¿Qué habilidades cognitivas tienen los docentes de América Latina?
La calidad docente es multidimensional y no hay un elemento que por sí mismo defina quién es un buen maestro. Sin embargo, hay herramientas sin las cuales un docente de educación básica difícilmente podría desempeñar bien su trabajo, como tener competencias mínimas de matemáticas y comprensión de lectura.
En este sentido, una serie de estudios realizados en países desarrollados han mostrado que hay en efecto una conexión entre el dominio que los docentes tienen de estas habilidades cognitivas y el aprendizaje de sus estudiantes. Desafortunadamente, la ausencia de datos adecuados ha impedido que tengamos un diagnóstico acerca de cuáles son las habilidades cognitivas que tienen los docentes de América Latina y si esta es un área que requiere de atención.
En un estudio reciente –elaborado en conjunto con María Lombardi de la Universidad Torcuato di Tella– damos un primer paso para paliar este vacío informativo. Para ello, analizamos las bases de datos de PIAAC, una encuesta internacional de la OCDE que mide las competencias de matemáticas y comprensión lectora en muestras representativas de la población de 16 a 65 años de edad en 39 países participantes. En la región, Chile, Ecuador, México y Perú tomaron parte en el primer ciclo de PIAAC, así que centramos el análisis en la población con estudios terciarios de estos cuatro países. Por precisión estadística, mostramos solo resultados agregados (es decir, no analizamos a cada país por separado). Como referencia, incluimos los resultados de 15 países de la OCDE con un desempeño por arriba del promedio en la Prueba PISA – una encuesta de la OCDE enfocada en medir las habilidades de los jóvenes de 15 años de edad.
Los hallazgos son preocupantes. Como se puede observar en el Gráfico 1, una amplia proporción de docentes tienen niveles muy bajos de habilidades cognitivas. Alrededor de la mitad se encuentran en los dos niveles de competencias más bajos de la escala de PIAAC. En contexto, las personas en el nivel inferior a 1 tienen, por ejemplo, dificultades para entender qué es 50 por ciento y para identificar una pieza de información en un texto, mientras que quienes se ubican en el nivel 1 tienen dificultades para resolver problemas que requieren de dos cálculos con números enteros y para comparar dos piezas de información en un texto. Este déficit de habilidades se explica tanto por los bajos niveles de competencias entre la población adulta de estos países, como por la brecha de habilidades existente entre los docentes y el resto de las personas con educación terciaria. En contraste, solo el 6 y 4 por ciento de los docentes en los países de la OCDE de referencia se ubican en los dos niveles de competencias más bajos de matemáticas y comprensión lectora, respectivamente.
Como la mayoría de los docentes cursaron estudios en el ámbito de la educación o formación docente (71% en nuestra muestra), indagamos en el perfil de habilidades de las personas con este tipo de estudios superiores. Encontramos una vez más una brecha de habilidades con respecto a los graduados de otros campos de estudio (ver Gráfico 2), la cual es incluso mayor que la prevalente entre docentes y otros profesionistas.
¿Qué explica esta diferencia? Entre los docentes, quienes se graduaron de carreras de otros campos de estudio tienen en promedio niveles más altos de habilidades que los graduados de carreras en el ámbito de la educación (Gráfico 3).
En resumen, los resultados de esta investigación indican que es prioritario poner atención al perfil de habilidades de los maestros de la región. Una agenda de mejora debería partir del análisis de las condiciones laborales y de los mecanismos de selección, promoción y capacitación en la carrera docente, empezando desde el ingreso a los programas de formación docente.