Armando Guio Español
Elisabeth Sylvan
El temor sobre cómo las nuevas herramientas de Inteligencia Artificial (IA) generativa afectarán a los países de Latinoamérica y el Caribe es razonable, más si se consideran las preocupaciones actuales que ya existen en la región sobre niveles de empleabilidad y alfabetización digital. La tasa de desempleo de América Latina es alta si se tiene en cuenta que el promedio para la región es de siete por ciento (OIT, 2022). A esto se une que la OCDE haya determinado que más del 25% de los empleos en América Latina pueden estar en riesgo de ser reemplazados por la automatización, lo cual se constituye como una de las tasas más altas del mundo (OCDE, 2020). En este contexto el crecimiento del uso de esta tecnología presenta varias inquietudes entre la población.
Es tal la preocupación frente al ascenso de la IA generativa que El Tiempo, uno de los principales periódicos de Colombia, creó recientemente una edición especial con la que la gente podía autoevaluar el riesgo de que su empleo fuera sustituido en un corto plazo (Contreras, 2023). La gente accede a este tipo de noticias con mayor regularidad y puede que lleguen a considerar que sus gobiernos no están preparados para abordar estos retos. Es entendible que se considere que no se ha hecho suficiente por preparar a la población en una región en la que sólo el catorce por ciento de los niños de la población más pobre de América Latina acceden a Internet únicamente en la escuela (OCDE, 2020).
La IA generativa es un concepto nuevo para la gran parte de la población de América Latina, qué presenta aún más retos en temas de formación y educación. Si definiéramos esta tecnología podríamos decir qué la IA generativa es un tipo de inteligencia artificial que puede generar contenidos como texto, vídeos e imágenes en tiempo real, dando lugar a contenidos difíciles de diferenciar de los de un ser humano. Es comprensible, por tanto, que la gente se preocupe de que la IA generativa pueda incurrir en comportamientos considerados propios de los humanos y que por ende pueda reemplazarlos.
Ahora bien, cualquier respuesta gubernamental o social debería ser proporcional a los riesgos reales y propios de América Latina y el Caribe. Se deben evitar acciones que respondan de forma desproporcionada a la exageración y el miedo que rodea actualmente a la tecnología. Las medidas inflexibles, como la prohibición total de la innovación, limitarán la capacidad de la región para influir en el diseño de las nuevas herramientas de IA y modular su despliegue a escala regional. Por otro lado, no hacer nada ahondará los problemas existentes, corriendo el riesgo de debilitar la competitividad tecnológica de estos países y perdiendo un tiempo valioso para abordar los cambios a los que se enfrenta América Latina.
Por esta razón, proponemos seis medidas específicas que pueden ayudar a los gobiernos y a los responsables de la toma de decisiones en América Latina a desarrollar una hoja de ruta clara para navegar este contexto complejo y retador:
- Continuar con la aplicación de las políticas y estrategias nacionales de IA en curso, aumentando al mismo tiempo la participación pública en la misma.
Todos los países tienen la oportunidad de compartir información y aumentar la participación pública en la aplicación de sus políticas nacionales de IA, independientemente de en qué fase del proceso se encuentren. Los países que han diseñado estrategias nacionales de IA y los que están considerando actualizar sus estrategias nacionales de IA pueden aumentar la participación de las partes interesadas. Cuando se incluye a las personas, es más probable que consideren a sus gobiernos receptivos y valoren aún más formar parte de la conversación.
Las prácticas inclusivas tendrán el beneficio añadido de educar al público sobre la IA generativa al igual que sobre las decisiones políticas qué se están tomando al respecto, demostrando la acción de los gobiernos al respecto.
- Identificar y compartir los beneficios de la IA generativa para el bien público.
La narrativa sobre la IA generativa ha sido mayoritariamente negativa, centrándose en cómo estas herramientas sustituirán a los humanos. Los gobiernos pueden trabajar para lograr un diálogo más equilibrado evaluando cuidadosamente los beneficios frente a los riesgos y destacando los beneficios para el público de una manera imparcial y justa. La IA generativa ofrece a los gobiernos una oportunidad real de mejorar los servicios públicos ofrecidos a través de sus programas de gobierno y transformación digital, por ejemplo, reduciendo los tiempos de respuesta y aumentando el acceso a la información. Las partes interesadas que adopten el potencial positivo de la IA generativa pueden tener un gran impacto a la hora de satisfacer las necesidades críticas de la región.
- Definir lo que será socialmente tolerable frente al uso de esta tecnología
Aunque los beneficios de la IA generativa son grandes, también lo son los riesgos. Como sociedad, tenemos que definir cómo se utilizarán estas herramientas y cómo gestionar problemas como el plagio y la desinformación (ej. Deepfakes). Los países tendrán que equilibrar la gestión de los riesgos con otros derechos fundamentales. Por lo tanto, los debates éticos deben ser una prioridad y se deben probar diferentes modelos para determinar cómo se pueden garantizar los principios básicos. El Blueprint for an AI Bill of Rights de Estados Unidos (Casa Blanca, 2022) es una buena referencia para estudiar cómo las entidades públicas pueden hacer operativos los principios que promueven el uso responsable de la IA.
