Cómo paliar los efectos de El Niño en el sector eléctrico latinoamericano
Para abordar una estrategia de gestión integral del riesgo en el sector eléctrico, es necesario conocer tanto la amenaza como la vulnerabilidad.
El fenómeno de El Niño consiste en la interacción de las aguas superficiales del océano pacífico tropical con la atmósfera y afecta los balances hídricos de la superficie hasta situaciones extremas. Para los países de América Latina continúa siendo un desafío la reducción de riesgo de desastres por amenazas naturales como El Niño y, su fenómeno subsecuente, La Niña.
Para abordar una estrategia de gestión integral del riesgo en el sector eléctrico es necesario conocer tanto la amenaza como la vulnerabilidad.
La amenaza es uno de los componentes del riesgo. Se refiere al evento natural que se puede presentar, por ejemplo, la crecida de un río, sequía severa entre otros. Es necesario conocer con antelación la intensidad, la celeridad de materialización y la extensión espacial, a fin de caracterizar lo que pudiese suceder.
La vulnerabilidad se refiere al grado de exposición a daños que un agente o sistema puede sufrir por la manifestación de una amenaza específica. La fragilidad de la infraestructura, las personas y el ambiente dependen de la probabilidad de ocurrencia de los fenómenos, las condiciones de vulnerabilidad en los aspectos institucionales, físicos, sociales, ecológicos y culturales. Es necesario para el planificador de gestión de riesgos conocer los distintos tipos de vulnerabilidad que se pueden presentar ante las amenazas que genera el fenómeno El Niño para prepararse ante su aparición.
La gestión integral del riesgo debe ser aplicada al sector eléctrico en tres etapas:
- Detección: esta etapa sirve para
realizar acciones preventivas antes de que se manifieste la
amenaza. Durante la etapa de detección, el sector energía eléctrica
debe identificar las áreas críticas, verificar los niveles de
exposición física de la infraestructura de generación,
transmisión y distribución, identificando los potenciales
impactos a las comunidades. Para ello, los tomadores de decisión
necesitan hacer seguimiento a ciertos indicadores
climáticos relacionados con la infraestructura energética
y las poblaciones interconectadas a la red, al igual que se deben
establecer nexos y mecanismos de comunicación interinstitucional
con las autoridades que potencialmente se involucrarán en atender
la crisis, llegado el momento.
- Máximo apogeo: en esta etapa los
esfuerzos deberán concentrarse en mitigar los efectos de la
crisis. Las autoridades de los países que son afectados
por el fenómeno ENOS, deben poner en marcha los planes y
estrategias levantados durante la etapa preventiva. Esto debe ir
acompañado con un plan de sensibilización y concientización
al público en general así como de la recolección de datos sobre los
eventos ocurridos. Actualmente,
Colombia, Perú y Ecuador se encuentran coordinando acciones
conjuntas para enfrentar esta etapa de El Niño.
- Aprendizaje: se debe desarrollar
un proceso de documentación y evaluación sobre el impacto de la
crisis, que permita extraer lecciones preventivas para futuras
manifestaciones del ENOS. Se pueden construir modelos de simulación
climática más complejos y realistas que ayuden a proyectar los
riesgos que corre el sector, e incorporarlos en el diseño de la
infraestructura recuperada, de forma de hacerla más
resiliente.