Cómo mejorar la eficiencia energética en América Latina
La incorporación de vastos sectores de la población que antes de los años 50 se encontraban fuera del ámbito de los servicios públicos, unida a los procesos de industrialización, ha traído como una de sus consecuencias el incremento masivo en el uso de energía.
Esta situación ha obligado a los países -y los sigue obligando- a invertir en eficiencia energética para brindar un buen servicio a la población y garantizar el abastecimiento para los sectores productivos.
De acuerdo con el Energy Eficiency 2019 de la Agencia Internacional de Energía (IEA), en el 2018 el mundo podría haber ahorrado USD 4.000 millones en energía, de haber logrado una mejora en la intensidad energética del 3% con respecto al año anterior.
Podemos definir la eficiencia energética como la optimización en el uso de energía en productos o servicios. La eficiencia energética no implica que tengamos menos confort o que dejemos de producir los bienes y servicios que requerimos en aras de reducir el consumo energético, sino que podemos tener un confort igual o mayor usando menos energía.
Por ejemplo, podemos pasar de un bombillo incandescente de un consumo de 60 vatios a bombillos LED que iluminan igual o mejor y tienen un consumo de apenas 4 o 5 vatios. La eficiencia en este caso ha sido enorme, al igual que el potencial para otros sectores económicos.
Otro ejemplo. Un programa que modernice viejas turbinas de plantas hidroeléctricas puede incrementar la eficiencia de manera que implicaría el incremento de la generación en el mismo sitio con la misma infraestructura. O podríamos incluir un programa para “cerrar” los ciclos de plantas a gas incorporando una turbina a vapor que utilice el calor de las turbinas a gas (ciclo combinado). Estos programas contribuyen con la mejora de la eficiencia energética por el lado de la oferta.
También podemos actuar desde el lado de la demanda. Con la crisis del petróleo de los años 70, las empresas automotrices fueron obligadas por ley a incrementar la cantidad de kilómetros que podrían recorrer los autos por litro de gasolina. Hoy en día aún existen esas normas que exigen mejoras constantes en el rendimiento de los vehículos.
En la industria de la construcción también podemos tener programas que incrementen la eficiencia. En el pasado, las viviendas tomaban muy en cuenta las condiciones del clima. En climas calurosos, por ejemplo, las viviendas eran construidas con gruesas paredes y altos techos y algunas tenían patio interior, todo ello para mantener un clima de confort en el interior.
Estudios de la IEA muestran que con la tecnología existente en materia de eficiencia energética el mundo puede reducir hasta un 40% de las emisiones de gases efecto invernadero. La mayor urbanización y el aumento de la densidad en las grandes urbes han traído como consecuencia el aumento en la construcción de viviendas y de edificaciones para oficinas que sin embargo hasta no hace mucho no tomaban en cuenta el consumo energético de los mismos.
No obstante, hoy en día existen una serie de instrumentos que pueden ser utilizados para mejorar la eficiencia energética en edificaciones. Por ejemplo, se pueden dictar unas normas que exijan que las nuevas edificaciones cuenten con una modelación de consumo de energía y códigos de construcción para mejorar la eficiencia energética, u obligar a publicar el consumo de energía de las viviendas para que los inquilinos tengan la información.
Otra manera de actuar desde el lado de la demanda es a través de la participación en subastas para la incorporación de nueva capacidad de generación, pero en vez de ofrecer Megavatios de potencia se ofrecerían Negavatio. Los que ofrecen Negavatios ofrecen programas verificables que aplicados durante un tiempo pueden demostrar que a través de mejoras en la eficiencia energética pudieron disminuir el consumo en una cantidad previamente acordada.
Para lograr una mayor eficiencia energética en América Latina, desde CAF preparamos un curso virtual gratuito (MOOC, por sus siglas en inglés en colaboración con la Agencia Internacional de Energía (IEA). El objetivo del MOOC es proporcionar herramientas de planificación, política y finanzas con las que podemos superar las barreras contra los edificios eficientes en materia energética. El abordaje es interdisciplinario y práctico, aplicando conceptos fundamentales a ejemplos del mundo real en América Latina y el Caribe, como también del resto del mundo. El curso inicia el 22 de abril, es libre, gratuito y solo dura 30 horas.
Por todo lo anterior, no solo basta con que los países tengan programas y proyectos para la incorporación de energías renovables, programas amplios de mejora de la eficiencia energética en todos los aspectos de vida económica también deben ser considerados para lograr los objetivos en términos de sustentabilidad y de reducción de emisiones de los países.