Guillermo Fernández de Soto
Embajador, Representante Permanente de Colombia ante las Naciones Unidas
Este artículo también se publicó en El Huffington Post
Lo que conduce y arrastra al mundo no son las máquinas, sino las ideas. Con esta frase, el gran dramaturgo francés Víctor Hugo nos incitaba a innovar. A emprender. A crear. Y tenía razón; la mejor manera de vivir en el mundo que soñamos es inventándolo.
En las últimas décadas hemos sido testigos de grandes creaciones que han impactado al mundo, de inventos que han mejorado la vida cotidiana del hombre haciéndola más fácil y amena, promoviendo una vida más longeva y, siendo optimistas, más feliz.
Estos cambios nos exigen aprender nuevos patrones de conducta. Hemos pasado de librerías a la mayor plataforma de venta online (Amazon); de salas de cine a la televisión on demand (Netflix o Youtube); de agendas de contactos a la mayor red social del mundo (Facebook); de taxis a red de transportes privados (Uber) o de hoteles a proveedores particulares de alojamiento (Airbnb). Estas herramientas tienen algo en común: la inmediatez que le ofrece a sus usuarios con un sólo clic desde el móvil. Y sus creadores; la capacidad de innovar y emprender iniciativas que mejoren la calidad de vida del hombre.
Estas transformaciones se están produciendo por el vertiginoso impacto de la revolución tecnológica. Según un reporte de la Fundación Telefónica, al teléfono fijo le costó 65 años llegar a cien millones de hogares, mientras que Facebook lo logró en tan solo cinco años. Estas experiencias son la muestra de que cada día que pasa existirán menos restricciones y más libertad. Estamos avanzando hacia un mundo lleno de creatividad que esperamos sea en beneficio del bienestar global.
En el caso de América Latina, la innovación y el emprendimiento son elementos necesarios para superar los enormes retos en materia económica y de competitividad. Existe una oferta exportadora poca diversificada y de precario valor tecnológico; la productividad de la mano de obra es relativamente baja y no está en sintonía con las necesidades del sector productivo de los mercados internacionales. Lo anterior, sumado al nivel de innovación que se aprecia, impone desafíos de largo plazo para el crecimiento productivo de la región.
Sin perjuicio del camino por recorrer, la región ha logrado avances significativos. Se han diseñado políticas públicas y leyes que apoyan la cultura emprendedora, existen nuevos mecanismos de financiación y se perciben mayores emprendimientos innovadores con base tecnológica. Si bien se trata de logros relevantes, aún persisten desafíos importantes, como atender las brechas en el acceso y calidad de la educación, cerrar barreras regulatorias al emprendimiento y atender la brecha de género.
Para superar estos retos, es necesario que la agenda de los países atienda requerimientos de eficiencia y sofisticación empresarial, y enfatice el emprendimiento y la innovación como mecanismos para promover la integración productiva. Dicha transición requiere desarrollar nuevas capacidades institucionales que contribuyan al desarrollo empresarial competitivo, tanto en el sector público como privado.
La innovación y el emprendimiento son motores de cambios del mundo. Ante este escenario, el intercambio de experiencias bilaterales entre Europa y América Latina será determinante para ambas regiones. La UE tiene un alto conocimiento en sectores de interés y un importante tejido empresarial consolidado en la región, con lo que Latinoamérica puede beneficiarse de los avances conseguidos en materia de productividad y competitividad. En el caso de la innovación, ambas regiones colaboran en sistemas que difunden la experiencia de la política regional de la UE y sus buenas prácticas. Sin embargo, aún hay mucho que avanzar birregionalmente en esta materia.
En este contexto, desde CAF –banco de desarrollo de América Latina- estamos apoyando a los gobiernos de la región con el diseño e implementación de políticas públicas de emprendimiento e innovación, así como en el intercambio de experiencias, diseño de marcos regulatorios y programas para fomentar el desarrollo de fondos de capital emprendedor. El objetivo es impulsar una innovación que genere mayor productividad.
Promover la innovación es más necesario que nunca. El contexto actual global demanda nuevas ideas y proyectos que nos prepararen para el futuro. Y el mejor recurso para acelerar el progreso son los jóvenes que se preparan para hacer realidad sus sueños. Empoderarlos con las herramientas necesarias es responsabilidad de todos.
Steve Jobs lo tenía claro: Sólo quienes están tan locos como para pensar que pueden cambiar el mundo, son capaces de cambiarlo de verdad.