América Latina: en busca de más empleos formales para jóvenes
Más de 15.000 jóvenes argentinos se benefician anualmente de un programa de empleo juvenil centrado en poblaciones vulnerables
La informalidad laboral en América Latina encuentra en los jóvenes de bajos recursos un caldo de cultivo preocupante: mientras a nivel regional el 47% de los trabajadores son informales, entre los jóvenes de familias vulnerables este porcentaje asciende al 60%.
Ante esta realidad, en los últimos años varios gobiernos de la región han desarrollado diferentes políticas públicas con el objetivo de generar más y mejores empleos para los jóvenes -se calcula que desde el 2008 se han creado más de 65 programas de capacitación laboral.
Dentro de las iniciativas que promueven la empleabilidad juvenil se encuentra el Programa Primer Paso (PPP), implementado por la provincia de Córdoba, Argentina, que busca mejorar los niveles de empleabilidad de los jóvenes de entre 16 y 25 años, y ofrecerles la oportunidad de una primera experiencia laboral formal.
El PPP, a diferencia de otras iniciativas, es un programa para aprendices que no requiere entrenamiento adicional al aprendizaje generado por la experiencia diaria de práctica. Los contratos son de 12 meses en jornadas de 20 horas, y los jóvenes reciben un salario por su trabajo, impulsado por un financiamiento público.
En 2012 el proceso de selección se realizó por medio de un sorteo, a través de la lotería pública, ya que la demanda excedió por mucho las vacantes disponibles. Esto permitió que el gobierno de la provincia, junto a CAF -banco de desarrollo de América Latina- llevara a cabo una evaluación experimental del impacto del programa.
Los individuos seleccionados formaron parte del grupo de tratamiento mientras que aquellos que no obtuvieron la oportunidad de participar en el PPP formaron parte del grupo control. Para la evaluación se realizaron grupos focales, entrevistas y una encuesta a 1.000 de los 24.000 postulantes del programa. Además, se utilizaron datos administrativos referidos al registro laboral formal y a las remuneraciones declaradas ante la autoridad tributaria nacional (AFIP).
Los resultados indican que el PPP genera importantes mejoras en la calidad de vida de los jóvenes. Un año después de haber terminado la pasantía, la fracción de aquellos beneficiados por el programa que se encontraban registrados como "trabajadores formales" era 40% superior a la de los no beneficiarios, además los primeros tenían salarios 6% más altos que lo no formaron parte del programa. Esto muestra que este tipo de programas pueden lograr beneficios importantes a corto plazo aun cuando existen importantes retos para mantener los efectos a largo plazo.