En los últimos treinta años, los países de América Latina y el Caribe (ALC) han logrado avances importantes en materia de educación básica, especialmente, en lo referido a la cobertura. Sin embargo, los datos disponibles muestran que la acumulación de habilidades en los niños y jóvenes de ALC presenta algunas deficiencias, que además se acentúan para las poblaciones más vulnerables.
Estas dificultades de los sistemas educativos para expandirse con suficiente calidad perjudican la capacidad de nuestros países para generar bienestar y riqueza de una forma sostenible.
Es entonces una prioridad para ALC ofrecer acceso a una educación de calidad que garantice habilidades mínimas desde los niveles iniciales y, sobre todo, lograr que este mayor acceso incluya a niños, niñas y jóvenes de los contextos más vulnerables. La educación no solo es un derecho humano básico, sino que también es uno de los canales más importantes para reducir la pobreza y su transmisión entre generaciones de una misma familia, así como para aumentar la productividad de las economías.
Comprometida con impulsar un mayor desarrollo sostenible, en los últimos diez años CAF ha destinado USD 1.311 millones buscando aumentar la infraestructura educativa de calidad, mejorar las competencias docentes e impulsar procesos de transformación digital que contribuyan con una mejor educación básica.
La infraestructura educativa nueva o renovada financiada por CAF podría generar un aumento de 5% de un año de escolaridad ajustado por aprendizajes, mientras la expansión de la educación inicial podría tener impactos en el desempeño académico y otros ámbitos conductuales y socioemocionales equivalentes a 20% de un año escolar ajustado por aprendizajes, cuando se implementan con altos estándares de calidad.
Además, el apoyo de CAF destinado a fortalecer las capacitaciones docentes en temas pedagógicos generaría un aumento de 32% de un año escolar ajustado por aprendizajes. Y la provisión de equipos y conectividad combinado con acciones para facilitar la inclusión de tecnología en los procesos pedagógicos podrían traducirse en un aumento de 35% de un año escolar ajustado por aprendizajes.