Cochabamba define metas para un crecimiento bajo en carbono y resiliente
El Proyecto Huella de Ciudades en Bolivia, ejecutó su cuarta fase entre febrero y noviembre de este año en Cochabamba y El Alto, para promover el desarrollo urbano bajo en carbono y resiliente al clima, a través del uso de la Huella de Carbono (HC) y la Huella Hídrica (HH) como herramientas de gestión del cambio climático de las ciudades.
La investigación se realizó como parte de un proyecto que involucra a 14 ciudades de América Latina, y que en Bolivia incluye también a La Paz, El Alto y Tarija, tomando en cuenta que las ciudades son las responsables del 70% de la emisión de gases de efecto invernadero y que el cambio climático debe estar presente en la planificación urbana.
Los representantes del Municipio de Cochabamba presentaron el 19 de noviembre del 2018 los resultados de la medición que ayudará a las autoridades locales a tomar decisiones con el fin de limitar sus emisiones y asegurar un desarrollo sostenible de su territorio; contribuyendo asimismo a los compromisos derivados del Acuerdo de Paris y otros compromisos internacionales como el Pacto Global de Alcaldes y la Agenda 2030
Según los resultados presentados, el transporte aporta con un 57 % de los gases contaminantes a la Huella de Carbono (HC) debido al elevado número de vehículos que transitan en la ciudad y al flujo de los viajes entre los municipios y departamentos, que atraviesan esa zona del país. El porcentaje se explica por el consumo de gas natural vehicular (GNV), gasolina y diésel.
Durante el evento de presentación de estos resultados, Gladis Genua, representante de CAF en Bolivia, presentó la agenda de la Institución en ciudades y cambio climático, y manifestó la voluntad de la institución de seguir apoyando al Gobierno Municipal de Cochabamba en sus esfuerzos para lograr un crecimiento sustentable, bajo en emisiones y resiliente al cambio climático.
En el proyecto Huella de Ciudades, CAF trabaja en sociedad con CDKN-Alianza Clima y Desarrollo, la Agencia Francesa de Desarrollo y la Fundación Futuro Latinoamericano, y su ejecución estuvo a cargo de la empresa de Servicios Ambientas SA (Sasa).