Helen Casanova
Ejecutiva, Dirección de Desarrollo Productivo y Financiero
FindLaw ha demostrado a través de sus encuestas al público americano que tan solo el 10% de las personas que realizan inventos caseros dan el primer paso para obtener una patente.
De igual manera, la revista allBusiness identificó que el 97% de las patentes que se obtienen nunca producen ninguna ganancia. Este hecho demuestra que, si bien las invenciones patentables están presentes en todas las esferas sociales generalmente se desconoce el impacto que una patente puede tener en el mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos y en el desarrollo económico de los países.
El siguiente hecho es un buen ejemplo para ilustrar la afirmación anterior. En 1992, una epidemia de cólera arrasó con el sudeste de India y, en cuestión de meses, se expandió a los países vecinos. Para el momento en que se descubrió que el origen del brote bacteriano se encontraba en las aguas contaminadas por el microbio Vibrio cholerae, la epidemia ya se había cobrado la vida de más de diez mil personas.
A raíz de este hecho, el investigador hindú Ashok Gadgil inventó un sistema capaz de desinfectar el agua de manera segura, eficaz y económica, teniendo la posibilidad de combatir el problema de las aguas contaminadas en la región asiática. El dispositivo, que únicamente emplea radiación ultravioleta, fue muy eficiente, pues por unos céntimos de dólar se podía desinfectar el volumen total de agua que consume una persona en un año.
En un principio, Gadgil pensó en publicar su idea de manera libre en Internet. Sin embargo, el Departamento de Transferencia de Tecnología del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley (LBNL) de la Universidad de California, para entonces su empleador, recomendó el patentamiento de su invención, pues así evitaría la fabricación de copias defectuosas del sistema. Al patentar la invención propició que más personas tuviesen acceso a aguas limpias y, a su vez, produjo regalías para el inventor, su universidad y su país.
Este ejemplo evidencia que la divulgación pública de los conocimientos técnicos constituye un incentivo para buscar soluciones alternativas a problemas que surgen en nuestras sociedades (como la purificación del agua) garantizando así un aumento constantemente de la calidad de vida y el bienestar de la sociedad.
Las patentes son una herramienta fundamental para la protección de los derechos de propiedad intelectual, y esenciales para el crecimiento y consolidación de las economías. Un sistema sólido de patentes contribuye con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, específicamente el noveno, que promueve la industria, innovación e infraestructura en los países de América Latina y del mundo.
En este sentido, se puede entender que las patentes son un incentivo para desarrollar tecnologías porque facilitan a los innovadores ganancias sobre sus invenciones y les ofrecen reconocimiento moral y retribución material, además de permitirles amplificar el sistema de conocimientos, el corpus técnico de determinados sectores y especialidades de la técnica. Un conocimiento pleno sobre el estado actual y función de las patentes en la sociedad latinoamericana podría orientar de forma acertada nuestro proceder e incrementaría la cultura en materia de información entre quienes realizan, sobre todo, investigaciones de corte tecnológico.
Desde CAF -banco de desarrollo de América Latina-, implementamos desde el 2013 la Iniciativa Regional de Patentes Tecnológicas para el Desarrollo, un programa que promueve capacitaciones en el área de innovación tecnológica, y que tiene el objetivo de impulsar el potencial creativo de la población y lograr la incursión de nuestros países en mercados internacionales, donde puedan ser competitivos con la comercialización de alta tecnología generada en la región.
Con los Talleres Intensivos para el Desarrollo de Patentes se busca desmitificar a la patente, capacitando a los participantes en la conceptualización y redacción de ideas patentables. El participante debe tener en cuenta desde el momento de la ideación de cualquier tecnología, la importancia del impacto social que está debe tener, así como los beneficios económicos y culturales que se derivan de la protección intelectual. Para esto los participantes deben priorizar tecnologías innovadoras, que cuenten con mercado internacional y que resuelvan problemáticas sociales a nivel mundial.
Entre 2016 y 2017 se realizaron 20 Talleres intensivos en 7 países de la región, que capacitaron a más de 800 personas y generaron 930 conceptos tecnológicos con posibilidad de patentamiento.