El hijo nace con el pan bajo el brazo, pero no del salario de su madre
Visiones del Desarrollo es una sección promovida por CAF -banco de desarrollo de América Latina- que analiza los principales temas del desarrollo de la región. Los artículos que contiene se publican simultáneamente en Página Siete (BO). Portafolio (CO), La Nación (CR), El Comercio (EC), La Prensa (PA), ABC Color (PY), El Comercio (PE), El País (UY), El Nacional (VE).
El esfuerzo de millones de mujeres para abrirse camino en el mercado laboral se ha visto amenazado por la pandemia. En 2020, un total de 14,3 millones de mujeres en América Latina quedaron desempleadas, 1,7 millones más respecto a las 12,6 millones de 2019, según cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El panorama es igual de dramático a nivel mundial debido a que la contracción del empleo femenino fue del 5% frente al 3,9% del empleo masculino; sumado a la advertencia de la OIT, en un reciente informe, sobre el aumento de las responsabilidades domésticas derivadas del confinamiento por la crisis que ha planteado el riesgo de un “retorno a lo convencional” con respecto a los roles de género.
ONU Mujeres también enciende las alarmas al señalar que el progreso en el acceso de las mujeres al trabajo remunerado se ha detenido en los últimos 20 años. Menos de dos tercios de las mujeres (62%) de entre 25 y 54 años de edad forman parte de la población activa, frente a más de nueve de cada diez (93%) hombres.
“En 2020, como promedio mundial, las mujeres representaban el 4,4% de los cargos de dirección general, lo que representa tan sólo el 16,9% de los puestos en consejos de administración, apenas el 25% de los escaños en los parlamentos nacionales y suponían solamente un 13% del total de las personas involucradas en negociaciones de paz”, afirmó la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka.
Maternidad y empleo
A la coyuntura sanitaria y sus efectos en la economía se suma una barrera estructural: la maternidad. Un estudio de CAF -banco de desarrollo de América Latina, revela que la maternidad reduce la oferta de mano de obra femenina y favorece las opciones ocupacionales hacia trabajos más flexibles con tiempo parcial, autoempleo y la informalidad. Además, estos efectos, que se producen inmediatamente después del parto y, no desaparecen a medio o largo plazo.
El estudio, que analiza trayectorias laborales de madres y padres en Chile, México, Perú y Uruguay, evidencia que el nacimiento del primer hijo fomenta las ocupaciones que permiten una mayor flexibilidad horaria entre las mujeres, no así entre los hombres. Por ejemplo, la maternidad aumenta la tasa de empleo a tiempo parcial de las madres entre un 16% y un 29% en el mediano plazo, dependiendo del país, y hasta un 43% en el más largo plazo.
“La llegada del primer hijo dispara un importante aumento en las tasas de autoempleo y de informalidad laboral para las madres, pero no para los padres. En el mediano plazo, las tasas de autoempleo para las madres se mantienen entre un 17% y un 42% por encima de la situación previa al nacimiento de los hijos, mientras que la informalidad aumenta entre un 16% y un 50%, dependiendo del país analizado”, afirma Dolores de la Mata, ejecutiva principal de CAF y coautora del informe.
El estudio muestra que en aquellos países en donde las normas sociales sobre los roles de género son más igualitarias o en donde existen mejores políticas de conciliación laboral-familiar, la participación laboral de las madres tiende a ser más parecida a la de las no madres, es decir, reducen el costo de la maternidad en el mercado laboral.
“El fomento de políticas que promuevan la corresponsabilidad en el hogar, así como aquellas que permitan una mayor conciliación de la vida familiar y laboral son pilares fundamentales para promover la participación laboral de las mujeres, mejorar la calidad de los empleos femeninos y reducir las brechas de género en salarios”, añade Dolores de la Mata.
Antes de la pandemia ya era complicado para una mujer acceder al mercado laboral, y a las que lo lograban, tener un hijo no les garantizaba mantener un trabajo de tiempo completo, lo cual las lleva a empleos de tiempo parcial o la informalidad. La crisis del último año ha desbalanceado aún más esta balanza que sólo con compromiso social y políticas efectivas puede llegar a equilibrarse en el mediano plazo.