Internet segura y ciberseguridad
Uno de los recuerdos que quedarán del 2021 son los ataques cibernéticos en eventos de impacto masivo, como la disrupción de combustible en un oleoducto en USA por el secuestro de datos a la compañía propietaria. La ciberseguridad ha venido tomando fuerza, aun desde antes de la digitalización masiva que se dio como respuesta a la pandemia del COVID-19.
El cambio de hábitos, la presencia digital y particularmente el incremento en las transacciones digitales nos hacen más vulnerables a la materialización de los riesgos en el mundo digital. No importa si la causa es la falla en un componente (hardware o software), la caída del fluido eléctrico o la acción criminal de algún actor oculto que busca un provecho. Esta realidad ha generado que las organizaciones y los Estados tomen acciones para afrontar estos riesgos.
Desde el marco de acción multilateral, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) se plantea la ciberseguridad como una responsabilidad compartida que requiere una acción coordinada de prevención, preparación, respuesta y recuperación de incidentes por parte de las autoridades gubernamentales, el sector privado y la sociedad civil. Este marco a menudo se denomina Estrategia Nacional de Ciberseguridad (NCS) y es un elemento crítico para la seguridad socioeconómica de cualquier país. La UIT presenta una Guía de Referencia para ayudar a los países a crear un marco nacional de ciberseguridad eficaz. Así mismo, la UIT hace seguimiento al avance de los países en materia de Ciberseguridad, con el GLOBAL CYBERSECURITY INDEX el cual se construye sobre cinco pilares: (i) medidas legales, (ii) medidas técnicas, (iii) medidas organizativas, (iv) desarrollo de capacidades y (v) cooperación.
También en el ámbito regional, desde la OEA o la CEPAL, se han dado iniciativas que buscan evaluar el estado de la región en materia de ciberseguridad, fortalecer la cooperación y desarrollar capacidades.
Miradas más amplias como la de Internet Society (ISOC), que trabaja para que Internet sea abierta, globalmente conectada, segura y confiable, ayudan a que la ciberseguridad no se quede solo como una respuesta a acciones criminales, sino que incluya soluciones amplias que potencializan la comunicación y la digitalización como factores de mejora para las actividades humas y la evolución de los ecosistemas en el planeta.
Desde CAF, la ciberseguridad se ha explorado y desarrollado en proyectos que van desde el desarrollo de infraestructura digital, la evaluación y propuesta de la transformación digital de la región, el desarrollo de un mercado único digital y la economía digital,y las industrias digitales basadas en el conocimiento.
Después de 2 años de pandemia, con una masificación de la presencia y transacciones digitales, los riesgos digitales se hacen cada vez más presentes. Pero su abordaje deberá abarca el mundo hibrido que empezamos a delinear: ciudades, producción, cadenas de abastecimiento y las mismas vidas de los individuos, que interactúan cotidianamente entre el mundo físico y el virtual. La forma en que se produce y consume contenidos digitales, debe poder distinguir falsificaciones en (Deepfakes); la tecnología operacional (TO, por sus siglas en inglés) debe protegerse para garantizar el funcionamiento industrial y productivo; las transacciones de los individuos, las empresas y los Estados, deben ser seguras y confiables. Es así, como desde CAF visionamos la trasformación digital y trabajamos con los países de la región para materializar las potencialidades de esta transformación.