Pymes y financiamiento verde
Este artículo está escrito por Rebeca Vidal y Camille Endo.
El mundo del financiamiento se encuentra en un constante proceso de evolución que responde a las necesidades y tendencias de los mercados. Esta evolución se ilustra, en años recientes, no solo en un mayor surgimiento de soluciones financieras apoyadas en tecnología, sino también en los importantes avances que han buscado alinear los mecanismos de financiamiento a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) impulsados por las Naciones Unidas y al Acuerdo de París. Estos lineamientos han sido adoptados por entidades públicas y privadas en una dinámica creciente a nivel global.
En esta creciente ola de recursos financieros orientados a la sostenibilidad, se enmarcan los créditos “verdes” que progresivamente han venido impulsando los ecosistemas institucionales de financiamiento, y que en América Latina cada día son ofrecidos por un mayor número de instituciones.
Ciertamente, durante los últimos 5 años el crecimiento en la oferta de financiamiento con enfoque sostenible ha crecido notablemente. Durante el primer semestre de 2021, la inversión en bonos ambientales, sociales y de gobernanza, bonos vinculados a la sostenibilidad y de transición hacia modelos sostenibles, alcanzó los USD 496,100 millones, mostrando un incremento de 59% respecto al mismo período del año anterior, según la Climate Bonds Initiative (CBI), organización mundial que promueve el financiamiento verde. No obstante, las modalidades de asignación de este tipo de recursos suelen concentrarse en grandes proyectos orientados a la generación de energías renovables y mitigación del cambio climático, por ejemplo.
En este contexto, las Pymes parecen tener dificultades para acceder a este tipo de recursos financieros, debido a que la escala de sus proyectos verdes es bastante menor a la que suele ser atendida por el mercado de bonos. En tal sentido, diversas instituciones en Latinoamérica han comenzado a ofrecer productos específicamente diseñados para la incorporación de este importante segmento productivo a la ola del financiamiento verde.
De acuerdo con el más reciente Informe de Progreso Global de la Red de Banca Sostenible, promovido por la Corporación Financiera Internacional (IFC), los países latinoamericanos que han mostrado un mejor desempeño en cuanto al desarrollo del financiamiento verde son Brasil, Colombia y México. En el caso de Brasil, destacan las metodologías implementadas para el seguimiento al progreso de los bancos y para el cálculo de la exposición a riesgos de tipo climático; Colombia, por su parte, exhibe una importante capacidad de innovación al implementar un mercado de financiamiento de construcción sostenible, mientras México lanzó hace un par de años los Principios de Bonos Verdes a través del Consejo Consultivo de Finanzas Climáticas.
Entre los ejemplos de esfuerzos emprendidos por los bancos de la región para impulsar estrategias de financiamiento verde hacia el segmento Pymes, encontramos casos como el Programa Pymes Verdes impulsado por el Ministerio de Desarrollo Productivo de Argentina, y que destina aproximadamente US$ 38 millones para promover la producción sostenible de las Pymes, incluyendo 7 instrumentos con plazos y tasas favorables en comparación con el mercado. Entre los destinos de aplicación de estos recursos, que se colocan a través del Banco Nación, destaca la implementación de sistemas de gestión ambiental, así como la reducción de impacto y huella de carbono.
En el caso de Chile, la Corporación de Fomento a la Producción (CORFO) mantiene un programa de refinanciamiento para el desarrollo y ejecución de proyectos sostenibles (enfocados en energía renovable, eficiencia energética y economía circular). Bajo este programa, se proporciona crédito verde a empresas privadas con ventas de hasta US$ 20 millones aproximadamente, con condiciones de largo plazo y financiamiento de hasta 70% de la inversión por proyecto.
Por su parte, Agrobanco busca promover y facilitar el otorgamiento de créditos a los pequeños productores agropecuarios del Perú, incluyendo además asistencia técnica. Este crédito verde se dirige al financiamiento de cultivos, crianzas, sistemas forestales y acuicultura que tomen en cuenta prácticas verdes o sostenibles en sus procesos.
Desde el sector privado, también han surgido iniciativas relevantes de financiamiento verde, dirigidas en parte importante al segmento Pymes. En Ecuador, entre 2019 y 2021, seis entidades bancarias (Banco Pichincha, Banco Guayaquil, ProCredit, Banco Internacional, Produbanco y Banco Bolivariano) lograron levantar de diferentes fuentes internacionales y multilaterales un total de US$ 720 millones para destinar a proyectos empresariales de agricultura, vivienda y transporte sostenibles, así como de eficiencia energética y gestión de residuos.
Asimismo, en Uruguay, el BBVA emitió el primer bono sostenible del mercado uruguayo por un plazo de 10 años y un monto de hasta US$ 15 millones. Este bono se enfocará en financiar proyectos en materia de eficiencia energética, transporte limpio, agricultura sostenible, construcción sostenible y fomento del segmento de micro, pequeñas y medianas empresas (MiPymes) y contó con una elevada demanda.
Desde CAF, Banco de Desarrollo de América Latina, se promueve el desarrollo de la oferta de financiamiento verde para Pymes bajo el rol de banca de segundo piso, y en tal sentido, las líneas de crédito con bancos locales incluyen el enfoque sostenible, la equidad de género y la concentración en Pymes como destinos priorizados para la colocación de recursos en las matrices empresariales de la región.
Si bien la oferta de financiamiento para Pymes se ha dinamizado, y con ello las oportunidades de captación de recursos para estas empresas es creciente, todavía la región tiene como reto la extensión de prácticas como la adopción de metodologías que permitan a las instituciones financieras dar respuesta oportuna a las necesidades de estas empresas, poner en valor el impacto generado por este tipo de financiamiento y fortalecer la cultura empresarial relacionada con los modelos de negocios sostenibles, de manera que se pueda alcanzar también una demanda creciente para este tipo de financiamiento, en favor de la sostenibilidad del planeta.