Maternidad y trabajos flexibles en América Latina
Lucila Berniell (CAF) y Dolores de la Mata (CAF), en coautoría con Inés Berniell (FCE-UNLP y CEDLAS), María Edo (UdeSA) y Mariana Marchionni (FCE-UNLP, CEDLAS y CONICET).
En América Latina las brechas de género en el mercado laboral siguen siendo grandes a pesar de los notables avances logrados en las últimas décadas en materia de participación laboral femenina. Esta situación también se observa en las regiones más desarrolladas en donde la evidencia más reciente concluye que la maternidad es el factor clave detrás de la persistencia de estas brechas. En Dinamarca, por ejemplo, mientras que la maternidad explicaba el 40% de las brechas de género en ingresos laborales allá por 1980, en 2017 casi el 80% puede atribuirse a la presencia de hijos. En efecto, para muchas madres la llegada del primer hijo implica dejar de trabajar o trabajar menos horas, mientras que las que permanecen empleadas reciben un salario menor. En contraste, los padres casi no muestran cambios en estas dimensiones. Esto abre brechas de género que persisten incluso muchos años después del nacimiento del primer niño.
¿Es la maternidad en América Latina también un factor determinante en los resultados laborales de las mujeres? En este documento de trabajo mostramos que a pesar de las diferencias institucionales y culturales entre nuestra región y los países más desarrollados, aquí la maternidad es también en gran medida responsable de las brechas de género en empleo y salarios.
El efecto de la maternidad en los resultados laborales en América Latina
Las brechas de género en América Latina son muy grandes. En particular, la tasa de participación laboral femenina es 27 puntos porcentuales inferior a la de los hombres. Además, las mujeres ganan un 17% menos que los hombres con similar educación y experiencia y están muy subrepresentadas en puestos laborales altos, tanto en el sector privado como en el público. Sin embargo, la evidencia disponible sobre los efectos de la maternidad para nuestra región es todavía muy escasa. Una excepción es la reciente publicación en la que analizamos el impacto de la maternidad sobre la informalidad para el caso chileno.
Tal como se muestra en el Gráfico 1, la participación laboral de las mujeres (panel A) cae drásticamente luego del nacimiento del primer hijo (t=0), como también sucede con los ingresos laborales (panel B). En cambio, dentro de las mujeres que están empleadas la maternidad se asocia a un muy importante aumento en la informalidad laboral (panel C). Es importante destacar que estos resultados permanecen hasta 10 años después de la llegada del primer hijo.
Gráfico 1. Efectos de la llegada del primer hijo en resultados laborales de madres y padres en Chile
Fuente: Gender Gaps in Labor Informality: The Motherhood Effect. Berniell, I; Berniell L.; de la Mata, D.; Edo, M.; Marchionni, M. Journal of Development Economics, Volume 150, 2021.
En un nuevo documento de trabajo complementamos el análisis para Chile con otros tres países latinoamericanos: México, Perú y Uruguay. Nos concentramos en estos cuatro países porque son los únicos que cuentan con la información necesaria para realizar este tipo de análisis: es necesario poder seguir a los individuos a lo largo del tiempo, cubriendo tanto la trayectoria laboral como de fertilidad de mujeres y hombres. Nuestros resultados en todos los casos son similares a los del caso chileno, en particular en lo que hace a los prácticamente nulos impactos laborales sobre padres y a los fuertes impactos sobre las madres.
El alto precio de la flexibilidad horaria para combinar familia y trabajo
En los cuatro países analizados encontramos que la maternidad lleva a las madres a desempeñarse en ocupaciones que permiten una mayor flexibilidad horaria. Por ejemplo, la maternidad aumenta la tasa de empleo a tiempo parcial de las madres entre un 16 y un 29 por ciento en el mediano plazo, dependiendo del país, y hasta un 43 por ciento en el más largo plazo. Asimismo, la llegada del primer hijo dispara un importante aumento en las tasas de autoempleo y de informalidad laboral para las madres, pero no para los padres. En el mediano plazo, las tasas de autoempleo para las madres se mantienen entre un 17 y un 42 por ciento por encima de la situación previa al nacimiento de los hijos, mientras que la informalidad aumenta entre un 16 y un 50 por ciento, dependiendo del país analizado.
Estas elecciones ocupacionales esconden altos costos para las mujeres. El empleo a tiempo parcial, el autoempleo y los trabajos informales implican salarios más bajos, ausencia o menor calidad de coberturas de protección social, mayor inestabilidad laboral y peores perspectivas de desarrollo profesional o de carrera. A cambio, solo ofrecen la tan necesaria flexibilidad horaria. ¿Por qué son las mujeres –y no ambos padres- las que pagan este alto costo en el mercado laboral al transformarse en madres? La respuesta a esa pregunta tiene mucho que ver con las normas sociales y con la profundidad de las políticas públicas para conciliar la vida familiar y laboral en cada país.
Utilizando información de 18 países de América Latina, comparamos la participación laboral de las mujeres que son madres con la de aquellas que no tienen hijos, como una forma de aproximar el efecto de la maternidad en aquellos países que no cuentan con información suficiente para realizar el análisis previo. Lo que encontramos es que en aquellos países con normas sociales más igualitarias o mejores políticas de conciliación laboral-familiar, los resultados de las madres tienden a ser más parecidos a los de las no madres, es decir, menor es el costo de la maternidad en el mercado laboral. El Gráfico 2 permite apreciar esta relación.
Gráfico 2. Cambios en el empleo femenino asociados a la maternidad: Las caídas en la participación laboral son mayores en los países con normas menos igualitarias (panel A) y en aquellos con menor acceso a educación inicial (panel B)
Fuente: Motherhood and flexible jobs: Evidence from Latin American countries. Berniell, I; Berniell L.; de la Mata, D.; Edo, M.; Marchionni, M. CAF Working Papers Series 2021/01.
Por un lado, obtenemos que en los países más igualitarios el costo de la maternidad parece ser más bajo (panel A, Gráfico 2), lo cual puede asociarse a que las normas sociales moldean expectativas desiguales sobre el rol que las madres y los padres deben cumplir en el cuidado de los hijos. Por otro lado, y dado que las madres son las principales proveedoras de cuidado, la existencia de políticas amplias de cuidado infantil se asocia con un menor costo de la maternidad en términos de la participación laboral femenina (Panel B, Gráfico 2).
El fomento de políticas que promuevan la corresponsabilidad en el hogar, así como aquellas que permitan una mayor conciliación de la vida familiar y laboral son pilares fundamentales para promover la participación laboral de las mujeres, mejorar la calidad de los empleos femeninos y reducir las brechas de género en salarios. En América Latina, todavía hay mucho espacio para avanzar en estas direcciones.