Acceso, calidad y pertinencia de la educación para el desarrollo de habilidades
El desarrollo de habilidades sigue siendo un desafío importante para los sistemas educativos de América Latina.
Las debilidades que aún persisten en la formación de habilidades cognitivas, técnicas y socioemocionales tienen un impacto negativo en el crecimiento económico y la productividad de muchos países latinoamericanos, así como en las posibilidades de cada individuo de obtener empleos de calidad.
Si bien la región ha realizado importantes avances en cuanto a la expansión de la matriculación en los sistemas educativos, el incremento de la cobertura educativa en todos los niveles -destacando un mayor acceso de sectores vulnerables de la población- y el aumento en años de educación en promedio por persona, el desarrollo de habilidades sigue siendo un desafío importante.
Especialmente durante la infancia, la adolescencia y la juventud, los sistemas educativos constituyen ámbitos de crucial importancia para la formación de habilidades para el trabajo y la vida. Actualmente, entre los estudiantes que continúan asistiendo y se gradúan de la escuela, buena parte de ellos no adquiere un nivel adecuado de habilidades cognitivas básicas, referidas a competencias de lectura o matemática. Pero mientras que la formación de estas habilidades es directamente abordada por parte de los sistemas educativos de la región, el déficit de habilidades técnicas no está recibiendo la misma atención, y tampoco el desarrollo de habilidades socioemocionales, que en general no está incluido como objetivo específico en los currículos, ni tampoco está siendo medido o monitoreado.
Este no es un tema de menor importancia, pues está demostrado que, por ejemplo, las habilidades socioemocionales permiten a las personas entender y manejar las emociones, establecer y lograr objetivos, tomar decisiones autónomas o confrontar situaciones adversas de manera constructiva, lo cual contribuye a mejores resultados en el ámbito laboral. Por otra parte, los trabajos y sectores donde existen más problemas para llenar vacantes son en general de alta especialización y requerimiento de habilidades técnicas, las cuales son valoradas por los empleadores.
Según se explica en un informe de CAF -banco de desarrollo de América Latina-, el Diálogo Interamericano y Mathematica Policy Research, para abordar el desafío del desarrollo de estas habilidades dentro de los sistemas educativos se requieren grandes esfuerzos en tres áreas clave, que además constituyen los tres ejes estratégicos de la agenda educativa de CAF:
- Incrementar elacceso efectivo y la tasa de graduaciónde la enseñanza secundaria y terciaria, reduciendo los porcentajes de abandono escolar en ambos niveles. Es en esta área donde se han visto mayores avances en Latinoamérica, si bien aún persisten déficits importantes, en particular en la completitud de la educación secundaria, donde ocurre un importante cuello de botella.
- Aumentar la calidad de los programas educativos, de modo que se asegure la adquisición de las habilidades deseadas, en sus distintas dimensiones. La disponibilidad de información regular sobre el desempeño de los sistemas educativos que sirva para informar y diseñar políticaes un paso necesario para contribuir a mejorar la calidad. En el nivel de secundaria, los sistemas educativos de la región han avanzado en la implementación de mediciones regulares sobre la adquisición de competencias cognitivas básicas, pero el avance es menor en términos de su uso efectivo para el diseño de políticas de mejora, inclusive para el diseño de políticas de acompañamiento, tutoría o apoyo adicional de estudiantes en riesgo de abandono escolar. Asimismo, los sistemas de medición podrían avanzar e incluir también la medición de habilidades socioemocionales y técnicas.
En la educación terciaria también se deben aumentar los esfuerzos para evaluar la adquisición de competencias de una manera sistemática, combinando el diagnóstico con el diseño de intervenciones de apoyo académico. Los sistemas de aseguramiento de la calidad a nivel terciario podrían estar más orientados al desempeño e inserción laboral, y menos enfocados en insumos y procesos, de modo de incentivar la adaptación de los programas o diversificar la oferta. Asimismo, la certificación externa de competencias puede contribuir a asegurar que el sistema genere los resultados deseados.
- Mejorar la pertinencia de los programas educativos, especialmente en la educación secundaria superior y terciaria, para lograr un mejor vínculo entre las habilidades formadas y las demandadas en el ámbito laboral. La educación basada en competencias puede contribuir a alinear lo que se enseña con lo que se demanda en el mundo laboral, definiendo perfiles de egreso que establezcan objetivos de aprendizaje y resultados medibles. Requiere no obstante de otro conjunto simultáneo de medidas, en particular la implementación de programas de desarrollo profesional de docentes para pasar de la enseñanza y evaluación más tradicional a una basada en esta modalidad. Otro aspecto importante para mejorar la pertinencia es lograr una mayor integración entre el sistema educativo y el sector productivo a través del establecimiento de canales de comunicación más fuertes e institucionalizados entre empleadores e instituciones de formación.
Finalmente, una mayor diversificación de la oferta de formación secundaria superior y terciaria puede contribuir a mejorar la pertinencia de los programas y a reducir el abandono de los estudios, inclusive a través de programas de duración más corta y de fuerte vínculo con el mundo laboral, sin descuidar la formación de habilidades generales que permitan la continuación de los estudios. Una opción efectiva puede ser revitalizar la enseñanza técnica y vocacional a través de aprendizaje estructurado u otras formas de vínculo entre el sector público y privado.
Estos desafíos deben abordarse de forma integrada. Por ejemplo, los esfuerzos en disminuir la tasa de abandono de los estudios, sin mejorar la calidad y la pertinencia de los programas, seguramente no contribuirán demasiado a cerrar los déficits de habilidades. Para adoptar un enfoque integrado, seguramente se precise realizar modificaciones de los marcos regulatorios y de los esquemas de incentivos existentes. Y no menos importante, profundizar el diálogo entre actores dentro y fuera del sistema educativo, de modo que se alcancen los consensos que permitan el cambio.