Respuestas de instituciones financieras a los impactos del COVID-19
Este blog está escrito por Diana Mejía y Karina Azar
América Latina y el mundo afrontan un reto: hacer un frente unido para sobrepasar los impactos negativos del COVID-19. La protección del empleo y las pequeñas y medianas empresas son fundamentales para sostener el progreso social alcanzado por América Latina en las últimas décadas.
CAF puso a disposición de los accionistas una línea de crédito contingente por hasta USD 50 millones por país para atención directa de los sistemas de salud pública, además de una línea de crédito de emergencia de rápido desembolso por hasta USD 2.500 millones para mitigar los efectos de la expansión de la pandemia, aportar a la continuidad de las operaciones de las empresas y la recuperación del crecimiento económico. De igual manera, las autoridades cuentan con recursos de cooperación técnica no reembolsable por hasta USD 400 mil por país para iniciativas relacionadas con esta coyuntura global. Asimismo, CAF seguirá haciendo gestiones para movilizar recursos de terceros países y socios estratégicos con miras a complementar los esfuerzos que vienen desplegando nuestros países accionistas.
De igual manera, CAF continuará apoyando al sistema bancario de los países de la región y, de manera prioritaria, a los bancos de desarrollo a fin de que puedan colocar recursos al sector productivo, en particular a las pymes, por cuanto son estas empresas quienes están sufriendo el mayor impacto del brote epidémico al ser más propensas a experimentar una limitación en el flujo de efectivo y dificultades en la amortización de sus préstamos. Así, se busca que un mayor acceso al financiamiento pueda permitir que las instituciones financieras continúen ofreciendo créditos orientados a comercio exterior y capital de trabajo, así como apoyar con liquidez en caso de que las cadenas de producción de las pymes se vean comprometidas y, de esta manera, mitigar los efectos sobre sus actividades productivas y el empleo.
Como complemento, CAF también se pone a disposición de entes reguladores y asociaciones bancarias servicios no financieros. Por ejemplo, en temas relacionados con la regulación de calificación de la cartera, así como en la elaboración de normas de emergencia que consideren el impacto del COVID-19 como evento de fuerza mayor para amparar excepciones en el financiamiento de empresas por parte de la banca comercial, entre otros.
Por su parte, CAF celebra y acompaña las iniciativas de las instituciones financieras latinoamericanas que, de manera contundente y oportuna, han establecido medidas para reducir el impacto de esta crisis sobre sus clientes, tanto pymes como individuos. En particular, estas medidas incluyen desde líneas especiales de crédito para pymes hasta ajustes a las condiciones de los préstamos de consumo para las personas, lo cual comprende extensiones de plazos, cambio en los días de pago y periodos de gracia. Asimismo, varias entidades han incorporado condiciones preferenciales y menores tasas de interés para las compras de bienes de primera necesidad.
Adicionalmente, las instituciones financieras han puesto a disposición de sus clientes sus canales digitales, muchas veces de manera gratuita, para evitar los desplazamientos a las oficinas, y han aumentado los topes diarios para pagos y transferencias. De igual manera, y para contribuir con la disminución del efectivo, las entidades financieras están promoviendo diferentes alternativas de pago sin contacto como las tarjetas débito y crédito, así como los pagos con QR, entre otros, para realizar pagos en establecimientos comerciales y acceso a los sistemas de transporte masivo.
Por otra parte, los supervisores y reguladores de la región han dado una respuesta ágil con el fin de aliviar la carga financiera de los deudores afectados económicamente por el coronavirus y garantizar la prestación de los servicios financieros. En particular, las nuevas condiciones para los créditos, como por ejemplo periodos de gracia, aumento de plazos, entre otros aspectos, no tendrán efecto en la calificación del deudor, ni en la información sobre su comportamiento crediticio en las centrales de riesgo. Por lo tanto, esto significa que estas nuevas condiciones no requerirán constituir provisiones adicionales durante este lapso por parte de las instituciones financieras.
En suma, el rol de CAF como entidad multilateral de desarrollo, aunado a las iniciativas de las entidades financieras de la región, permitirá responder de manera rápida y oportuna a las necesidades del sector privado de la región, reduciendo el impacto que el COVID-19 tendrá sobre la economía y la calidad de vida de las personas.