Micro emprendimiento, motor de la economía de América Latina
En América Latina solo el 25% de los microemprendedores son dinámicos y con capacidades de crecimiento, mientras que el 75% restante son "de subsistencia"
En los empresas hay que distinguir las pequeñas, las medianas, que tienen una estructura de 10 a 30 personas, y las grandes, que cuentan con 100 o más trabajadores. Son las primeras aquellas que emplean a pequeños grupos de personas; las que tienen más importancia para América Latina y son imprescindibles para su desarrollo. Al haber un incremento del empleo y de la productividad, se genera un motor que da más puestos de empleo donde se puede pagar más.
Para que una empresa tenga potencial de crecimiento se requieren tres ingredientes. El primero es que las empresas sean capaces de innovar tanto en diseño de nuevos productos como en nuevas metodologías de producción que baje los costos. Deben tener capacidad de explotar nuevos mercados, tanto domésticos como internacionales. Por último, deben buscar iniciativas para mejorar los gerenciamientos y la administración de sus unidades productivas.
¿Cómo saber que estamos ante una empresa de calidad o transformadora? Por su ocasión innovadora, que se traduce en un crecimiento en la productividad y el empleo conforme la empresa madura y que tiene que ver con el talento de la gente que está al frente de ella.
Las políticas públicas para emprendedores deben cubrir iniciativas para favorecer el talento empresarial así como darle acceso a éstos a la tecnología, recursos y ayuda financiera, así como promover iniciativas para fomentar la mano de obra. Estas políticas tiene un carácter social muy importante, pues es una ayuda a la subsistencia, que debe integrar tanto al jefe del hogar y su actividad económica, como al núcleo familiar, para que los jóvenes tenga incentivos y, en el futuro, tenga la posibilidad de tener un empleo formal.