Clusters como espacios de construcción de resiliencia: Aprendizajes de la pandemia
En circunstancias particularmente retadoras para el desempeño empresarial óptimo, tales como las que se han suscitado a partir de la pandemia del COVID-19, se han hecho aún más evidentes las virtudes de los espacios de integración productiva, en la construcción de competitividad, y ahora, también de resiliencia empresarial.
Los espacios de integración productiva pueden estar referidos a clusters, encadenamientos productivos, y otras modalidades de agrupación empresarial con un alto grado de formalidad y claridad en la agenda estratégica compartida. Estos espacios tienen como propósito coordinar acciones para el incremento de la productividad y competitividad colectiva de las unidades empresariales e institucionales que los conforman. En particular los clusters han producido evidencias claras de las ventajas que ofrecen a las empresas para transitar momentos difíciles y salir fortalecidas.
En los meses recientes, hemos observado cómo sectores afectados negativamente por las medidas de contención del COVID-19, tales como el turismo, han sido capaces de desarrollar mecanismos para mantener y fortalecer la preferencia en sus segmentos objetivo, al ser parte de clusters. Una expresión de estos mecanismos es la estrategia de promoción conjunta que hace evidente la preparación de los destinos y establecimientos, así como la renovación de la oferta de valor, para volver a operar bajo nuevas prácticas que garanticen la seguridad y salud en la nueva normalidad.
Por ejemplo, el Cluster Turismo de Galicia, ha coordinado una agenda de innovación en experiencias más enfocadas en locaciones distantes de centros altamente poblados, y ha desarrollado una estrategia conjunta de promoción enfocada en localidades de una proximidad no mayor a las 5 horas de distancia en automóvil. Asimismo, este espacio de trabajo conjunto ha motorizado, en coordinación con el sector público, el levantamiento de importantes inversiones para garantizar la adaptación de las experiencias a la nueva normalidad.
Por otro lado, en sectores que han sido sorprendidos por un considerable incremento en la demanda, ha sido posible motorizar actividades conexas con mayor efectividad en conglomerados empresariales previamente coordinados. Es el caso del sector salud. En la medida en que se incrementa la actividad del mismo, lo hace también la demanda de insumos.
Colombia ha dado lugar a un ejemplo claro en este sentido, debido a que la existencia previa de los clusters de Excelencia Clínica y Sistema Moda del Valle del Cauca, hizo posible el desarrollo de una estrategia de respuesta inmediata conjunta, a través del desarrollo acelerado de una línea de insumos médicos, que ha logrado compensar en importante medida la merma de la demanda habitual del sector textil. Otras capacidades colectivas previas, tales como el intercambio de conocimiento y la capacidad de innovación, han facilitado la respuesta a la crisis en la medida en que han suscitado nuevos espacios virtuales para la atención médica.
Es posible observar que estos espacios de integración productiva son, entonces, palancas importantes para el desarrollo competitivo en circunstancias normales, pero su importancia se incrementa en la adversidad, debido a que facilita la coordinación y el posicionamiento para la identificación e implementación de soluciones y nuevas oportunidades, disminuyendo las posibilidades de desaparición de las empresas afiliadas.