Ciudades con futuro para una región con futuro
Entender las causas y consecuencias de la urbanización puede contribuir a la definición de políticas dirigidas a promover un desarrollo urbano más ordenado.
Con alrededor del 80% de los latinoamericanos viviendo en ciudades, América Latina se ha convertido en la segunda región más urbanizada del planeta. Este nivel de urbanización es el resultado de un proceso que evolucionó y se aceleró desde principios del siglo pasado a la fecha. Entender las causas y consecuencias de este proceso puede contribuir con la definición de políticas dirigidas a promover un desarrollo urbano más ordenado, inclusivo y productivo para América Latina. Para ello, algunas preguntas iniciales pueden orientar el análisis: ¿Cuál es el atractivo de las ciudades para incentivar estos flujos migratorios? ¿Qué factores operan e impulsan esos movimientos? ¿Qué implicancias tiene este proceso acelerado de urbanización en la gestión de las ciudades latinoamericanas?
A fin de contextualizar la relevancia de estas preguntas, es necesario resaltar que recién a partir de la revolución industrial las tasas de urbanización comenzaron a acelerarse a nivel global. Hasta fines del siglo XVIII, solo el 7% de la población mundial vivía en ciudades. Con el advenimiento de las nuevas tecnologías, los beneficios de habitar y producir en las ciudades se tornaron más relevantes y, en consecuencia, la población urbana comenzó a crecer de manera sostenida a nivel global. Las ventajas de la economía de escala y especialización que las aglomeraciones ofrecen, así como el reemplazo de la fuerza laboral por capital de trabajo en el campo, constituyeron dos fuerzas poderosas para la atracción de mano de obra e industrias hacia las ciudades, y la consecuente expulsión de la población desde las zonas rurales.
Esta aceleración se desarrolló de manera diferenciada entre las distintas regiones del mundo y con consecuencias también disimiles. ¿Qué sucedió en América Latina? La región, junto a Europa y Estados Unidos, fue la que mayores tasas de crecimiento urbano experimentó, pasando de un 14% en 1800 a un 80% en la actualidad. Este vertiginoso crecimiento no fue inocuo para la región. En un contexto de volatilidad macroeconómica relativa y un tejido institucional débil (o en formación) caracterizado por una limitada tradición de planeamiento urbano por parte de los gobiernos - en todos los niveles -, una parte sustancial de los migrantes resolvió sus necesidades de vivienda, empleo, transporte y acceso a servicios básicos de cualquier manera, fundamentalmente, sin ningún tipo de orientación en la ocupación del suelo.
Como consecuencia de ello, un conjunto de manifestaciones espaciales y socioeconómicas caracterizaron a las ciudades de la región: expansión urbana desordenada, proliferación de asentamientos precarios, aumento de la congestión vehicular y de emisiones de gases efecto invernadero, contaminación sonora, informalidad de la vivienda y del empleo, entre otras.
Desde CAF sostenemos que para pensar el desarrollo sostenible de América Latina se necesita revertir sus bajos niveles de productividad y alta exclusión social. Al ser un continente altamente urbanizado, y no obstante impactado favorablemente por los beneficios intrínsecos de la urbanización, el costo de oportunidad de una “mala” urbanización adquiere particular relevancia en la dinámica de crecimiento de la región. Por lo tanto, acciones que se lleven adelante en las ciudades para mejorar los niveles de productividad e inclusión a nivel urbano permitirán contribuir a mejorar esas dimensiones a nivel regional. En ese sentido, la Iniciativa Ciudades con Futuro, que desde CAF impulsamos, tiene como principal objetivo contribuir con la formulación e implementación de intervenciones urbanas que impacten de manera directa sobre la mejora de la inclusión y productividad de las ciudades latinoamericanas. Para ello, promovemos la definición de una hoja de ruta que contemple el consenso sobre, al menos, dos aspectos:
- La identificación de los obstáculos que impiden que las fuerzas positivas de la urbanización operen para mejorar la inclusión y la productividad de las ciudades.
- El diseño y la instrumentación de políticas para intervenir sobre esos obstáculos.
¿Cuáles son estos obstáculos? En términos generales, aquellos que impiden que los individuos, los hogares y las empresas accedan a la oferta de servicios en general que las ciudades tienen para ofrecer; en particular, oportunidades de empleo, educación, insumos, salud, recreación, servicios financieros y empresariales, entre otros. Estos obstáculos se traducen en términos de costo y tiempo requerido para desplazarse y acceder a las oportunidades, las condiciones en las cuales se realizan esos desplazamientos y la calidad de las mismas oportunidades (existencia o distribución en el espacio de las oportunidades, calidad del servicio prestado, cantidad, etc).
Frente a la intensidad de los cambios ocasionados por la urbanización, y atentos a aquellos que se avecinan en el futuro inmediato, la identificación de esos obstáculos y la definición sobre cómo mejor intervenir para removerlos o mitigarlos, debe constituir una prioridad en la agenda urbana de las ciudades de la región. Una ciudad con futuro requiere resolver, de manera sustentable, los problemas de exclusión social y baja productividad, como punto de partida de cualquier estrategia de desarrollo. En el caso de América Latina, esta resolución constituye además un aporte vital para la prosperidad y el desarrollo de la región.