantes e incrementar la resiliencia de las ciudades, en un mundo con la mayor concentración en centros urbanos de la historia.
Habilitar bosques urbanos y espacios verdes públicos en el entorno urbano, bajo cualquiera de sus formas, arbolado urbano, parques lineales, espacios verdes públicos, cinturones verdes, corredores biológicos, áreas protegidas y bosques urbanos, representa una inversión práctica, económica y efectiva para impactar de manera positiva en la calidad de vida de la población urbana (Banco Mundial, 2018).
Los bosques urbanos y los espacios verdes brindan a las ciudades servicios ambientales, como son la absorción de rayos ultravioleta y resplandor, la reducción de la fuerza de los vientos, de altas temperaturas, de ondas de calor y de contaminación acústica. Esta biomasa también ayuda a la absorción y reducción de partículas contaminantes, o el suministro de hábitat a la avifauna y dependiendo de su emplazamiento pueden constituirse en importantes reguladores hídricos.
También tienen el potencial clave de promover dinámicas de inclusión y de facilitar servicios sociales como la protección física de los peatones, la reducción de la criminalidad (Lincoln Institute of Land Policy, 2018), la mejora de la salud pública (National Center for Biotechnology Information NCBI, 2017) y la interacción e integración social, y aportan valor económico a través de la prolongación de la vida útil del pavimento (Center of Forest Urban Research, 2015), de la valoración de las propiedades y del patrimonio público o el aumento de los ingresos por tasas impositivas de carácter predial.
Dada la importancia de los bosques urbanos en la vida misma de los ciudadanos y de la sostenibilidad ambiental y económica de las comunidades urbanas, CAF comparte el conocimiento a través de metodologías y herramientas para que las ciudades latinoamericanas dispongan de opciones prácticas para incluir a los bosques urbanos y a los espacios verdes como soluciones urbanas basadas en la naturaleza.
De acuerdo con los “Estudios de vulnerabilidad y adaptación al cambio climático de las ciudades de Arequipa, Guayaquil y São Paulo”, al menos el 80% de las medidas que deben ser asumidas por estas tres ciudades apuntan a la puesta en valor, recuperación y aumento de sus bosques urbanos y espacios verdes para mejorar su resiliencia a los efectos del cambio climático.
Se recomienda aprovechar mejor la integración que tienen los bosques urbanos y los espacios verdes públicos con calles, carreteras, ciclovías, edificaciones, viviendas, plantas de tratamiento de aguas residuales, transporte público, redes eléctricas, alumbrado urbano para incorporarlos en los proyectos que involucran a estas soluciones de infraestructuras para mejorar su calidad ambiental. En este sentido, se plantean a las ciudades de la región soluciones basadas en bosques y espacios verdes públicos, inicialmente municipios de Brasil han adoptado exitosamente la propuesta, con la perspectiva que esta experiencia sea ampliada y escalada a otras ciudades de la región.
Al incorporar la temática de bosques urbanos y espacios verdes se apoya a las ciudades en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los compromisos de la COP 21 de París, las metas de AICHI y la Nueva Agenda Urbana Hábitat III. De esta manera estamos dando valor al capital natural al mejorar la sostenibilidad y resiliencia de las ciudades al cambio climático.
La incorporación de los bosques urbanos y de los espacios verdes, en el marco del programa de Ciudades con Futuro de CAF, es una oportunidad que facilita la integración de las ciudades con la temática ambiental, promueve bases sólidas de inclusión social, viabiliza sistemas productivos de seguridad alimentaria de autoconsumo a través de huertos familiares y en función de los estándares ambientales y sociales de las inversiones es elegible para financiamiento verde. La población urbana de la región, que aumentará 1.23% con respecto al 2019 alcanzando 539 millones según Worldometer requiere soluciones integrales; por ello la incorporación de los bosques urbanos como solución dentro de la planificación y desarrollo urbanos es una variable clave a tomar en cuenta.