América Latina y el Caribe: ¿nuevo clúster global de soluciones climáticas?
Desde la firma del Acuerdo de París en 2015 y la aprobación de su artículo 6to vinculado a la regulación del mercado de carbono en la COP26 de Glasgow en 2021, cerca de 200 países y más de mil grandes empresas han respaldado el objetivo de limitar el aumento de la temperatura media del planeta a los 2 grados centígrados, buscando idealmente no sobrepasar los 1,5 grados.
Teniendo en cuenta el volumen de compensaciones necesarias para alcanzar la meta del Acuerdo de París, el TSVCM se estima que la demanda anual del sector privado por créditos de carbono en el mercado voluntario podría alcanzar entre 1,5 a 2,0 giga toneladas (GtCO2), generando un mercado de 50.000 millones de dólares hasta el 2030.
En las últimas dos décadas, América Latina y el Caribe (ALC), ha desempeñado un papel importante como proveedor de créditos de carbono de Soluciones Climáticas Naturales (SCN). Se destaca que los precios de las compensaciones de créditos SCN, aumentaron en 30% en relación al 2019, mientras que los precios de las compensaciones de energía renovable disminuyeron un 16%. En 2020, la región alcanzo cerca del 40% del market share, liderando la oferta global de créditos de carbono en el mercado voluntario, a través de proyectos de SCN.
Este escenario abre una ventana de oportunidad muy significativa para la región, por un motivo relativamente evidente: no hay una oferta suficiente de créditos de carbono en Europa y Asia, capaz de cubrir su demanda doméstica. Por este motivo, el proveedor evidente para complementar la oferta global, o liderar el mercado, por la calidad de sus activos y adicionalidad, es ALC.
Entre tanto, para que esta posibilidad se concrete de forma exitosa, resulta necesario tener en cuenta:
- Desde la perspectiva del comprador, los créditos de carbono representan un costo de transacción adicional, y que las compensaciones con créditos de carbono, no son un fin en sí mismas;
- El verdadero objetivo de las compensaciones con créditos de carbono, es darle un sentido económico (presión), a la necesidad de realizar inversiones permanentes para la descarbonización de la economía;
- La oferta de créditos de carbono en ALC, presenta debilidades difíciles de gestionar, principalmente por la impermanencia de los activos naturales e incertidumbre del contexto macroeconómico;
- Con mayores exigencias de transparencia, los compradores serán más rigurosos en la verificación de los resultados de compensación, esto genera un desafío importante para las soluciones naturales; que es exactamente el segmento donde ALC tiene su principal ventaja comparativa;
- Una nueva generación de soluciones climáticas industriales, están siendo desarrolladas como alternativas a la oferta de soluciones naturales. A pesar de no ofrecer adicionalidad social y ambiental, comparable con las soluciones naturales, estas tecnologías competirán directamente con los proyectos climáticos de ALC.
Por todo esto, es importante que el desarrollo del mercado regional del carbono resulte de un proceso concertado y de aprendizaje conjunto entre los países interesados, evitando la fragmentación de la oferta y el debilitamiento de la posición regional como proveedor de créditos de carbono, de primer nivel.
No se trata, sin embargo, de un trade-off entre mercados nacionales y el mercado regional. Se trata en realidad de un camino de dos vías, donde el refuerzo a los procesos nacionales debería estar a la vez alimentando la harmonización y complementariedad de estándares y normativas a nivel regional. En suma, se trata de construir una visión compartida y estratégica regional para el mercado de carbono.
Es con esta perspectiva que trabajamos en la Iniciativa Latino Americana y del Caribe del Mercado de Carbono (ILACC), un proyecto regional impulsado en colaboración con los bancos nacionales de desarrollo de los países miembros de CAF cuya finalidad es promover la competitividad de la oferta de créditos de carbono generados en la región, ampliando los impactos en la generación de empleos, renta, negocios verdes y combate a la pobreza.
El abordaje de trabajo de ILACC se sostiene en tres pilares que se complementan: el primero consiste en ampliar y diversificar la oferta de proyectos climáticos, generando ganancias de escala y know-how; el segundo pilar consiste en el acceso a mercados internacionales, reforzando la trazabilidad de los proyectos y transparencia en sus resultados de compensación. Aquí se incluyen la aplicación de tecnologías como el block-chain y la digitalización/tokenización de los activos naturales, entre otros; el tercer pilar consiste en la necesidad de reforzar los mecanismo de distribución de beneficios entre los desarrolladores de proyectos y la comunidades locales.
La experiencia nos muestra que la ¨promesa¨ de compensación que ofrece un crédito de carbono, generado por la conservación y/o restauración de un bosque, depende finalmente, de un tejido complejo de convergencias política, legal, económica, social y ambiental que deben estar articuladas para esta finalidad.
Sin una visión convergente de propósitos comunes entre los actores, no hay una efectiva entrega del servicio de compensación, sin entrega, no hay credibilidad, y sin credibilidad, ALC no tendrá un rol significativo en el mercado de carbono.
Por otro lado, a través de una visión estratégica compartida y contando con las herramientas correctas de la política económica y de financiamiento climático, ALC podrá posicionarse como un importante cluster de soluciones climáticas naturales, atendiendo su vocación, y a través de esto, desarrollar las capacidades que requiere para ser competitivo en la nueva (r)evolución económica global de negocios verdes.