Puntos calientes y prevención del delito
Reconocer la naturaleza espacial del crimen tiene claras implicaciones de política pública: si ciertos factores intrínsecos de los espacios geográficos son determinantes para que ocurra un crimen, una política de prevención focalizada en el espacio debería lograr una reducción del delito.
El acceso a datos geo-referenciados muestra la marcada concentración del crimen en pocos lugares, más conocido como "puntos calientes".
Para estudiar el fenómeno de los "puntos calientes" se analiza la información para cuatro ciudades de Colombia y el municipio Sucre del Distrito Metropolitano de Caracas, detallando para cada ciudad y tipo de delito el número de víctimas, el porcentaje de cuadras sin víctimas en todo el período y los porcentajes de cuadras que concentran el 50% y el 100% de las víctimas. Como referencia de contraste, se estudia el porcentaje de cuadras que concentrarían el 100% de los delitos si estos estuvieran distribuidos aleatoriamente en el espacio. De aquí se obtienen las siguientes conclusiones:
- Concentración espacial: en promedio, el 50% de los hurtos o robos a personas ocurre en solo el 7,1% de las cuadras, mientras que el 50% de los homicidios comunes ocurre en el 1,59% del total de cuadras. A su vez, si los crímenes se asignaran aleatoriamente entre las cuadras, el 100% de los hurtos y robos a personas en Barranquilla, por ejemplo, ocurrirían en el 16,7% de las cuadras, una diferencia de más del 75% respecto de la distribución observada.
- Puntos calientes con entornos libres de crimen; estables en el tiempo: en las ciudades de Colombia el 17% (el 30%) de las cuadras identificadas como puntos calientes de hurtos (lesiones) tienen entornos -entendidos como el conjunto de las 10 cuadras más cercanas al punto caliente- completamente libres de crimen. Por otro lado, cuadras muy peligrosas en un año suelen ser también cuadras de alta peligrosidad en años siguientes.
- Concentración temporal: suele encontrarse que los homicidios son más frecuentes en horas de la noche mientras que los hurtos son más comunes de día.
Cada celda espacio-tiempo tiene una configuración muy particular que determina su inclinación al crimen. Los elementos que le otorgan el potencial criminal a un lugar (en un momento dado) son de naturaleza muy variada: desde sus características topográficas, la actividad comercial y el flujo de transeúntes en determinada esquina hasta débiles lazos sociales entre vecinos o el descuido de los espacios públicos, entre otros.
Reconocer la naturaleza espacial del crimen tiene claras implicaciones de política pública: si ciertos factores intrínsecos de los espacios geográficos son determinantes para que ocurra un crimen, una política de prevención focalizada en el espacio debería lograr una reducción del delito.
El diseño de una estrategia tiene como punto de partidala confección y el mantenimiento de información geo-referenciadaque sirva de base para la identificación de puntos y momentos "calientes", apoyándose en métodos estadísticos y opiniones y sugerencias de las autoridades policiales o de los habitantes de la zona. El siguiente paso esentender qué factores hacen a estos espacios, y a ciertos momentos, más criminógenosque otros.
Focalizar espacialmente las intervenciones podría generar dudas sobre el desplazamiento del crimen de una calle o esquina a otra. No obstante, las evaluaciones de impacto muestran queademás de una reducción considerable del crimen en las áreas tratadas, la actividad criminal parece no desplazarse a áreas contiguas sino que, por el contrario,los beneficios parecen diseminarse a otras zonas, aunque de forma modesta.