Financiamiento climático, fuente para el desarrollo sostenible y conservación
Latinoamérica enfrenta retos enormes para lograr fortalecer sus economías nacionales y migrar a economías bajas en carbono y resilientes al cambio climático.
Este artículo también se publicó en la revista EKOS.
Latinoamérica enfrenta retos enormes para lograr fortalecer sus economías nacionales y migrar a economías bajas en carbono y resilientes al cambio climático. Si bien tiene un capital natural sobresaliente a nivel global (abundancia de recursos hídricos, basta biodiversidad y grandes stocks pesqueros, por ejemplo), existe una inequidad social profunda y una falta de conocimiento acerca de cómo aprovechar mejor esos recursos para mejorar la calidad de vida de todos sus habitantes.
Durante el año 2015 hubo avances significativos que se plasmaron en acuerdos internacionales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el 2030 (ODS), o el Acuerdo de París sobre Cambio Climático. Sin embargo, la región debe avanzar para concretar una nueva visión de desarrollo sostenible, y trabajar, por ejemplo, para cumplir con el Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020, plasmado en las Metas de Aichi, el cual representa un marco de acción de 10 años para todos los países y partes pertinentes para salvar la diversidad biológica y maximizar sus beneficios para la población.
La movilización de recursos para cumplir con los ODS y el Acuerdo de París demandan aproximadamente USD 51.000 millones para los 10 países latinoamericanos incluidos en los cálculos del Banco Mundial. Por ello, resulta prioritario para los países de la región conocer dónde están las fuentes de financiamiento necesarias para concretar el desarrollo sostenible y cómo acceder a ellas.
En este sentido, CAF -banco de desarrollo de América Latina- como institución que apoya la promoción y consolidación de iniciativas de mitigación y adaptación al cambio climático, se acreditó en el año 2015 como agencia de implementación del Fondo Verde del Clima (GCF, por sus siglas en inglés), del Fondo de Adaptación y del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés), con el objetivo de gestionar recursos hacia la región.
Pero además de conocer las fuentes de financiamiento, es importante identificar proyectos de conservación y desarrollo sostenible, que puedan tener opción de financiamiento verde y climático. El papel de empresarios, academia, institutos de investigación, ONGs, coordinado de cerca por el sector público, será decisivo para lograr recabar los fondos necesarios e implementar eficientemente iniciativas climáticas que nos lleven a economías menos dependientes de las energías fósiles.
En febrero 2017, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) publicó el informe “Financiamiento para el cambio climático en América Latina y el Caribe en 2015”, que recalca que el financiamiento climático en Latinoamérica fue de unos USD 20.000 millones, y que de los aportes de los bancos multilaterales, CAF y BID concentraron más de 5.000 millones durante el 2017. CAF reportó USD 2.848 millones y el 37% de este monto financió inversiones en adaptación al cambio climático, principalmente en Ecuador, Argentina y Perú, lo que lo convirtió en el multilateral con mayor financiamiento para reducir vulnerabilidades al cambio climático en Latinoamérica.
El camino por recorrer es largo, pero todos los actores redoblan esfuerzos para apoyar la transición del sistema financiero regional y canalizar más recursos verdes y climáticos para lograr una economía baja en carbono y resiliente al cambio climático.