Escuelas de cocina que cambian el mundo a través de la comida
En la localidad boliviana de El Alto, la gastronomía se transforma en agente de cambio para impulsar la inclusión social y laboral de jóvenes aymara, al mismo tiempo que se proyecta la cocina local a escala internacional
Con Melting Pot Bolivia la Iniciativa de Innovación Social CAF se suma a la construcción de un modelo que utiliza la gastronomía como polo innovador de turismo, desarrollo económico local e inclusión social y laboral en la comunidad de El Alto.
En las Escuelas de Cocina Manq´a jóvenes aymara entre 13 y 25 años se capacitan en cocina autóctona de la mano de expertos del Restaurante Gustu y del renombrado chef Claus Meyer, cofundador del famoso restaurante danés Noma, con el objetivo último de posicionar a nivel internacional la cocina local boliviana.
El modelo conecta varios eslabones de la cadena de valor, incluyendo a pequeños productores, prácticas agrícolas sostenibles, nutrición y seguridad alimentaria que beneficia de manera directa tanto a las familias de los estudiantes como a los habitantes de esta populosa ciudad aledaña a La Paz.
Hasta el momento se han abierto 3 escuelas: Santa Isabel, Primero de Mayo, Santa Rosa y próximamente una cuarta, Franz Tamayo, donde se forman unos 740 jóvenes. En paralelo, se impulsan 3 comedores comunitarios, donde los estudiantes ponen en práctica su aprendizaje, y que atienden a la comunidad brindando una dieta saludable con altos estándares de calidad a precios solidarios. Al mismo tiempo, se fortalece la sostenibilidad del proyecto ya que los ingresos generados se reinvierten en el buen funcionamiento de los centros de formación gastronómica.
Por otra parte, la integración de los pequeños productores del altiplano boliviano a esta iniciativa es un componente estratégico en términos de garantizar la frescura y abastecimiento de la materia prima con que se surten las escuelas y comedores, a la vez que se mejora la capacidad de producción e ingresos a las familias del campo.
Con miras al futuro cercano, se espera impactar positivamente en la salud y los hábitos de alimentación de la población alteña, al facilitar su acceso a alimentos nutritivos y de producción limpia e incentivar la demanda de productos orgánicos. En definitiva, que en torno a la actividad de las escuelas se genere un círculo virtuoso y amigable con el ambiente, mano de obra especializada, empleo productivo, educación financiera, fortalecimiento de la identidad cultural y desarrollo turístico gastronómico en un territorio que cada vez demanda mayores servicios.