Carreteras, cambio climático y medidas de adaptación
Necesitamos nuevas previsiones que tengan en cuenta indicadores relacionados con la variabilidad y cambio en el clima.
Siempre ha existido una estrecha relación entre el clima y la infraestructura vial; históricamente, el diseño de carreteras ha tenido en cuenta las condiciones climáticas como la precipitación, el viento o la temperatura. Por ejemplo, el diseño del drenaje considera posibles precipitaciones, y el cálculo de los puentes tiene en cuenta las cargas de viento.
No obstante, los cambios acelerados que se están produciendo en las variables climáticas -que han generado grandes pérdidas en el sector del transporte en América Latina y El Caribe- hace que nos preguntemos si la ingeniería con la que estamos diseñando las vías es adecuada, y si estamos siendo realistas con los estándares de inversión en este tipo de infraestructuras.
Numerosas investigaciones han mostrado que el cambio del clima potencia los fenómenos atmosféricos y aumenta la frecuencia de eventos hidrometeorológicos extremos. En particular, la región se caracteriza por registrar eventos extremos intensos y frecuentes sobre áreas de alta vulnerabilidad, originada en una geología compleja (cordillera de los Andes/Amazonía), el deterioro de las cuencas y ecosistemas en general.
Esto muestra que actualmente necesitamos nuevas previsiones que tengan en cuenta indicadores relacionados con la variabilidad y cambio en el clima, superando la utilización tradicional de los registros meteorológicos y considerando las previsiones futuras (para los próximos 20-70 años), con las estimaciones de la incidencia del cambio climático.
Las necesidades de adaptación a las nuevas condiciones requerirán, en la mayor parte de los casos, un costo adicional, cuya rentabilidad económica deberá valorarse junto con los beneficios obtenidos de la reducción de los impactos en la red viaria.
Lo que parece obvio es que si la planificación y el diseño de la infraestructura vial siguen realizándose de la misma forma y sin tener en cuenta estas nuevas condiciones, es muy probable que no logren superar la vida útil para las cuales fueron diseñadas. La consecuencia de esto es que la sostenibilidad de la infraestructura y la eficiencia económica de las inversiones pueden ponerse en duda.
Con la intención de aportar soluciones que deriven en carreteras adaptadas al clima, en CAF publicamos la “Guía de buenas prácticas para la adaptación de las carreteras al clima”, una publicación que contiene ejemplos, acciones y medidas de buenas prácticas que pueden ser de utilidad para aplicar a los proyectos de carreteras.
El documento contempla tanto las carreteras de nueva construcción como la red de carreteras en servicio y propone medidas de adaptación desde dos puntos de vista complementarios: la planificación estratégica, que supone la creación de un marco apropiado a nivel institucional, legal y social que permita la implantación de las medidas de adaptación; y las medidas específicaspara su aplicación a los proyectos.
Tenemos que ver la nueva realidad climática como una oportunidad para incorporar cambios largamente aplazados con el fin de revisar los procesos de planificación, diseño, construcción y mantenimiento de los proyectos de carreteras en la Región, en muchos casos desarrollados con bajos estándares técnicos en su definición e implementación.
En este sentido podría ser de interés trabajar en líneas de acción orientadas a:
1) la revisión de los criterios que se aplican para la toma de decisiones durante la evaluación de las inversiones, donde deberían incluirse variables que tengan en cuenta la incidencia de las nuevas condiciones del clima y la complejidad geológica;
2) la creación de fondos que permitan implementar las medidas de adaptación al clima en proyectos de carreteras, y no sólo trabajar en líneas destinadas a atender las emergencias por desastres naturales (medidas de acción preventiva versus medidas de acción correctiva);
3) profundizar en el conocimiento del impacto del cambio climático y su incidencia sobre la infraestructura vial. Ante la falta de información acerca de la implicación de no actuar en el ámbito de la adaptación al cambio climático, es necesario avanzar en la identificación de los riesgos asociados, impactos económicos, análisis de los posibles escenarios de actuación, valoración de la rentabilidad de las actuaciones (incluyendo el costo de no actuar), posibilidades de financiación, etc.
Esta contribución al desarrollo de proyectos viales es sólo el principio; queda un largo camino por recorrer. La carretera no es sólo la infraestructura que vertebra los territorios y genera cohesión social, sino la plataforma física sobre la que se apoyan sectores productivos tan importantes como la logística, el turismo y la agroindustria, de ahí la importancia de contar con redes viales competitivas y fiables.