Las mujeres deben tener un rol activo en la gestión del agua
Una buena gestión del agua permitiría que las mujeres de América Latina pudieran acceder a más y mejores oportunidades
Las desigualdades de género en América Latina son visibles en prácticamente todas las esferas de la sociedad: desde la poca representación en instituciones públicas y en puestos gerenciales de empresas privadas, hasta el empleo en trabajos menos cualificados o menores niveles de educación financiera.
Y el sector del agua no es la excepción: especialmente en las zonas rurales y entre poblaciones vulnerables, las mujeres suelen dedicar buena parte de su tiempo a actividades cotidianas relacionadas con el uso doméstico del agua -como preparar comida, lavar ropa, higiene o huertos caseros-, cuando podrían invertirlo en generar ingresos propios o en capacitarse.
Es por esto que una gestión más eficiente de los recursos hídricos no solo mejoraría las condiciones de vida de los habitantes de la región, sino que también daría más oportunidades a las mujeres, que son el grupo más afectado por la escasez y la ineficiencia de los servicios de agua.
Aumentar el empoderamiento de las mujeres en la toma de decisiones relacionadas con la gestión del agua para sus diversos usos es, por un lado, un elemento clave en el camino para lograr la equidad de género y, por otro, algo esencial para el abastecimiento, gestión y conservación del agua en la región.
Para asegurar condiciones más equitativas en la gestión y en el acceso al agua será imprescindible aumentar la inclusión de las mujeres en puestos de toma de decisiones dentro de los sistemas de gestión del recurso hídrico, de forma que se garantice la protección de sus derechos particulares.
En líneas generales, hombres y mujeres muestran diferentes prioridades en relación al uso de servicios de agua y saneamiento. En el hogar, por ejemplo, poseen distintas responsabilidades y necesidades en cuanto a la higiene personal y a las labores de la casa que requieren del acceso al agua.
Mucho potencial
América Latina actualmente cuenta con el 28% de la tierra con potencial para la agricultura y la tercera parte del agua dulce del planeta, condiciones que la ubican en una posición privilegiada para incrementar la producción de alimentos. En este caso también se demuestra que la equidad de género ayudaría a desatar el potencial de la región, ya que las mujeres representan la mitad de la mano de obra en la producción agrícola y tienen un rol muy importante en la agricultura familiar de subsistencia.
Entre los esfuerzos para fomentar una gestión inclusiva y equitativa del agua, CAF apoya el desarrollo de intervenciones que implementan estrategias de género focalizadas en las poblaciones más vulnerables. Este es el caso del programa Mi Agua, en Bolivia, que prevé un seguimiento a los distintos proyectos para identificar la participación de la mujer durante la ejecución de las obras, así como talleres de sensibilización y capacitación para incorporar la perspectiva de género en los proyectos.
Cerrar las brechas entre hombres y mujeres para acceder a oportunidades y competencias de forma igualitaria resulta indispensable para que América Latina avance en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, tomando en cuenta que es la región con mayor desigualdad de género.
El empoderamiento productivo de la mujer en sectores estratégicos como el de agua y saneamiento forma parte fundamental de la estrategia de CAF para alcanzar el desarrollo y la integración en América Latina.