América Latina: en busca de un crecimiento bajo en emisiones
América Latina deberá aprovechar el financiamiento verde para lograr un crecimiento menos dependiente de los combustibles fósiles, los máximos responsables de las emisiones de carbono
El 28 de enero se celebró el Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de CO2, una fecha que pretende concienciar a los países para que rompan su dependencia a los combustibles fósiles e inicien una transición ordenada hacia economías limpias y menos carbono-dependientes.
La urgencia es evidente: si no se actúa ahora, el planeta deberá enfrentar los peores efectos del cambio climático, como el aumento de sequías y del nivel de los océanos o una mayor virulencia de los fenómenos naturales extremos.
Las medidas para evitar estos presagios, coinciden los expertos, pasan por aumentar las inversiones en acciones que conduzcan a economías menos intensivas en emisiones de gases de efecto invernadero. En este escenario, América Latina debe prepararse para aprovechar mejor las oportunidades presentadas por el financiamiento verde internacional.
Son varias las empresas que se han adelantado y han incorporado dentro de su planificación financiera las externalidades ambientales para establecer el costo del carbono que emiten en sus operaciones.
Por el lado de los gobiernos, el impuesto al carbono, instrumento ya implementado en países como Chile, México, Costa Rica y Colombia, incentiva la reducción de la intensidad energética, el desarrollo de nuevas tecnologías y energías limpias y facilita sistemas de medición, reporte y verificación de emisiones de gases de efecto invernadero.
Adicionalmente, los sistemas fiscalesque buscan asignar precio al carbonose presentan como una de las estrategias más eficientes para responder al cambio climático y para alcanzar un desarrollo sustentable y bajo en emisiones.
"Está comprobado que las inversiones verdes, que deben contribuir a un cambio de paradigma de los sistemas productivos, son rentables tanto a nivel económico como social. Lo más importante es que las empresas del sector eléctrico e industrial vean en la reducción de emisiones oportunidades de inversión en proyectos costo - efectivos y negocios verdes y que no sean percibidos como barreras", explica Ligia Castro, directora corporativa de Ambiente y Cambio Climático de CAF.
La buena noticia es que durante la Cumbre de Cambio Climático (COP 22) de Marraquech se acordó poner en práctica nuevas políticas internacionales que permiten potenciar el financiamiento verde a nivel global. Además, actualmente varios países se encuentran trabajando para el desarrollo de un mercado de carbono. Por su parte, la Alianza del Pacífico, integrada por Chile, Colombia, México y Perú, ha anunciado su intención de crear un mercado común de carbono.
A día de hoy 32 países de la región han presentado sus intenciones de NDC (contribuciones nacionales, por sus siglas en inglés), incluyendo metas de reducción de emisiones, y en la mayoría de los casos también metas de adaptación al cambio climático. Uno de los principales retos para Latinoamérica es traducir dichas metas en planes de inversiones y estructurar proyectos y programas ambiciosos para acceder a fuentes de financiamiento climático, como el Fondo Verde para el Clima.
"Estamos en el momento idóneo para aprovechar el financiamiento verde internacional y lograr implementar acciones que nos ayuden a convertirnos en una región competitiva, baja en emisiones y líder en gestión ambiental", sostiene Castro.
Según la experta, los planes de inversión para frenar el cambio climático deberán tener presente el desarrollo y mejora de las infraestructuras, que son responsables del 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Esta razón es más que suficiente para que gobiernos, organismos multilaterales e inversores privados apuesten por infraestructuras sostenibles con el objetivo de potenciar el crecimiento económico y adaptarse a los riesgos asociados al cambio climático.
La velocidad con la que se han ratificado el Acuerdo de París demuestra el importante compromiso que está tomando la comunidad internacional para responder al apremiante reto del cambio climático. Ahora es el momento de llevar este trabajo al siguiente nivel y recabar los fondos necesarios para enfrentar con garantías uno de los retos más determinantes de la historia.