Rebeca Vidal
Ejecutiva Principal de la Dirección de Análisis Técnico y Sectorial de CAF -banco de desarrollo de América Latina y el Caribe-
La historia de la economía da cuenta de la primacía de las instituciones como promotoras o inhibidoras del crecimiento económico. El economista Douglas North, quien fue galardonado en 1993 con el Premio Nobel, cultivó un campo de estudio que partía de una visión amplia de las instituciones como reglas de juego para una economía, o bien para un ámbito más delimitado como una organización.
Desde CAF –banco de desarrollo de América Latina- atribuimos una relevancia determinante a las instituciones como motores para el crecimiento económico, especialmente para el aumento de la productividad, una de las principales asignaturas pendientes para que América Latina se convierta en una región de ingreso alto. En este sentido, es imprescindible promover el crecimiento sostenido en la productividad de los países, que permita escalar las condiciones económicas y sociales de la población, sumando valor a la estabilidad macroeconómica y los pasos logrados en materia social tras el reciente período de auge de las materias primas. Todo ello debe producirse en una de las regiones que históricamente ha registrado menores tasas de productividad.
Desde su configuración, estas organizaciones pueden responder a modelos de funcionamiento variados: pueden ser públicas, privadas o mixtas; pasando por varios niveles de alcance que pueden ir desde lo local, hasta lo nacional y supra nacional. Además, en ocasiones se refieren a temas relacionados con cadenas productivas específicas, como agro, construcción, entre numerosas posibilidades. Es así como podemos encontrar desde asociaciones industriales, hasta consejos o centros de competitividad, entre un amplio etcétera.
Lo cierto es que estas organizaciones suelen tener retos comunes, relacionados con la necesidad de incrementar sus capacidades para ser efectivamente motores del desarrollo productivo dentro de sus ámbitos de acción.
Adicionalmente, entre los factores de éxito de las iniciativas para impulsar la productividad se encuentra la capacidad de articular los roles de diversos actores de tal manera que el aporte de cada uno sume valor a los objetivos. En efecto, difícilmente una institución aisladamente puede controlar todas las variables que intervienen en la mejora de la productividad de un sector, de manera que la articulación con los actores de un ecosistema institucional es fundamental.
Un ejemplo que ilustra lo anterior es el sector maíz en Ecuador años atrás. El Plan Nacional de Semillas de Alto Rendimiento, promovido por el Ministerio de Agricultura desde 2013, consistió en la provisión de paquetes tecnológicos a los pequeños productores de maíz, y conjugado con aportes de diferentes actores logró incrementar la producción por hectárea en magnitudes entre 185 y 233 por ciento desde el inicio del programa hasta 2017.
Otros actores que contribuyeron a este resultado fueron las empresas privadas (que sirvieron como anclas para la compra del maíz), las empresas proveedoras de los paquetes tecnológicos, los gobiernos locales (que apoyaron la formalización de los pequeños agricultores), los bancos privados (que facilitaron el financiamiento a los mismos), y los bancos de desarrollo como CAF (que financió a una empresa ancla para mejorar su capacidad de compra del maíz producido en el marco del programa).
Existe actualmente un reto que debe ser enfrentado por las instituciones: la necesidad de evolucionar conforme su entorno lo va haciendo. La evidencia muestra que los países aumentan su ingreso per cápita a medida que lo hace la calidad de sus instituciones. Precisamente una de las maneras de medir la calidad de las instituciones es la pertinencia de su campo de acción frente a la realidad del país.
En la medida en que las organizaciones promotoras de la productividad puedan desarrollar capacidades para unir las piezas e impulsar la implementación de proyectos de este tipo, contaremos con instituciones fuertes al servicio del bienestar económico y social en América Latina.