Vacunación en pandemia: la velocidad importa
Este blog está escrito por Anabella Abadi M. y Gustavo Fajardo.
Excerpt: Las campañas de vacunación han empezado a un ritmo lento y desigual en la región. Acelerarlas tiene un valor enorme, en términos de vidas salvadas y de actividad económica. Los gobiernos deben identificar los factores que limitan la velocidad de las campañas y hacer inversiones decididas para superarlos.
La política de vacunación debe regirse por el principio de que cada día cuenta, en un sentido muy literal. Hay un gran valor en inmunizarse temprano. Un ejercicio sencillo (y un poco ingenuo) puede ayudarnos a aproximar el valor de adelantar la vacunación de una persona en, por ejemplo, tres meses: en los picos de la pandemia que se han registrado en la región, se ha alcanzado una tasa de muertes de 0,03% de la población en 30 días. A ese ritmo, adelantar la inmunización tres meses supone reducir el riesgo de muerte en 0,1% para una persona promedio (los números son aún más dramáticos para grupos de edad avanzada). Ese beneficio es difícil de expresar en términos monetarios, pero cualquier cálculo razonable mostraría que es ampliamente superior a los precios que se están pagando por las dosis (entre 3 y 44 USD). En línea con esto, un estudio del BID con cálculos para América Latina estima que terminar la pandemia tres meses antes “produciría a la región una ganancia de casi US$ 35.000 millones solo en beneficios económicos”. Los beneficios de vacunar rápido son tan altos que justifican una disposición mayor a gastar y a asumir ciertos riesgos que la que se ha observado hasta ahora. Además, un año de pandemia ha dejado la clara lección de que las medidas de contención y control son muy costosas y de eficacia cuestionable.
La buena noticia es que las campañas de vacunación ya han empezado en prácticamente toda América Latina. La mala es que, el ritmo inicial ha sido más lento de lo deseado, aunque con gran heterogeneidad. El porcentaje de población que ha recibido al menos una dosis hasta la fecha va de menos de 1% en algunos países hasta más de 10% en otros (ver Imagen 1). Chile es un caso excepcional de éxito, habiendo desplegado una de las campañas de vacunación más veloces del mundo.
Imagen 1. Porcentaje de la población total que ha recibido al menos una dosis (al 24 de marzo de 2021)
Nota 1: los datos presentados se calcularon con el último dato disponible por país al 24 de marzo de 2021.
Fuente: OWID y cálculos propios.
Si hacemos proyecciones a partir del ritmo de vacunación actual, la mayoría de los países de la región no alcanzarán siquiera a vacunar al total de la población prioritaria durante este año (ver Tabla 1) y no conseguirán la inmunidad de rebaño hasta 2023 o después.
Tabla 1. Días necesarios para inmunizar totalmente al 70% de la población (estimaciones al 22 de marzo de 2021)
Nota 3: para la proyección de los días necesarios, se utilizó el promedio de vacunación diaria de los últimos 14 días.
Fuente: cálculos propios con datos de OWID, Clark et al. (agosto 2020, The Lancet) y OMS.
En parte, la lentitud que se ha observado en estos primeros momentos se debe a factores que no son específicos a la región. De hecho, en Europa continental el comienzo también ha sido lento, con 10% de la población parcialmente inmunizada hasta ahora (no demasiado lejos de los países latinoamericanos con mejor desempeño). Cabe esperar que la producción y los asuntos regulatorios se vayan aceitando con el tiempo. Aun así, hay muchas incertidumbres sobre la mesa y es necesario que los gobiernos busquen activamente acelerar el ritmo de las campañas.
Ante la necesidad de acelerar los esfuerzos, es importante preguntarse cuál es el principal factor limitante: la capacidad para distribuir y administrar vacunas o su disponibilidad. Seguramente hay un poco de ambas cosas. Algunos datos parecen revelar diferencias en las capacidades de despliegue para poner vacunas rápidamente. Usemos a Chile como ejemplo de desempeño destacado. Allí se ha alcanzado a inocular al 2% de la población en un día en sus jornadas más activas. Esto contrasta con el resto de la región, donde no hay cifras cercanas. Uruguay ha registrado días en los que ha vacunado al 1% de los habitantes y en el resto de los países, en las jornadas más activas se ha logrado vacunar al 0,5% de la población o menos. Para mejorar en esta dimensión, hay varios márgenes de ajuste posibles: número de lugares de vacunación, número de vacunadores calificados, días y horarios de trabajo, sistemas de registros y citas, estrategias de información, etc. Las reglas para proceder de manera ordenada y respetando la prioridad de ciertos grupos son importantes, pero no deben entorpecer el ritmo general de la campaña. Es importante mantener presente que cada día cuenta en un sentido muy literal.
Por otra parte, la disponibilidad de vacunas también es un factor importante en la velocidad de avance, y lo puede ser aún más en el futuro próximo. En algunos países de la región, los datos diarios de dosis administradas tienen un comportamiento espasmódico, que parecen sugerir problemas de inventario. Y varios países no han cerrado aún compras de dosis suficientes para vacunar al total de su población. Este es un gran riesgo. La mayoría de las naciones que han logrado avanzar rápidamente en la campaña de vacunación (Israel, Chile, EE.UU. Reino Unido) han cerrado acuerdos por un número de vacunas equivalente a varios múltiplos de su población. Dada la incertidumbre sobre la viabilidad de las distintas vacunas y el exceso de demanda respecto a la capacidad de producción, esas estrategias agresivas y amplias de compra les han permitido aminorar el riesgo y partir con ventaja. En la situación actual, es esencial que los países de la región sigan activos como compradores y busquen acuerdos que diversifiquen su cartera de potenciales proveedores. Sería ideal emplear mecanismos de cooperación entre países para coordinar compras en conjunto y evitar guerras de precios. Lamentablemente, lo recorrido hasta ahora indica que esta no es una posibilidad muy promisoria.
Incluso invertir en instalaciones para la producción puede ser rentable aun a estas alturas. Un estudio reciente de un grupo de economistas y estadísticos estima que expandir la capacidad de producción en mil millones de unidades adicionales podría acelerar la inmunización generalizada de la población mundial en cuatro meses, con beneficios calculados en aproximadamente 800 USD por unidad.
Hay muchas incertidumbres aun sobre el curso que seguirá la pandemia en los próximos meses. Entre todas ellas, destaca una certeza: la mejor inversión que puede hacer un país actualmente es vacunar a su población rápidamente. Los gobiernos de la región deben actuar en correspondencia.