Los gobiernos de América Latina también deben promover principios éticos en el sector privado. Las empresas y los emprendedores de IA deben comprometerse con los gobiernos sobre el diseño y la implementación éticos y examinar sus herramientas en consecuencia. Esto requiere de propuestas innovadoras, como las certificaciones éticas para aplicaciones de IA (Genovesi y Mönig, 2022) con el fin de incentivar eficazmente a las empresas. Las partes interesadas, especialmente los consumidores y la sociedad civil, necesitan preocuparse activamente por el uso ético de esta tecnología y exigir un comportamiento ético. Así pues, los gobiernos deben promover la participación de estas entidades, mientras que las asociaciones de consumidores deben desempeñar un papel activo en la adopción de medidas y acciones específicas para proteger sus derechos en el uso de esta tecnología.
- Acelerar la experimentación normativa y elaborar un primer proyecto de legislación sobre IA para la región.
Antes de promulgar amplias normativas, los países latinoamericanos pueden experimentar varios enfoques regulatorios alrededor de la IA generativa para comprobar cómo funcionarían en la región. Los sandboxes regulatorios y prototipos de política ayudarán a los países a medir el impacto de estas propuestas. Un ambicioso proyecto de creación de prototipos de políticas permitiría experimentar con propuestas reguladoras innovadoras que no hayan sido adoptadas aun oficialmente por los gobiernos (por ejemplo, white papers, proyectos de ley, etc.).
Por esta razón, un próximo paso clave en la preparación de América Latina en esta materia es desarrollar un primer borrador de regulación sobre IA que pueda analizarse en estos espacios de prueba. Al igual que Europa publicó un white paper sobre la regulación de la IA (Comisión Europea, 2020), los países latinoamericanos deberían empezar a formalizar sus enfoques y propuestas regulatorias. Así, estas regulaciones pueden ponerse a prueba y las partes interesadas pueden examinar cómo responderán los sistemas legales, técnicos y sociales de la región a estos cambios. Aunque los países latinoamericanos pueden examinar los modelos de legislación existentes en otras partes del mundo, su legislación debe adaptarse a las necesidades propias. Los países de la América Latina pueden desear, por ejemplo, centrarse en cuestiones de derechos humanos más que en cuestiones técnicas (como ha hecho el Blueprint for an AI Bill of Rights.) y en aspectos más procedimentales qué hagan estas regulaciones efectivas en estos países. Los gobiernos disponen de un conjunto claro de derechos humanos y principios internacionales para hacer esto posible. Ahora la tarea consiste en probar procedimientos y acciones para aplicar esos derechos y principios a los sistemas de IA.
- Aumentar la alfabetización en AI entre la población, especialmente entre las mujeres y los niños.
El gobierno debe dar prioridad a las iniciativas educativas no solo para apoyar el empleo, sino también para reducir los temores de las personas y aumentar el uso responsable de la IA. El "1 por ciento" de Finlandia demuestra que la educación puede tanto preparar a las personas para el empleo como reducir sus temores sobre la tecnología (Delcker, 2019). Otro caso que vale la pena resaltar es la plataforma Aprendeia.Org, un conjunto latinoamericano de recursos educativos en línea fue creada a través de la Misión de expertos de IA en Colombia con el apoyo de CAF. Ambos enfoques pueden reproducirse en toda América Latina.
La gente tiene derecho a entender la IA generativa, independientemente de su posición social, edad o trabajo. Sin embargo, no todos los grupos están igualmente informados e involucrados en este proceso. En toda América Latina las mujeres tienen poca representación en trabajos tecnológicos, lo que no es sorprendente dado que tienen menos acceso a la formación tecnológica (BID, 2022). Además, los niños serán los más afectados por la IA a largo plazo y por las decisiones alrededor de esta tecnología. Por lo tanto, es especialmente importante que los programas de alfabetización en IA prioricen la formación tanto de mujeres como niños.
- Establecer alianzas estratégicas; colaborar en lugar de competir
Los gobiernos de la región no tienen por qué trabajar solos. Los ciudadanos de toda América Latina se beneficiarán si los gobiernos desarrollan capacidades e infraestructuras compartidas. Por ejemplo, si la región construyera una infraestructura de datos compartida generaría un recurso competitivo de escala mundial. Así mismo, si los países comparten los resultados de sus experimentos de regulación, programas de alfabetización en IA y enfoques de participación comunitaria, pueden aprender unos de otros qué es lo que mejor funcionará en la región. Esta colaboración puede ayudar a los países a evitar repetir los errores de los demás, ahorrando tiempo y recursos valiosos.
Además, los gobiernos pueden trabajar con entidades ajenas a ellos, como las numerosas instituciones académicas y las organizaciones internacionales que ya contribuyen a América Latina. El intercambio de ideas y experiencias entre países e instituciones tendrá un efecto sinérgico sobre la comprensión y las posibilidades de esta tecnología. Los gobiernos pueden trabajar para generar espacios eficaces que faciliten las alianzas y fijen metas periódicas alcanzables para obtener resultados ambiciosos. Ahora es el momento de considerar una Alianza de IA en América Latina, que reúna a gobiernos y otras organizaciones para desarrollar una agenda compartida y objetivos comunes.