Las Fintech, un ambiente propicio para el cierre de la brecha de género
La igualdad de género es una de las prioridades en la Agenda 2030 para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible; la Pandemia nos dejó ver la vulnerabilidad de nuestros sistemas económicos y sociales, pero a su vez también pudimos presenciar cómo el mundo de la ciencia, la innovación y el sector empresarial han desplegado esfuerzos para generar respuestas y soluciones a una velocidad vertiginosa.
En la necesidad de movilizar recursos hacia la aportación de soluciones tecnológicas, el mundo de las TIC dejó en evidencia que las mujeres, con un gran potencial de aporte, siguen optando por otro tipo de ramas formativas alejadas de lo tecnológico y esta falta de presencia femenina en los estudios tecnológicos hoy por hoy se traduce en escasez de mujeres en esta área profesional donde el desafío por respuestas es imperante. En esta medida integrar a las TIC en la sociedad de forma igualitaria, es necesario para promover que las mujeres sean verdaderas protagonistas en la sociedad de la información y se hace imprescindible, fomentar que estudien carreras universitarias tecnológicas, aumentar su presencia en puestos directivos en empresas tecnológicas, facilitar que sean usuarias/creadoras/transmisoras de información y conocimiento a través de las nuevas tecnologías y la sociedad de la información y facilitar el uso y acceso a las herramientas informáticas fomentando su capacitación y formación en competencias digitales.
Las brechas de género también se extienden a las llamadas habilidades del siglo XXI, altamente valoradas hoy y cuya demanda continúa en imparable ascenso. En los países de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo - OECD, las mujeres se encuentran mejor posicionadas que los hombres en términos de habilidades TIC, pero están por debajo en términos de habilidades CTIM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática) y de gestión y comunicación (OCDE, 2020). Sin embargo, en América Latina y el Caribe, la evidencia disponible para un grupo de cuatro países de la región (México Brasil Colombia y Chile) indica que los hombres superan a las mujeres en los tres grupos de habilidades (TIC, de gestión y comunicación y CTIM). Estos datos ponen de manifiesto la desventaja en la que se encuentran las mujeres a la hora de enfrentar las transformaciones de lo que ya se conoce como Cuarta Revolución Industrial.
En la industria Fintech, ¿Cómo intervienen las mujeres desde sus roles de fundadoras, emprendedoras o participantes en general?
En este sentido, la industria financiera no ha sido ajena al desarrollo de nuevas tecnologías que buscan transformar la visión de negocios de forma disruptiva o abrupta en el sistema financiero. Fintech ha sido el término que se le ha asignado a esta nueva ola revolucionaria de ideas que está cambiando la forma en que se interactúa con las instituciones financieras y, en algunos casos, permite llevar a cabo transacciones entre individuos directamente sin la necesidad de un banco. Las Fintech han logrado también que los bancos redefinan sus estrategias y, a través de la innovación tecnológica, permitir que sus clientes accedan a nuevas herramientas de fácil manejo y mayor seguridad. Es así como Fintech acoge una serie de ideas novedosas alrededor de cuatro principales tipos de innovaciones: Plataformas de pago, Crédito digital, Criptoactivos y Blockchain, y Crowfunding.
Respecto a la consolidación de la industria, alrededor de un tercio de las empresas Fintech en la región, tienen a una mujer fundadora o a una mujer en el equipo fundador, muy por encima del promedio mundial que se ubica en torno al 7%. México, Colombia y Brasil aglutinan el mayor número de Fintech fundadas por mujeres en Latinoamérica, aunque en proporción a su población, Uruguay lleva la delantera con el 47,4%.
Asimismo, en América Latina 30% del personal que trabaja en empresas Fintech son mujeres, aunque solo el 11% de estas empresas tienen el 50% o más de mujeres trabajando en sus equipos, existiendo mayor presencia allí donde lógicamente la mujer es la fundadora. De esta manera vemos que la industria Fintech es un ambiente propicio para el crecimiento profesional y personal de la mujer, contribuyendo significativamente al proceso de inclusión y educación financiera; las Fintech tienen entre sus objetivos promover la transparencia, la seguridad y la responsabilidad mediante un cambio de paradigma en la cultura, la digitalización y la tecnología de los sistemas financieros, reforzando en el camino la integración económica de la población desatendida.
