Servicios y recuperación económica
América Latina fue la región más afectada por la recesión del Covid-19, y las estimaciones sugieren que la recuperación será relativamente lenta. La crisis apuntó a oportunidades comerciales para una recuperación más rápida, sólida y resistente en áreas como el cambio climático y la transformación digital. Estas son agendas de especial relevancia para la región por el enorme potencial de negocio asociado al área ambiental y los inmensos espacios a llenar con la transformación digital del sector productivo.
Pero la modernización del sector de servicios también puede ser una forma de reactivar la economía y promover un patrón de crecimiento más sostenible y sostenido. Y no faltan razones para ello. Por un lado, los servicios constituyen al menos el 60% del valor agregado de las economías de la región, albergan a la gran mayoría de empresas -al menos 9 de cada 10 micro, pequeñas y medianas empresas están en el sector servicios-, representan al menos el 69% del empleo y 8,4 de cada 10 nuevos puestos de trabajo creados.
Por otro lado, la productividad laboral en el sector es baja y está estancada y representa solo el 18% de la productividad estadounidense. Parte de la explicación de esta brecha se debe a la concentración en segmentos de bajo dinamismo, como muchos de los dirigidos al consumidor final, y al hecho de que muchos de esos negocios son informales. Dado el tamaño y el potencial de aumento de la productividad, los programas de modernización del sector de servicios podrían traer beneficios amplios e inmediatos a la recuperación.
Pero los beneficios pueden ser aún más potentes. Esto se debe, en primer lugar, a que los servicios se han convertido en la infraestructura más importante que permite la producción y la inversión debido a la servitización de la producción. La tercerización, la subcontratación y los nuevos modelos de negocio han llevado a los servicios a ocupar roles importantes en las cadenas de valor manufactureras e incluso agrícolas y mineras, convirtiéndose así en factores determinantes en la geografía de las inversiones y la diversificación y sofisticación productiva. Se trata de servicios financieros y logísticos, telecomunicaciones y seguros, pero también muchos otros servicios, como los destinados a la investigación y el desarrollo, el apoyo a la producción y las cadenas de valor, la venta, la distribución y la posventa.
Una segunda razón es que los servicios se han convertido en el semillero más relevante de innovación y emprendimiento y la nueva frontera de negocios disruptivos. Y tercero, porque los servicios son un vínculo importante entre las economías de la región y la economía mundial. El 48% del contenido exportado por Brasil son servicios "integrados" en los productos; en el caso de México es del 44% y, en Argentina, del 38%. En México, los servicios, incluidos los importados, son elementos clave en la integración del país en las cadenas industriales globales. Pero los servicios también son importantes para el comercio de productos básicos, ya que representan el 22% del valor agregado de los productos agrícolas y el 35% de los productos minerales exportados por Brasil.
Durante los años de auge de la década de 2000, las importaciones de servicios en las cuatro economías más grandes de la región crecieron a una tasa anual de más del 17%, muy superior al crecimiento del PIB. En 2014, las importaciones correspondientes alcanzaron una cifra récord de 159 mil millones de dólares y un déficit de 74 mil millones de dólares. En los años de estancamiento que siguieron, las importaciones cayeron significativamente; solo en 2020, la contracción alcanzó el 31%. Así, las importaciones de servicios son relevantes no solo para la producción, sino también para las cuentas externas, y destaca la contribución del sector a la dinámica económica y la relevancia del acceso a los servicios para la recuperación de la región.
La pandemia también demostró que un sector de servicios moderno y eficiente es la columna vertebral para hacer frente a situaciones de desastre. De hecho, los países con mejor infraestructura de servicios obtuvieron mejores resultados en la implementación de políticas públicas de emergencia y demostraron ser más resilientes. Desde los servicios básicos de salud, el análisis clínico y la rehabilitación hasta los servicios de logística y distribución, los servicios financieros, el gobierno electrónico y los servicios digitales, todos han demostrado ser elementos críticos para combatir la pandemia y la crisis económica y social. Pero la pandemia también contribuyó a alertar sobre la importancia de los servicios para los ODS y para el enfrentamiento al cambio climático, que requiere un conjunto específico de servicios para apoyar a los países en la adaptación y mitigación de riesgos.
Finalmente, la crisis reciente también ha demostrado que la estructura del mercado y los problemas geopolíticos pueden tener implicaciones no despreciables para el funcionamiento de los mercados internacionales de servicios y, por lo tanto, para el acceso a servicios productivos clave. Tales amenazas han llevado a las autoridades de los países avanzados a promover servicios considerados estratégicos y a reformar la normativa para salvaguardar sus intereses. Como bien ilustra la actual crisis mundial de los servicios logísticos, las perturbaciones del mercado pueden ser muy perjudiciales para la recuperación económica de los países de la región, cuyo crecimiento depende tanto de las importaciones.
El crecimiento sostenido y resiliente de la región a través de los servicios requiere políticas que apunten a un sector de servicios moderno, eficiente, diversificado y competitivo, aliado del sector productivo. Esto, a su vez, requiere un sentido de prioridad, identificación de nodos de servicio que limitan la producción, capacitación de trabajadores y empresas, acceso a financiamiento y tecnologías, políticas de inversión, acuerdos comerciales, apoyo a las agendas de I + D y emprendimiento, regulación moderna y mucho colaboración internacional.