Ricardo Estrada
Economista Principal, CAF -banco de desarrollo de América Latina y el Caribe-
Las encuestas de empleo son herramientas esenciales para entender el mercado de trabajo y diseñar políticas públicas efectivas. Sin embargo, la forma en que se recopilan los datos puede influir en los resultados. Uno de los factores clave es el uso de "informantes proxy o indirectos", es decir, de miembros del hogar que responden en nombre de alguien que no está presente en la vivienda durante la encuesta.
Las encuestas nacionales de empleo (o equivalentes) en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Paraguay, Perú y Uruguay permiten utilizar informantes proxy, como es la norma en el resto del mundo. Los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) de México muestran que cerca de dos terceras partes de las entrevistas a personas que trabajan son contestadas por un proxy.
Diseñar una encuesta requiere equilibrar la precisión de los datos con los costos operativos. Usar informantes proxy puede reducir costos y aumentar la tasa de respuesta, pero también puede introducir errores en las mediciones. A pesar de su importancia, desafortunadamente sabemos poco al respecto.
En un estudio reciente, elaborado en conjunto con mi colega de CAF Daniela Goyheix y María Lombardi de la Universidad Torcuato Di Tella, mostramos cómo el uso de informantes proxy puede afectar la medición de los ingresos laborales y de indicadores clave como la brecha salarial de género. Nuestros resultados revelan también dinámicas de género importantes en la comunicación de los ingresos al interior de los hogares.
¿Qué ocurre con los ingresos reportados por un proxy?
Para contestar esta pregunta, seguimos una estrategia en la que comparamos los ingresos de un mismo trabajador cuando él/ella mismo/a los reporta frente a cuando otro miembro del hogar lo hace, utilizando la estructura de panel de la ENOE. Los hallazgos son claros:
Los ingresos reportados por un proxy tienden a ser más bajos que los reportados directamente por los trabajadores, pero solo para los trabajadores hombres.
Los hombres tienen un 6.1% menos de ingresos reportados cuando otro miembro del hogar responde por ellos, mientras que en las mujeres esta brecha es insignificante.
¿Por qué ocurre esto?
Una posible explicación es la existencia de asimetrías de información dentro del hogar. En específico, algunos hombres podrían ocultar parte de sus ingresos a sus familiares, con el propósito de tener mayor poder de discreción sobre cómo gastar estos ingresos. Esto llevaría a que los informantes de los trabajadores hombres subestimen el ingreso de estos. Para evaluar esta hipótesis, analizamos si los ingresos autodeclarados varían con la presencia de otros miembros del hogar durante la entrevista. Encontramos evidencia en este sentido. Los ingresos autodeclarados por trabajadores hombres que viven con su pareja son 3% menores si su pareja está presente en el hogar durante la encuesta (en comparación a los ingresos autodeclarados cuando la pareja no se encuentra en el hogar).
También encontramos evidencia de que la discrepancia aumenta para trabajadores con mayores ingresos, posiblemente porque tienen más margen para gastos personales que son menos visibles para otros.
La brecha salarial de género: un dato que merece atención
El impacto del uso de informantes proxy va más allá de la subestimación de los ingresos laborales. En el mismo estudio evaluamos su efecto en la estimación de la brecha salarial de género, que es el indicador más utilizado para medir la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en el mercado laboral. Los resultados indican que el uso de informantes proxy puede llevar a subestimar considerablemente este indicador clave. En nuestro análisis, al excluir datos proporcionados por un proxy, la brecha salarial de género es un 60% mayor de la que se obtiene con los datos completos, que es la manera común de hacerlo.
Lecciones para mejorar nuestra mirada del mercado laboral
El uso de informantes proxy en encuestas de hogares ayuda a reducir costos, pero puede introducir errores de medición. Los investigadores pueden tomar en cuenta esto al momento de analizar los datos, haciendo los ajustes necesarios para mejorar la calidad de sus resultados y la información disponible sobre el mercado laboral. Por lo tanto, es crucial que las oficinas nacionales de estadística reporten quién respondió el cuestionario en la encuesta.
De los países analizados, solo en Colombia, Ecuador, México, Paraguay, Perú y Uruguay se incluye esta información en las bases de datos públicas, mientras que en las de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile y Costa Rica no está disponible. Saber quién contestó la información que usamos es un gran paso para mejorar nuestra mirada del mercado laboral y tomar decisiones de política pública mejor informadas.