Mentoring como herramienta para el cierre de brecha
Es evidente la necesidad de potenciar y capacitar el emprendimiento femenino, con el fin de hacer frente a las dificultades que enfrentan las mujeres en el mundo laboral y cubrir la alta demanda de perfiles digitales por parte de las empresas que quieren optimizar e incrementar su actividad, ser más competitivas en el mercado y lograr una mayor incorporación de las mujeres al mercado de digital. La OECD pronostica que sólo alcanzar la paridad de género en la participación de la fuerza laboral en todos los niveles jerárquicos de los países desarrollados durante los próximos 20 años equivaldría a un incremento del producto nacional bruto de 12 trillones de dólares.
La mujer constituye una contribución crucial en la economía actual, representando un 47% de la fuerza laboral (y continúa creciendo). Un incremento del 30% de mujeres en posiciones de alta dirección se ha asociado con un incremento del 15% en beneficios como el fortalecimiento de las relaciones productivas entre empleados, que propagan valores a través de la organización y, sobre todo, preservan y acrecientan su capital experiencial. A su vez incrementar las tasas de promoción entre los colectivos seleccionados y, así, fortalecer la capacidad de la empresa para competir en mercados cada vez más globalizados.
Como vemos, las Fintech generan un ambiente propicio para que más mujeres se sumen al reto, no obstante, la oferta de conocimiento es baja en relación con la demanda actual del mercado y a pesar de la cultura organizacional que se puede tejer alrededor de esto, los hombres continúan llenando esas plazas. Hacer frente a esta problemática nos demanda buscar soluciones a corto plazo, pero con resultados de largo plazo. Una de las propuestas para dar solución a esta situación está relacionada con el fortalecimiento del Mentoring Empresarial dentro de las organizaciones, especialmente aquellas que han dado un enfoque especial para potenciar el crecimiento profesional de las mujeres y el cierre de la brecha de género.
El objetivo consiste principalmente en que las mujeres de una misma organización puedan compartir sus conocimientos y apoyarse mutuamente basadas en el concepto la “Sororidad”, un término que en el 2018 la Real Academia Española definió como “agrupación que se forma por la amistad y reciprocidad entre mujeres que comparten el mismo ideal y trabajan por alcanzar un mismo objetivo”, en un ambiente colaborativo con las Fintech.
En esta perspectiva, el ecosistema Fintech tiene la posibilidad de influir desde dos ópticas en la reducción de la brecha entre hombres y mujeres. Por un lado, pueden tener injerencia a través de sus prácticas de empleo, tanto con la contratación de un mayor porcentaje de mujeres como con la implementación de iniciativas para acompañar su desarrollo profesional; y, por otro lado, ofreciendo productos y servicios adecuados a sus necesidades, permitiéndoles lograr una autonomía y crecimiento económico.
Las plataformas financieras se vuelven cada vez más inclusivas y no solo en términos de clientes sino también del personal generando impacto a todos los niveles de la organización y población. Si bien hay retos que deben sortearse para que las mujeres participen más en temas de tecnología, es interesante el momento de apertura democrática que viven las Fintech para aprovechar y promover que haya más igualdad de género en su operatividad. Es ahora la oportunidad para sentar las bases ya que no es un sector maduro en el mundo de las finanzas. Las mujeres han demostrado su capacidad disruptiva para contrarrestar la incertidumbre y las adversidades que los negocios han tenido que enfrentar.
La innovación y la resiliencia han sido clave para enfrentar el desafío impuesto por la pandemia. De igual manera, hemos visto que la diversidad de género contribuye de manera fundamental al éxito de las organizaciones, por eso, los equipos de trabajo donde hay hombres y mujeres, que cuentan con las mismas posibilidades de crecer y participar activamente de la toma de decisiones, generan mejores resultados financieros y comerciales, así como mejoras sustanciales en la gestión organizacional. Son muchos los estudios que avalan el aporte que las mujeres hacen a las empresas y en la economía en general. Esta situación se ve acentuada en las Fintech, que llevan la delantera en cuanto a inclusión laboral femenina en América Latina.