Orquesta Sinfónica de Juventudes de los Países Andinos inicia gira de conciertos en Colombia

(Santa Fe de Bogotá, 25 de Octubre de 2000).- Héctor Anori tiene 18 años, es de Bolívia; Sergio Trujillo tiene 20 y es de Colombia. Carla Loaiza es de Perú y tiene 22 años, Hugo Quimbita tiene 23 y es de Ecuador, mientras que Yolena Orea, tiene 18 y es de Venezuela. Todos ellos tienen algo en común: son jóvenes, músicos y forman parte de la "Orquesta Sinfónica de Juventudes de los Países Andinos".

Dos años serían suficientes para materializar un ambicioso sueño: la creación de una orquesta integrada por jóvenes de los cinco países andinos, que fuera un vivo testimonio de desarrollo e integración. Para ello, harían falta la entusiasta y firme convicción de la Corporación Andina de Fomento (CAF) y la dilatada experiencia de la Fundación del Estado para el Sistema Nacional de Orquestas Juveniles de Venezuela, a la que se unirían la Fundación Batuta de Colombia, la Orquesta Sinfónica Juvenil del Ecuador, el Conservatorio Nacional de Música del Perú y el Viceministerio de Cultural de Bolivia.

El fruto de esta iniciativa no se hizo esperar. El debut de la agrupación, el pasado mes de junio en el Teatro Teresa Carreño de Caracas, le puso fecha de nacimiento a esta vibrante realidad, que se descubre ante el mundo para mostrar el rostro renovado de nuestro continente. "Fue con el espíritu de incentivar a las nuevas generaciones como portavoces de un mensaje integrador entre los pueblos de América Latina a través de la música que se creó la Orquesta Sinfónica de Juventudes de los Países Andinos". De esta forma y en palabras del Presidente Ejecutivo de la CAF, Enrique García, la integración y el desarrollo de la región muestran su lado humano y participan activamente de la transformación de las comunidades al exaltar los valores éticos y morales de las sociedades, trascendiendo el ámbito económico.

La música mensaje sin fronteras

Los integrantes de la "Orquesta Sinfónica de Juventudes de los Países Andinos" vienen de todos los rincones de la geografía andina. Desde las capitales hasta los pueblos remotos, jóvenes músicos participaron en un exigente proceso de audición donde fueron seleccionados los integrantes (32 por país) de las cinco delegaciones que la conforman. Es difícil imaginarlo, pero José Adan Uraeza es una prueba fehaciente de ello. Este joven boliviano, tiene 16 años, toca viola y viene de la lejana Urubichá en la provincia cruceña de Guarayos. En su pueblo hay 4.000 habitantes, una iglesia y una escuela rural, no hay electricidad y en las noches, como él mismo señala, "no hay nada que hacer". No obstante, esto no ha sido impedimento para que José, junto a otros 300 pobladores aprendan y practiquen la interpretación de diversos instrumentos de manera autodidacta, con un gran nivel, pues él forma parte de la delegación boliviana que integra la orquesta. "Nunca pensé que podría ser seleccionado, A mí lo que más me gusta es la música y haber ido a Caracas fue como un sueño que se hizo realidad", expresa emocionado.

Aunque se saben afortunados por esta experiencia, estos jóvenes asumen plenamente su compromiso con los tiempos que les ha tocado vivir, es el caso del peruano Espartaco Lavalle, oriundo de Trujillo, para quien la composición es su forma de protesta. "En el Perú estamos como pisando en falso y mí manera de expresar esa sensación es a través de mis composiciones", expresa.

Largas y agotadoras jornadas de ensayo han sido necesarias para ensamblar a una agrupación musical de esta magnitud. Sin embargo, el entusiasmo está a flor de piel, así lo expresa el venezolano Dietrich Paredes, concertino de la orquesta: "Trabajamos mucho para poder estar acá, pero qué alegría da escucharla obra del país de uno tocada por los músicos de los países hermanos".

Promoviendo el desarrollo humano sostenible

Para la Corporación Andina de Fomento, la presentación de la "Orquesta Sinfónica de Juventudes de los Países Andinos" constituye la materialización de un sueño acariciado por varios años y una vía novedora para alcanzar sus objetivos en pro del desarrollo humano sostenible, tal como lo apunta Enrique García.

Por otra parte, en los últimos años la organización financiera se ha propuesto intensificar su actuación en la difusión de las manifestaciones artísticas latinoamericanas como vehículo para fortalecer la integración regional. Propósito para el que Botero se muestra entusiasta, "seguramente se consolidarán otras iniciativas similares, para hacer que el desarrollo sostenible llegue a la gente de una manera más directa apoyando otras áreas vinculadas a la educación, a la ciencia y la tecnología y a la inversión en la invaluable riqueza del capital humano que poseemos en nuestra región"