Jorge Arbache
Vicepresidente de Sector Privado, CAF -banco de desarrollo de América Latina y el Caribe-
Existe el consenso cada vez más amplio de que la recesión global desencadenada por el COVID-19 será larga y que la recuperación económica no será "V", sino algo similar al símbolo de Nike.
La iconografía final de la recuperación dependerá del impacto de la pandemia en la salud y de la duración del paro de las actividades económicas. Aunque toda la atención en este momento debe dirigirse a salvar vidas y garantizar el ingreso para las personas necesitadas, también es necesario pensar qué sucederá cuando volvamos a una normalidad relativa, y cómo debemos enfrentar la recuperación económica.
En estos momentos, en medio de las necesarias medidas de aislamiento social, las empresas están experimentando dificultades sin precedentes. Y a pesar de los fondos comerciales de emergencia ofrecidos por los gobiernos de muchos países, la pandemia seguirá castigando al tejido empresarial. Sin embargo, los efectos de la recesión no afectarán por igual a empresas de diferentes sectores y características. Por ejemplo, se espera que las más afectadas sean las empresas de la industria manufacturera, segmentos del sector comercio y servicios y las micro y pequeñas empresas. También incidirán las condiciones de las empresas en temas como la estructura de costos, productividad, competitividad, capacidad innovadora, tecnologías y modelos de negocio.
En un contexto probable de mortalidad relativamente más alta de compañías con estructuras de costos más altas y con estándares más bajos de productividad y competitividad, observaremos cambios en la composición sectorial y en los perfiles de compañías que permanecerán activas. El cambio de perfil se reforzará por las compañías que ingresarán al mercado en el período posterior a la crisis, que se beneficiarán de las lecciones aprendidas y, probablemente, comenzarán actividades que ya cuentan con tecnologías y modelos comerciales más sofisticados.
Esto nos lleva a pensar en cómo son las “compañías modelo” que saldrán al otro lado del túnel. Como probablemente emplearán a relativamente menos trabajadores, es probable que el desempleo estructural aumente más allá del desempleo en general. En un contexto de lenta recuperación económica, ese aumento puede ir acompañado de un crecimiento en la informalidad, la pobreza y la desigualdad.
Inicialmente, la OIT estimó que la pandemia aumentará dejará sin empleo a aproximadamente 25 millones de trabajadores, un número que la propia institución admitió haber sido subestimado. Por lo tanto, será necesario ampliar las redes de protección social de emergencia con una perspectiva a más largo plazo, fortalecer los programas de empleo y ampliar los programas de emprendimiento, capacitación y educación profesional.
Otro tema asociado con el empleo se refiere a las oportunidades comerciales desveladas por la pandemia, que ayudar en la recuperación. Se trata de negocios e inversiones en el sector de la salud, equipos médicos y hospitalarios, telemedicina, educación a distancia, nuevas formas de entretenimiento y comunicación, comercio electrónico, logística y muchos otros con mercados locales, regionales y globales. Las startups en la región están activas en estas agendas y presentan soluciones ingeniosas e innovadoras a problemas nuevos y antiguos, que incluyen respiradores mecánicos, pruebas y diagnósticos microbiológicos rápidos, servicios de biotecnología, servicios de geodatos, servicios de gestión de datos, soluciones digitales para gobiernos y muchos otros.
Otro tema es cómo crear puentes entre las ayudas al sistema productivo y la próxima fase de expansión económica, que ciertamente surgirá más adelante. En este sentido, debemos considerar las políticas tecnológicas, productivas y de innovación, el acceso a la infraestructura digital, los programas para la internacionalización de las empresas y el acceso a los mercados, los programas de gestión y los programas para apoyar a las startups como elementos integrales de los paquetes de recuperación y fortalecimiento del gobierno. Temas como la industria 4.0, 5G, inteligencia artificial y otros que ya estaban en la agenda de los países de la región, pero que caminaban a un ritmo lento, tendrán la oportunidad de avanzar de manera más ordenada y, por lo tanto, contribuir a la competitividad de las empresas.
Otros temas de corte productivo también merecen atención y, entre ellos, están el comercio internacional y la inversión extranjera directa, la economía digital, las APP, el medio ambiente y otros que también pueden tener una contribución importante en la recuperación de la economía.
Teniendo en cuenta que la pandemia es un shock exógeno con costos sociales y económicos extraordinarios para prácticamente todo el mundo, es razonable suponer que los países que mejor sepan optimizar y potenciar las acciones de recuperación económica saldrán mejor de la crisis, generarán más empleos y crecerá de manera más sostenible.