El Hidrógeno y su relación con energías renovables y sus excedentes
Era el año 2000 y en los medios impresos y seminarios de energía hablaban sobre consolidar las energías renovables. Había grandes debates sobre el futuro del petróleo, cumbres sobre el clima, así como también el incidente de Chernóbil estaba todavía presente. Veinte años han transcurrido y las energías renovables como la eólica y la solar se han consolidado.
Hoy en día cuando se habla del hidrógeno quizás estamos como hace 20 años con las energías renovables, algunos son escépticos, pero también hay muchos técnicos y emprendedores que apuestan y hablan sobre esta tecnología que seguramente se consolidará en los próximos 15 o 20 años o tal vez antes considerando que la tecnología avanza a un ritmo vertiginoso.
Muchos se preguntarán: ¿Y porqué el hidrógeno? La primera respuesta ante esta interrogante y desde una perspectiva tecnicista sería: “Porque es un combustible limpio además produce mayor energía por kilo que cualquier otro”. Además, juega a su favor la disponibilidad de este elemento, que, si bien no está en estado natural como el caso del petróleo o del carbón, se puede obtener mediante procesos químicos partiendo como insumo principal el agua si aplicamos el método de obtención por electrólisis, aunque actualmente el hidrógeno se obtiene de los hidrocarburos especialmente del gas natural, existiendo también desarrollos de obtención mediante la energía solar.
Al respecto, especialistas en la temática realizan una clasificación por colores los cuales se asignan en función del método utilizado para su obtención. Para ilustrar la misma a continuación se presentan algunos ejemplos:
- Hidrógeno verde producido por electrólisis del agua mediante energías renovables, su nombre está asociado a cero emisiones
- Hidrógeno gris, actualmente el de mayor producción y que utiliza combustibles fósiles para su producción emitiendo en este proceso CO2
- Hidrógeno azul es el mismo anterior pero aquí, si se produce una captura de CO2 exactamente igual a la que se realiza actualmente en las centrales térmicas a gas natural o ciclo combinado.
- Hidrógeno morado es el que se obtiene por la electricidad producida por las centrales nucleares, considerando que a pesar de ser la energía nuclear una energía limpia, presenta riesgos ambientales
- Hidrógeno marrón o negro producto del color del carbón con el que se produzca la electricidad.
Por el lado de las aplicaciones en el sector energético, el abanico es diverso ya que el hidrógeno verde y el azul se están posicionado mundialmente como una tecnología clave para alcanzar objetivos de descarbonización, en particular en sectores con alta demanda energética tales como industrias (refinería, químicos, fertilizantes, metanol, aceros, minería, cemento…) y transporte pesado (camiones y buses de larga distancia, trenes, barcos y posiblemente aviones a más largo plazo).
Esta versatilidad y amplitud ha generado incentivos que rebasaron incluso las limitaciones impuestas por el COVID-19, experimentándose avances significativos en varios países de Europa y Asia. Por ejemplo, Alemania anunció unos meses atrás inversiones por 9,000 millones de euros enfocados en el hidrógeno verde; Francia anunció en septiembre una inversión de 7,000 millones de euros para los 10 próximos años integralmente enfocada en estas tecnologías, con 2,000 millones de euros invertidos en los próximos 12 meses. La Comisión Europea anunció que el hidrógeno verde y azul serán uno de los pilares de su nueva estrategia de crecimiento verde (“Green Deal”) post-COVID. También anunció sus expectativas de ver el mercado europeo del hidrógeno pasar de 2,000 millones de euros en 2020 a 140,000 millones de euros al 2030. De igual manera Japón, Corea del Sur y China vienen apostando en este nuevo sector de fuerte crecimiento.
En Latinoamérica varios países han entendido el enorme potencial del hidrógeno verde, no solo como una tecnología para ser incluida en su arsenal de estrategias de descarbonización, sino también como una oportunidad para valorizar los masivos excedentes de producción eléctrica intermitente que acompañaran el rápido crecimiento de la capacidad renovable, usando hidrógeno como vector energético de exportación de energía limpia. Siguiendo el ejemplo de sus pares de Europa, California, Japón, Corea del Sur y China, gobiernos de la región empiezan a explorar el potencial de este energético y han identificado la necesidad de construir una estrategia nacional del hidrógeno como uno de los primeros pasos para el desarrollo de la tecnología a nivel país.
Chile, quien se viene posicionando como líder regional, será el primer país en tener una Estrategia Nacional, la cual se espera que sea presentada a finales del 2020. En Costa Rica, con un fuerte apoyo del sector privado y del Banco Interamericano de Desarrollo, se están dando pasos en esta dirección, incluyendo un mapa de ruta para el hidrógeno verde en el sector de transporte. México también está trabajando activamente en el tema, cuantificando potenciales de mercado y explorando proyectos prioritarios. En Colombia se prepara una licitación para un estudio de definición de una Estrategia Nacional. Uruguay también está interesado en desarrollar estas tecnologías, y trabaja en este sentido para convertirse en un exportador de energía renovable en forma de hidrógeno verde en la próxima década, dado que el potencial renovable del país es capaz de cubrir su demanda interna con creces, generando importantes excedentes eléctricos y aprovechando el momento de bajos costos eléctricos con los que se podría producir hidrógeno.
En todos los casos expuestos para la región, el desafío será a estudiar si los precios por ahora resultan o no competitivos, así como también emprender con rapidez con el desarrollo de regulaciones, normativas, incentivos, mecanismos financieros y adopción tecnológica que viabilicen su posterior implementación.